viernes, 26 de enero de 2018

Cuando el sexo es poesía



¿Y tú me lo preguntas? Poesía.., eres tú. 
--Bécquer-- 

 

Leí ayer en un periódico una noticia curiosa; una noticia que, apuesto, a todos nos haría sonreír nada más echarle un vistazo; decía: Un joven inglés de vacaciones en Francia, mientras tomaba unas cervezas en un terraza de Niza, sufrió una erección, soberbia y repentina, pero interminable...
Sin venir a cuento ni mediar nada erótico, seguía diciendo el texto, la cosa del joven no bajaba.. Tanto duró la dureza de la cosa que después de diez horas seguidas tuvieron que ingresarlo en urgencias con el pene enfanecído y en plena ebullición..  Una entrada ininterrumpida de sangre hacía que el miembro no bajara los humos.. Los médicos tuvieron que hacerle una pequeña incisión en la parte inferior del mismo, con lo que el joven quedó aliviado, librándose así de una más que posible esterilidad..
Para el que no lo sepa o tenga dudas razonables, Priapo era el dios griego de la fertilidad. Habitualmente se le representaba con un falo enorme. De hecho, existe en el hombre una especie de enfermedad, o digamos gran malestar a la que se le denomina Priapismo y se da cuando, por algún motivo de excitación debido principalmente al consumo de drogas u otros alucinógenos, el pene entra en erección permanente durante tres o cuatro horas seguidas (o más) causando al afectado grandes molestias y desesperación.
De Venus creo que no hace falta explicar mucho. Todos sabemos que era la diosa romana de la belleza, la fertilidad y el amor. Su equivalente en la mitología griega sería Afrodita. Por otra parte a nadie se le escapa que, “Monte de Venus” se le denomina a la parte visible de la vulva de la mujer, incluidos hendidura central, labios mayores y menores, y hasta el clítoris.
Una vez expuestos los preámbulos y para que nadie pretextara desconocimiento en estos sensibles asuntos, confieso que no conocía el poema del que quiero hablar, y alabar.  Lo leí por primera vez hace unos días ojeando un librito de poesía del gran Rafael Alberti., su autor. He de decirles al respecto que nunca consideré a Alberti uno de los grandes contemporáneos, pero estoy empezando a reconsiderar esa actitud. 
En relación al poema, del que trata básicamente el articulo, si lo leen hasta el final verán que es una soberbia metáfora del acto sexual más genuino y habitual entre un hombre y una mujer. Jamás he visto una manera más hermosa de describir, paso a paso, una penetración vaginal por un pene hasta la apoteosis final. Y conste que no es una narración grosera ni pornográfica, todo lo contrario, es edulcorar con bellísimas palabras la culminación de un hecho tan natural como es la cópula, con o sin reproducción, entre dos seres humanos. Si además hay amor por el medio, pues miel sobre hojuelas. 
Imagino que a muchos y a muchas les sorprenderá como a mí, sobre todo por desconocimiento, la belleza de estos versos, así como la maestría narradora y descriptiva de su autor. Disfrútenlo... 


Diálogo entre Priapo (pene masculino) y Venus (vagina de mujer, y alrededores)


Príapo:
...Despierta, sí, cerrada
caverna de coral. Voy por tus breñas,
cabeceante, ciego, perseguido.
Ábrete a mi llamada,
al mismo sueño que en tu gruta sueñas.
Tus rojas furias sueltas me han mordido.
¿Me escuchas en lo oscuro?
sediento, he jadeado las colinas
y descendido al valle donde empieza
el caminar más duro,
pues todo, aunque cabellos, son espinas,
montes allí rizados de maleza.
¿Duermes aún? ¿No sientes
cómo mi flor, brillante y ruborosa
la piel, extensa y alta se desnuda,
y con labios calientes
coral los tuyos y los míos rosa—
besa la noche de tus labios muda?
¡Despierta!...
Venus:
¿Quién me nombra?
¿quién persigue mis óleos seminales,
quién mi gruta de sombra
y navegar oculto mis canales?
Príapo:
Quien solamente puede y se desvela,
levantado por ti, de noche y día,
se atiranta en candela
y no se dobla hasta que el mar lo enfría
¡Deja que te contemple!
Venus:
Que te mire
déjame a mí también.? Siempre eres bello!
Príapo:
¡Déjame que en tus selvas te respire!
Venus:
¡Que me despeine en tu robusto cuello!
Príapo:
¿Por qué dormías?
Venus:
Todo era fingido.
Mi dormir no era más que desearte.
Tú alzas mi sueño cuando estás dormido.
Nací tan sólo para levantarte.
Príapo:
¡Oh noche clara!
Venus:
¡Oh clara luna llena!
¡Rayo directo que me inundas!
Príapo:
Eres taza de espuma azul,
concha marina,
alga abierta en la arena,
paraíso de sal de las mujeres
secreto erizo que en la mar trasmina.
Golfo nocturno, ábrete a mí, bañadas
del más cálido aliento tus riberas.
Sabes a mosto submarino, a olas
en vivientes moluscos despeñadas,
a tajamares, soles de escolleras
ya rumor de perdidas caracolas.
Sabes también...
Venus:
Repósate un momento...
Príapo:
El reposar es mi mayor tristeza.
Venus:
También yo quiero repetir al viento
toda mi admiración por tu grandeza.
Príapo:
Hincho las velas. Habla.
Venus:
Eres trinquete,
palo mesana,,torre indagadora
y, ardido del más rojo gallardete,
cresta de gallo al despuntar la aurora.
Sales de un bosque, lanza o jabalina.
Redondos aramboles, de espejuelos
te alumbran cuando cazas.
Pende en los dos la gloria masculina.
Llenas las nubes, los cargados cielos
rebosan de sus tazas.
Príapo:
¡Oh, ven más cerca! ¡Ven!
Venus:
¡No! No me riegues,
amor, de blancos copos todavía.
Guarda, mi bien, esas nevadas flores
hasta que al fin me llegues
a lo más hondo de mi cueva umbría
con tus largos y ocultos surtidores.
Príapo:
¿Qué quieres más?
Venus:
Anhelo que me cantes
cosas que faltan. Mis alrededores
prometen sima al sur y al norte cumbres.
Príapo:
Hacia ellas van mis rayos penetrantes,
su flor certera, sus certeras lumbres.
Venus:
Pasa a los altos, sube a los alcores...
¿qué ves ahora, dime?
Príapo:
Un baluarte
de clavel y de nieve a cada lado.
¡Oh fortalezas! ¡Claros miradores
para clavar en ellos mi estandarte
y descender al bosque enamorado!
Venus:
Dime si escondes para mi ventura
cosas que acaso yo no sepa.
Príapo:
Escondo,
también allá en lo hondo
de una caverna oscura,
de blancas y mordientes
almenas vigiladas,
una muy dulce y de humedad mojada
cautiva...
Venus:
Yo prosigo. Son los dientes
los que fijos la rondan y dan vela.
También yo otra cautiva
como la tuya aguardo. ¿No la sientes?
A navegar sobre su propia estela
mírala aquí dispuesta, siempre viva.
Príapo:
¡Oh encendido alhelí, flor rumorosa!
Deja que tu saliva
de miel, que tu graciosa
corola lanceolada de rubíes
mojen mi lengua, ansiosa
de en la tuya mojar mis carmesíes.
Venus:
¡Flor contra flor!
Príapo:
¡Qué blandos oleajes
ya por mis flancos tu alhelí resbala!
Venus:
¡Oh bonanza!
Príapo:
¡Oh tranquilo
descanso ahora! ¡Calmas, aunque plenas,
nuncios ya de los hondos y más duros
combates!
Venus:
¡Desflecadas, hilo a hilo,
tus espumas descienden mis almenas.
Príapo:
Tus arroyos y peces más oscuros
me corren por los labios todavía.
Venus:
Un sabor a jazmín me permanece
ya tallo donde nada antes crecía.
Priapo:
A tallo que por ti de nuevo crece.
Venus:
¡Oh asombro! ¡Prodigiosa,
mágica fuerza!
Príapo:
Avanzo ya.
Venus:
La noche abrasa.
Príapo:
gotas
de esperma verde tiemblan los luceros.
Venus:
Las dehesas remotas
de la luna, sus albos ventisqueros
se llenan de bramidos.
Del cielo penden signos genitales.
La Vía Láctea rueda sus henchidos
torrentes de amorosos sementales
Príapo:
Gruta sagrada, toco tus orillas.
Abre tus labios ya, siénteme dentro.

Venus:
¡Oh maravilla de las maravillas!
¡Luz que me quema el más profundo centro!
Príapo:
Se confunden los bosques, las lianas
se juntan y conmueven.
en el pomar revientan las manzanas
y en el jardín copos de nardos llueven.
Venus:
¡Qué bien cubres mis ámbitos! Sus muros
¡cómo me los ensanchas y los llenas!
¡Qué pleamar, qué viento acompasados!
Príapo:
Jaca y jinete, unísonos, seguros,
galopan de corales y de arenas
y de espumas bañados.
Venus:
Detente, amor. No infundas ese aliento
tan rápido a las brisas. Aminora
un poco el paso. Da a tu movimiento
un ritmo nuevo ahora.
Príapo:
Pondré en mis alas un volar más lento.
Venus:
¡Dulce vaivén! rezuman mis paredes
las más blandas esencias.
Príapo:
Desasidas de sus más hondas redes,
ya mis médulas saltan encendidas.
Venus:
Ten más el freno.
Príapo:
¿El freno? Querencioso,
mi caballo se pierde a la carrera.
Venus:
Sigo también su galopar furioso,
antes que derramado en mí se muera.
Príapo:
¡Amor!
Venus:
¡Amor! La noche se desvae.
Nos baña el mar. ¡Oh luz! El mundo canta.
Cae la luna... El viento...
Príapo:
Todo cae
cuando el gallo del hombre se levanta.




sábado, 13 de enero de 2018

El actor, su mujer y otras cosas de meter.




La última vez que estuve dentro de una mujer fue cuando visité la Estatua de la Libertad.
(W. Allen)


Estaría a cumplir 130 años y doy por sentado que hoy en día pocos se acuerdan de él, pero sepan que hubo un tiempo que fue el rey de la comedia y del entretenimiento. Durante más de veinte años reinó absolutamente en el mundo del cine. Su nombre Charles Chaplin, pero todos lo conocemos como “Charlot”.
La fama y el prestigio de Charles Chaplin llegó tan lejos que las grandes multitudes le agasajaban y se daban de tortas por conocerlo. Allá donde iba, en los aeropuertos, en las estaciones del tren o en los cines de medio mundo se agolpaba el gentío para verlo. Sin embargo a pesar de la enorme popularidad que obtuvo y del mucho dinero que ganó, sus orígenes fueren muy humildes.
Su padre fue un cantante de garitos de medio pelo que acabó alcoholizado y murió de cirrosis. Su madre una mediocre actriz de variedades que por azares de la vida acabó medio loca. Ambos se separaron siendo el pequeño Charlie muy niño. Después y como consecuencia de la mala relación de ambos y de su declive tanto físico como económico se vieron abocados, él y su hermano Sidney, mayor que él, a casi mendigar por las calles de Londres, su ciudad.
Charlie había trabajado alguna vez con su madre en el teatro y de ahí le vino la vena artística. Con diecinueve años entró a trabajar con la compañía de teatro de comedias de Fred Karno e hizo con ella giras por Inglaterra y por Francia. Más tarde cruzaron el charco a los Estados Unidos, y esa fue su suerte… Al ver a lo lejos el puerto de Nueva York, se cuenta que gritó emocionado ¡América, he venido a conquistarte!.. Y tanto que lo hizo.
Una vez en los Estados Unidos recorrieron todas las ciudades importantes con su compañía de teatro, hasta que un productor se fijó en él y le ofreció un pequeño papel de actor. Pero tenía que trasladarse a un pueblecito llamado “Hollywood” (Bosque encantado) situado al norte de Los Ángeles. Hollywood era entonces una pequeña aldea en donde algunos arriesgados cineastas habían montado unos pequeños estudios para rodar cortometrajes huyendo de las garras de la compañía de Thómas Édison, que tenia la patente de las rudimentarias cámaras de cine.
El primer año de su estancia en California rodó unas treinta y cinco películas cortas, como se hacían entonces, y se inventó el papel de “Charlot”, el vagabundo poeta y soñador, un tipo solitario que con su bombin y su bastón se mete en todos los fregaos pero que tiene muy buenos sentimientos. El éxito fue tan fulgurante que se montó su propia compañía de cinematografía, la United Artist, con dos socios importantes y que ya habían triunfado en el cine, el actor Douglas Fairbanks y la actriz Mary Pickford.
A partir de la crear su propia empresa su fama subió como la espuma y se hizo de oro. Rodó montones de cortometrajes y la gente aclamaba por medio mundo sus películas. Ni que decir tiene que con solo veintiséis años ya era multimillonario. De la noche a la mañana se convirtió en la estrella mejor pagada de todos los tiempos. Pero con la entrada del cine sonoro su buena estrella fue declinando paulatinamente.
Siendo ya rico y excelente productor de cine, rodó su mejores películas. La Quimera del oro, Luces de la ciudad, Tiempos Modernos, Candilejas, o El Gran Dictador, (parodiando a Hitler) son cintas que aun hoy están consideradas obras maestras.
Pero si como artista de cine fue un genio, su vida privada y sexual no le fue a la zaga. El tío fue un mujeriego y conquistador de tomo y lomo. Se dice que llegó a acostarse con más de dos mil mujeres. Se casó cuatro veces y entre sus amantes reconocidas se contaban las mejores actrices del momento como Edna Purviance o Paulette Goddard. Para hacernos una idea del buen gusto del actor para con las mujeres les cuento unas suculentas anécdotas...
Cuando se casó por primera vez andaba liado todavía con la actriz Edna Purviance (sale en muchas de sus películas). Su futura mujer Mildred Harris, tenia solo 16 años, él más de treinta. Se divorciaron solo meses después.
No mucho mas tarde conoció a otra actriz, Lita Grey de 16 añitos, él sin embargo pasaba ya de los treinta y cinco. Un año después vino el divorcio con escándalo incluido, ella le demandó por crueldad mental y le sacó una importante suma, mas de un millón de dólares de la época.
En 1932 con 42 años protagonizó junto a la bella Paulette Goddard la película, “Tiempos Modernos” y encandiló a la chica de tan solo 20 primaveras. Se casaron en China y se divorciaron en Los Ángeles tres años después. Por supuesto entre casamiento y casamiento hubo de todo, desde demandas por paternidad a romances sonados con mujeres de todas edades y condición .
Su último matrimonio fue un escandalazo en América, la elegida, Oona O´Neill de tan solo 17 años, Chaplin rondaba ya los cincuenta y cinco. Ella era hija del gran escritor y premio Nobel de literatura, Eugene O´Neill, que se opuso, sin mucha suerte por cierto, a la boda.
El matrimonio con Oona fue el más duradero de todos, y fueron muy felices. Ella estaba coladisima por el actor, la prueba es que tuvieron nada menos que ocho hijos, entre ellos a nuestra querida y conocida Geraldine Chaplin, que ha trabajado tanto en España con Carlos Saura. A partir de este enlace el actor se enmendó en estos, siempre espinosos asuntos amatorios.
Charles Chaplin murió en 1977 en Suiza, donde llevaba residiendo muchos años, a los 88 años. Anteriormente tuvo que exiliarse una larga temporada de los Estados Unidos acusado de actividades procomunistas. Se había refugiado en Europa donde, por cierto, le adoraban. Unos años antes de morir viajó a Hollywood, que le perdonó sus veleidades políticas a recoger un Oscar honorifico por toda su carrera.
Sin duda, Charles Chaplin fue un genio desmesurado, tanto como artista como en su vida amorosa. ¡Qué tendría, además de unos ojos azules inmensos, dinero y fama, que tantas chicas se volvían locas por él!.. ¡Y yo con estos pelos!!
Dicho queda…
                                                                               Joaquín Yerga

jueves, 4 de enero de 2018

Perdidos en el paraiso




Y justo cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en mariposa
Anónimo


Al contrario de lo que se suele pensar, yo creo que en la autocrítica es mejor sobrepasarse tres pueblos que quedarse cortos. Y no solo en el terreno personal, también en el colectivo. Porque cuando uno es muy exigente consigo mismo tiende a la perfección pues no deja de depurar comportamientos y actitudes negativas con el encomiable fin de mejorar. Otra cosa es que en esa, digamos enriquecedora exigencia, lleguemos a no reconocer lo ya conseguido. Porque miren...
Si personalmente es bueno tener cierto grado de severidad con uno mismo en según qué conductas, a nivel colectivo lo es aun más, pues los beneficiarios somos todos. Pero insisto, también en pro del bien común es saludable ser conscientes de los logros conseguidos para así valorar adecuadamente lo alcanzado.
Sin ir más lejos en nuestro país somos muy dados a criticarlo todo. Y demasiado a menudo nos creemos los más inútiles de la tierra, debe ser por ese famoso complejo de inferioridad que siempre nos ha acompañado. Sin embargo, creo que es hora de reconocer nuestra realidad actual como pueblo. Para ello, voy a mostrar unos datos tan reales como recientes de nuestra sociedad.
En economía, los españoles no nos podemos quejar, pues hacemos el número doce del mundo en cuanto a riqueza global, es decir, lo que suelen llamar los economistas el PIB. Teniendo en cuenta que somos casi doscientos países en el planeta, no es mala posición. En renta per cápita, osea el dinero que tenemos cada español de media es de unos 25.000 euros por año. Aquí si estamos un poco más atrasados pues hay unos cuantos países, sobre todo europeos, (Suiza, Austria etc.) que aun siendo mas pequeños en conjunto que nosotros, sus habitantes son más ricos.
Si en economía somos unos privilegiados, (teniendo en cuenta lo que hay por ahí) en asuntos sociales tampoco vamos mal. Tenemos una educación, mejorable por supuesto, pero que ya gastamos el dinero suficiente, solo que hay que optimizar su eficiencia. En sanidad, es la española, según algunos estudios, una de las mejores del mundo. Esto es algo que podemos apreciar todos ¡Claro! que para valorarla lo como se merece deberíamos contrastarla con la de otros países... Y saldríamos ganando si lo hiciéramos, os lo aseguro…
Uno de los países del llamado primer mundo, civilizado y de tamaño medio es Argentina. Por emigrar a Argentina se daban de tortas nuestros abuelos hace setenta años. Es un país grande, rico en recursos naturales y sus habitantes son todos descendientes de europeos; su población es similar a la de España. Pues en Argentina el PIB (el dinero que se genera) es menos de la mitad que el de España.
Siguiendo con las comparaciones (en este caso no son odiosas) En Argentina se producen al año unas 2900 muertes violentas, en España 303. La vida media de un argentino es de 76 años, un español vive hasta los 83. La renta de un argentino es de 11.000 euros, la nuestra 25.000, y así podríamos seguir con todos los paramentos. En lo único que nos ganan y por goleada los argentinos es en fútbol y en amor a su patria.
Además de las comparaciones mostradas, también somos el segundo país más aceptado y querido por el resto del mundo. Nos visitan cada año la friolera de 75 millones de turistas, y casi todos salen encantados. Y no solo es por la playa y los numerosos días de sol al año, lo es también por nuestra seguridad, nuestra sanidad,  y nuestra manera de vivir. Qué duda cabe que cuando un alemán o un inglés coge quince días de vacaciones y se arriesga a visitar otro país, exige de éstas cosas básicas para estar a gusto.
Nuestro país es uno de los que más ha progresado de la tierra durante los últimos cuarenta años. Hemos pasado de ser insignificante y subdesarrollado a uno de los más apetecible para vivir. Consolidado, democrático y con las libertades individuales garantizadas, estamos entre los quince países más avanzados en derechos sociales. Tenemos un sistema de autopistas y autovías a nivel de Francia. la red de ferrocarriles del AVE es de las más extensas del planeta, con rapidez y puntualidad inusitada. Sin olvidar por supuesto nuestra peculiar manera de vivir y divertirnos.
Los españoles podemos seguir autoflagelándonos eternamente. Y podemos seguir pensando que vivimos en un país de pacotilla, allá nosotros, quizás eso nos haga, como decía la principio, seguir prosperando y no conformarnos con lo que tenemos. Tal vez esa autoexigencia por mejorar nos hagan más líderes algún día, pero siempre si no cambamos bruscamente el rumbo, eso sería volver a las penosas andadas de nuestra historia.
Os aseguro que esto no va de partidos ni de ideas políticas, me daría igual que gobernase la izquierda o la derecha, siempre que a España y a los españoles les vaya bien. Y por supuestisimo que hay muchas cosas que mejorar, pero andando se hace camino, y de vez en cuando hay que hacer una parada y echar un vistazo a lo recorrido...y valorar.
Dicho queda…
                                                                                          Joaquin Yerga

                                                                                             04/01/2018