miércoles, 13 de diciembre de 2023

El tipo al que le pusieron los cuernos y perdonó

                                                                                     


        


Mejor no quiero verte, porque va a hacerme daño

pasar por aquel parque de la primera cita.

Y no sé si aún florecen los jazmines de antaño

ni sé quién es ahora la mujer más bonita.

Mejor no quiero verte, porque andando en tu acera

sentiré casi ajeno todo lo que fue mío.

Aunque es sólo una esquina donde nadie me espera

y unos cristales rotos en un balcón vacío.

--J. A. Buesa--



El 90% de los hombres infieles nunca han tenido la intención de dejar a su esposa, mientras que, ¡oh!, el 70% de las mujeres que han sido infiel, lo han hecho porque ya no quieren estar con la pareja. ¡Qué os parece la diferencia!.

Según parece la infidelidad del hombre es para ellos como un aperitivo sin importancia, un simple desliz... Lo de la mujer, sin embargo, es más profundo. Cuando una mujer es infiel nunca vuelve a ver a su esposo igual. Es más, y si el esposo la perdona, nunca lo vuelve a respetar igual. Así que, ¡ojito el personal masculino!..

Por cierto, la infidelidad es una decisión no una casualidad. Si alguien con quien compartes todo en tu vida decidió traicionarte, lo único que merece es desprecio e indiferencia, dicen algunos.

Yo no pienso igual.

Fijaos qué memez de pensamiento el mío:

De joven fui un tipo razonablemente celoso, supongo que como casi todos, y más si la pareja de uno está de muy buen ver.  Bien, pues ahora, con los años me he vuelto más comprensible y tolerante. Que no digo que aceptaría cualquier cosa, pero comprendería muchas, incluso con algo de culpa apechugaría, ya veis.

Y todo porque pienso que, cuando una mujer te engaña es porque ya no te tiene en su corazón, con lo que, ni te respeta ni te necesita. Poco puedes hacer entonces para remediar la situación... la perdonas, lo lamentas y si te he visto no me acuerdo, aunque te vayas con el corazón partio..

En fin, qué tontería

Joaquín




martes, 12 de diciembre de 2023

Y le llamaban viejo verde

                                                                                     


    


La cuerda cortada puede volver a anudarse,
vuelve a aguantar, pero
está cortada.
Quizá volvamos a tropezar, pero allí
donde me abandonaste no
volverás a encontrarme.

--B. Brecht--



¿Será cierta esa imagen estereotipada que tenemos todos de que, con la edad, los hombres nos convertimos en unos gruñonesviejos verdes?. 

Pues iros olvidando, chicas, va a ser que no. Todo apunta a que los viejos, al tener más control sobre nuestras emociones, nos hacen ser más tolerantes. Es decir, el que sea gruñón o viejo verde lo es porque ya lo era antes, y no lo digo yo, conste, lo dice la ciencia..

Hay facetas de la personalidad que cambian a mejor con la llegada a la vejez: nos volvemos más agradables y menos neuróticos. Sí sí, con la edad nos volvemos altruistas y confiados y hasta más simpáticos, incluso se nos reduce el narcisismo y la psicopatía, rasgos típicos de la juventud.

"La personalidad se asienta con el paso a la edad adulta y se estabiliza sobre los 30 años" Jajaja, me río yo de esto, eso se creía antes. Ahora se sabe que los de sesenta somos más empáticos y estamos mejor adaptados socialmente que los imberbes. Sin ir más lejos, yo soy ahora más tratable que a los 30. ¡Vamos, como de aquí a Manila!..

Fijaos, nuestra personalidad puede estar marcada por factores genéticos, es cierto, pero las presiones sociales la van modelando a lo largo de nuestra vida. Es decir, que nuestra personalidad está ligada a nuestro bienestar y al proceso de envejecimiento, 

¡Ah!, y eso de que, mientras más viejo más pellejo, ni de coña, eso era antes, ahora los viejos somos: llevaderos, interesantes, complacientes, atractivos, doctos, amenos, cariñosos, cautivadores y, en comparación con los jóvenes (que están económicamente tiesos) forraos. 😋😋😋

En fin

Joaquín





lunes, 11 de diciembre de 2023

El abuelo feliz que cuidaba del nieto tristón

                                                                                   


 

      

Amo esta calle, acaso porque en ella subsiste

no sé qué somnolencia de arrabal provinciano;

pero a veces la odio, porque, aunque siempre es triste,

me parece más triste cuando te espero en vano.

--J. A. Buesa--


Lo acabo de leer: las personas alcanzan los mayores niveles de bienestar vital a los 20 años y después de la jubilación. 😯😯😯

Bueno, no os extrañéis. En lo que a mi respecta lo corroboro. Hace ya mucho que pasé los 20 y apenas recuerdo si fui feliz, pero en lo de la jubilación, ¡Uy!, en lo de la jubilación de acuerdo al cien por cien..

Hay psicólogos que sostienen que entre los 30 y los 40 tocamos fondo y es a partir de ese momento cuando todo suele ir a mejor. En ese periodo más temprano de la vida sufrimos más inestabilidad emocional y, en consecuencia, nuestra visión de futuro es más pesimista. Sin embargo, una vez alcanzados los 55, ¡Oh, aleluya!, se acelera la curva de la felicidad, que ya no tiene fin.. 😍😍😍

Preguntad, preguntad a los viejos del lugar qué tal andan de felicidad, que ya os dirán ellos con una sonrisa de oreja a oreja que de puta madre, con perdón.

¿Creéis que no va a ser feliz un tipo de setenta años, con veinte años de vida por delante, con no muchos achaques, con su paguita de 1500 euros a perpetuidad, con su piso pagado, viajando casi gratis dos o tres veces al año y con la agenda superocupada de bailes, yogas, sevillanas, tai chí, pilates etc. etc. y todo por el morro? ¡Vamos vamos, a mi que no me digan, están los tíos encantaos!.😚😚😚

¡Ah!, y si alguno hay por ahí que os dice que no es feliz del todo, que haberlos haylos, es porque tiene que cuidar a los nietos, sino de qué. 😅😅😅

En fin



domingo, 10 de diciembre de 2023

Anoche tuve un sueño

                                                                                         



Y, sin embargo, espero. Y el tiempo pasa y pasa.
Y ya llega el otoño, y espero todavía:
De lo que fue una hoguera sólo queda una brasa,
pero sigo soñando que he de encontrarte un día.

--J. A. Buesa--


Hace años tuve un sueño.. Mejor dicho, tuve muchos, recurrentes y reiterativos.. Soñaba que unos tipos me seguían y acosaban. Apenas recuerdo el motivo ni el por qué. En mi huida, desesperado, me veía impotente e impedido de avanzar por causas extrañas, inverosímiles. No obstante nunca llegaban a atraparme.

Ahora duermo en paz. No han vuelto...

Este sueño mío es un sueño habitual y significa preocupación, cambios importantes en mi vida realizados días antes, o estrés.. En mi caso seguro que sería por esto último..

Los sueños han sido siempre motivo de preocupación y misterio. Toda una pseudociencia se ha creado a su alrededor para descifrarlos, mitificarlos y hasta divinizarlos..

Hasta hace poco todo el mundo se los tomaban muy en serio. Estudios exhaustivos aseguraban que los sueños tenían completa analogía con su significado. Es decir, que realmente lo que soñamos tenía que ver con lo que vivimos o con lo venidero, aunque había que interpretarlos.

Ha cambiado el cuento. Ahora sabemos que los sueños son unas respuestas a lo que solemos pensar y experimentar día a día.. El cerebro trata de interpretar estas imágenes y construir una narración coherente, pero como estamos dormidos, no existen los límites que creamos en nuestra mente. Así que los sueños son creativos pero inverosímiles, extraños, como la imaginación de un niño; van más allá de los límites físicos de nuestro mundo..

El asunto es que, mientras nosotros estamos inconscientes, el cerebro sigue funcionando a medio gas, con lo que imágenes o emociones se nos aparecen distorsionadas y sorprendentes.. 

Bueno, y como dijo Calderón, "toda nuestra vida es sueño, y los sueños, sueños son"..

Joaquín





sábado, 9 de diciembre de 2023

El tipo que ya no es de este mundo

                                                                          



El amor es lo único que hay que ganarse en la vida,

todo lo demás se puede conseguir robando.

--Lord Byron--


Este mundo en que vivimos hoy en día, un mundo de ideas y actitudes superficiales, de medias verdades, fatuo, donde todo vale, excepto la honestidad y la palabra dada, no es apto para algunos tipos.

Sí, y lo sabéis, apenas quedan ya reglas que cumplir, nadie se molesta por nadie, el desconsuelo y la apatía por la urbanidad y las buenas costumbres se han adueñado de la sociedad. 

Sin embargo, ¡Ay!, aún queda algo por ahí, gente de otra época que se resisten a esta banalidad y estulticia que nos anega. Yo soy uno de ellos, lo siento.

No es por dármelas de nada, no lo pretendo, sólo quiero proclamar, por si alguien quisiera escuchar y en último término compartir ideas.

¿Seré tan carca y desfasado, dios mío, que todavía soy de los que piensan en?...

No darle jamás la mano a nadie sin ponerme de pie.

Si me confían un secreto, guardarlo a conciencia.

Intentar hacer las cosas con pasión, sino, mejor no hacerlas.

Conste que vivido la experiencia de hacer un largo viaje solo.

Nunca he rechazado un caramelo de menta cuando me lo han ofrecido; las razones son obvias.

Acepto consejos con la esperanza de llegar a viejo.

En la mesa no hablo de trabajo ni de política

Me gusta discutir, pero sin ofender.

Llamo a mis familiares y amigos. No pierdo el tiempo esperando que ellos lo hagan primero.

Nunca me arrepiento de nada, aprendo de todo.

El honor y la lealtad para mi son básicos

Creo en Dios por emoción, no por razón.

Hago mi cama cuando me levanto por las mañanas.

Canto en la ducha

Pido ayuda cada vez que lo necesito

Valoro y agradezco a quien me tiende la mano.

Intento hacer el día más alegre a quien se cruza en mi camino

No opino sobre los temas que desconozco.

Y ante todo intento ser humilde, dudo de todo. 


En fin, lo dicho, esto es lo que pienso; todo un carca, si señor... 

Joaquín




miércoles, 6 de diciembre de 2023

Historia de un psicópata

                                                                                               


 


No son los muertos, no, los que reciben

rayos de luz en sus despojos yertos,

los que mueren con honra son los vivos,

los que viven sin honra son los muertos.


La vida no es la vida que vivimos,

la vida en el honor, es el recuerdo.

Por eso hay hombres que en el Mundo viven,

y hombres que viven en el Mundo muertos.

--Bécquer--



Dicen que la psicopatía transciende a la realidad y nos marca un perfil muy característico en todo aquel que padece esta enfermedad:

Egocentrismo. El psicópata tiene la incapacidad de ver desde el punto de vista de la otra persona.

Ausencia de empatía. No posee la capacidad de percibir pensamientos ni emociones de los demás.

Necesidad de satisfacción personal. El psicópata es incapaz de ver a otras personas satisfechas o con necesidad de estarlo, pues no le importa sino estarlo él.

Encanto superficial. El psicópata tiene tendencia a ser suave, atractivo, encantador, todo con fluidez, pero es un mentiroso compulsivo. 

Necesidad de control. Tiene urgencia desmedida de una persona por controlar aquello que le rodea, por ejercer un poder sobre todo lo que ocurre y sobre todas las personas.

Jajaja, no me digáis que no os ha venido a la mente un tipo que encaja a la perfección con estos síntomas.. 😅😅😅

He leído, también, que a nivel personal y cercano, no hay forma rápida de identificar a un psicópata integrado. De hecho, puede que nunca logres hacerlo, salvo si te fijas en sus ojos. Sí, son sus putos ojos. Veréis:

Sus pupilas no se dilatan ni siquiera teniendo sexo. Ni cuando te miran fijo a los ojos ni cuando dicen que te aman, nunca se dilatan, a menos que sea por la exposición de la luz.

Por favor, si dais con un psicópata (macho o hembra), no entréis a su juego, ni por la seducción, ni por la necesidad de salvarlos, porque otra de sus tácticas es hacerse la víctima para que muerdas el anzuelo. 😮😮😮

En fin.

Joaquín






martes, 5 de diciembre de 2023

Jamás se separó de la tumba de su mujer, ni cien metros

                                                                                           


                                                                                         


No son los muertos los que en dulce calma

la paz disfrutan de su tumba fría,

muertos son los que tienen muerta el alma

y viven todavía.

--Bécquer--



Cuando John conoció a Harriet, ella estaba casada, pero enseguida supo que lo que ella profesaba a su marido era afecto y respeto y no amor.. Su marido era un tipo mundano y sociable, pero falto de sentimentalismo y sabiduría, aptitudes que le sobraba a Harriet

Nada más verse, John y Harriet se enamoraron apasionadamente. Los dos eran iguales, emocionales, sensibles, idealistas...

Harriet era muy bella, y muy sincera. Enseguida confesó al marido su amor por otro. Éste comprendió su derrota sentimental y los dejó hacer.. Fue un amor a tres bandas.

John y Harriet viajaron juntos por Europa con autentica devoción el uno por el otro y, desde luego, ni la familia ni su entorno entendió nunca su relación, ¡Oh, qué locura, ella estaba casada! ¡En casa eran tres! Pero eso a ellos poco les importaba.. 

Veinte años duró su amor.. Entretanto su marido murió y se pudieron casar pero, ¡Demonios!, Harriet enfermó no mucho después..

--Espero, amor mío, que el que hayas escupido sangre sea de poca importancia, como otras veces-- -le dijo él a ella la última vez que la llevó al sanatorio.

Se le murió en sus brazos de una bronquitis aguda mientras viajaban por el sur de Francia.. Habían sido tan dichosos allí que allí mismo la enterró. Siempre pensó que a ella le gustaría..

Luego se compró una casa en una colina, junto al cementerio de Aviñón, donde ella reposaba su sueño eterno. Desde su ventana veía su tumba a diario.. Allí vivió hasta su muerte, y allí quiso ser enterrado, junto a ella.. 

Por cierto, John se apellidaba Stuart Mill, y fue un famosísimo filósofo ¿Y Harriet? Bueno, Harriet Taylor era también filósofa y defensora de los derechos de las mujeres; una mujer de bandera..

"Sólo mientras Harriet vivió fue realmente feliz".. Dejó escrito John en su diario.

Joaquín





lunes, 4 de diciembre de 2023

Los mejores momentos de nuestras vidas

                                                                                            



Yo no sé si tú esperas todavía,

el gran amor con que soñaste en vano,

que era un pozo en la tarde de verano,

y era la sed que el pozo calmaría.


Yo sólo sé que estuvo cerca un día,

cuando tú lo creíste más lejano,

y fue una llama que se heló en tu mano,

al separar tu mano de la mía.

--J. A. Buesa--



Apuesto que más de una vez habéis visto en tiendas libros con títulos tan sugerentes como, “los 1.001 mejores libros de la historia”, o "las 1.001 mejores películas", incluso "las 1001 mejores canciones".

Bueno, hoy en día todo se clasifica, se organiza, se etiqueta;  aburrido que anda el personal, y es que cuando el diablo no tiene nada que hacer con el rabo mata moscas, que solía decir mi madre.

De libros, películas y canciones lo dejamos para otro día, pero, ¿Y los 1001 mejores momentos de nuestras vidas? Qué os parece.. Es verdad que 1001 momentos son muchos momentos y jamás los vamos a recordar todos, pero, ¿Y los 5 mejores instantes de nuestras vidas?.. Pensad...

Ummmm, a ver, dejadme recordar, ¡ah, sí!, mi primer mejor momento fue, en realidad, un día entero, el de la Primera Comunión. Lo viví entusiasmado, con mi trajecito nuevo esperando hacerme la foto para mandársela a mi padre que, por aquellas fechas, estaba en Barcelona trabajando.

El segundo momento si fue un instante; el cartero traía una carta para mí; tenía trece años. Se trataba de una notificación del ministerio en la que me decían que me habían aprobado la beca de estudios que había solicitado. Di saltos de alegría, ¡claro!; La esperaba con ansia..

Otro momento que jamás olvidaré fue la noche en que una chica, (la chica de mi vida), me dijo que le gustaba, Uffffff, ¡imaginaos, dieciocho añitos, las discotecas, la chica más guapa!.. Años después cuando me dejó, quizás fuera, también, el día más triste de mi vida, pero eso es otra historia..

Y qué deciros del nacimiento de los hijos, ¡Buáh, inenarrable!, Sobre todo cuando te anuncian que tu hija ya está en el mundo y se parece a ti..

Hay muchos momentos más, instantes inolvidables que están ahí, en la memoria, como algo super-especial en nuestras vidas y que no hace falta nada extraordinario que nos los haga aflorar, porque jamás se han ido.

Joaquín


sábado, 2 de diciembre de 2023

El español que se moría de envidia

                                                                                               


 


Sin embargo, muchacha, cuando termines el viaje,

ya serás la señora de no sé que señor,

aunque tal vez descubras, al abrir tu equipaje,

que en la prisa -¡qué pena!- se te olvidó el amor.

--J. A. Buesa--



¿La envidia? Uy, la envidia, el pecado capital masivo; esa tristeza, pesar o rencor del bien ajeno.

Que se te lleven los demonios por la buena suerte de alguien, deseando que dicha fortuna fuera tuya, eso es la envidia, y lo sabéis; un vicio que tortura al pecador desdichado y que genera odio al prójimo. Pero....

¿Es la envidia realmente el pecado capital de los españoles? Pues si tenemos en cuenta las características más sobresalientes de un envidioso, yo diría que si. Fijaos.

Se es envidioso por...

Tener baja la autoestima, inseguridad en sí mismo, ambición desmedida, egoísmo y un enorme complejo de inferioridad quizás por falta de cultura.., y sin quizás.

España es, por desgracia, una sociedad que tiende a condenar el talento y el éxito ajenos; así que, blanco y en botella, envidia al canto. Bueno, hasta un punto tal estamos enfermos de envidia que hasta criticamos y menospreciamos las generosas donaciones para Sanidad de un tipo rico, sí, pero hecho así mismo y sin haber hecho daño a nadie, como Amancio Ortega.

En definitiva, la envidia siempre es un sentimiento negativo asociada al rencor, la avaricia, y el odio. El envidioso es, por tanto, una persona frustrada y resentida, ¿os suena?.. Por cierto, no sé yo si existe esa rareza que solemos llamar envidia sana, la envidia es la envidia, aquí y en Pernambuco...

Claro que, no todos los españoles somos así, pero haberlos haylos y muchos..

Joaquín