Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
Amé fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
--Amado Nervo--
Por cierto, ¿Sabíais que el sonido y la luz nos llegan al cerebro a velocidades distintas? Acordaos que la luz (300.000 kilómetros por segundo) es infinitamente más veloz que el sonido (340 metros por segundo). Lo podemos comprobar con el rayo y el trueno; bien, pues el menda (cerebro) es capaz de eliminar las enormes diferencias y hacer que todo, imagen y sonido, nos llegue a la vez, ¡¡Qué tío!!..
Otra cosa descojonante es cómo almacena el cerebro nuestra memoria; es extrañamente peculiar e inconexo. Nuestra mente descompone cada recuerdo en sus partes integrantes, es decir lo desguaza en: nombres, caras, ubicaciones, contextos, cómo se percibe el tacto, el olor etc. etc. y envía dichas partes a lugares distintos; luego, cuando volvemos a necesitar el conjunto, las recupera y reagrupa.
Es decir, que un solo pensamiento o recuerdo fugaz puede movilizar a millones de neuronas dispersas por el cerebro. No es de extrañar, pues, que a veces confundamos los detalles.
El resultado de todo esto es que la memoria no es algo inmutable y fijo sino que la podemos alterar cada vez que recordamos. Conste que también esto lo hace, el tipo (cerebro) en beneficio nuestro; pretende dulcificar los recuerdos..
En fin, qué cosas.
Joaquín
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