Pasó
con su madre. ¡Qué rara belleza!
¡Qué
rubios cabellos de trigo garzul!
¡Qué
ritmo en el paso! ¡Qué innata realeza
de
porte! ¡Qué formas bajo el fino tul...
Pasó
con su madre. Volvió la cabeza:
¡me
clavó muy hondo su mirada azul!
Quedé
como en éxtasis... Con febril premura,
«¡Síguela!»,
gritaron cuerpo y alma al par.
...Pero
tuve miedo de amar con locura,
de
abrir mis heridas, que suelen sangrar,
¡y
no obstante toda mi sed de ternura,
cerrando
los ojos, la dejé pasar!
--Amado Nervo--
Existen en nuestro callejero provincial unas cuantas calles llamadas “Fuente de Cantos”, puestas en su día, ¡claro está!, en honor a nuestro pueblo.
Una luce en Almendralejo, ¡ya veis!, tan lejos y en ése importante pueblo extremeño. Por deferencia, también nosotros le pusimos el suyo a una calle paralela a la Carretera, junto a la Estación de Autobuses.
En Calzadilla de los Barros, ese pueblo tan al lado y tan querido, el más cercano a nosotros, también tienen el buen gusto de dedicarnos una calle, una de las más importantes. ¡Amor de vecinos!..
Y hasta Monesterio, el gran pueblo rival, el único que nos tose con descaro y se nos sube a las barbas por ser de tamaño parecido al nuestro, también tienen la extraordinaria elegancia de poner una calle, a las afueras, con nuestro nombre. Cosa que nosotros no hemos hecho con el suyo. No existe aquí una calle llamada “Monesterio”.
No obstante, lo que de todo más asombra es que en Sevilla, sí, en la misma Sevilla, al sur de la ciudad, en el barrio de Bellasvistas, hayan puesto una calle con el nombre, “Fuente de Cantos”. De todas maneras nos merecemos ese privilegio porque, no sé cuántos fuentecanteños residen en Sevilla, pero estoy seguro que muchos..
Ni Madrid ni Barcelona ni Avilés, a pesar de los miles de fuentecanteños que para allá se fueron a vivir, tienen el gusto dedicarnos una calle, ¿y sabéis por qué? Pues porque los alcaldes que han gobernado esas ciudades y sus enormes pueblos satélites, han sido de origen nórdico (gallegos, vascos, leoneses, etc. etc.) y claro, han tirado por lo suyo.
Sí sí, veo, en esas ciudades satélites de las grandes urbes (Fuenlabrada, Alcobendas, Mostoles, Cornellá, Hospitalet etc.etc) calles, plazas o avenidas con nombres vascos o gallegos a tutiplen; nombres de puebluchos que no los conocen ni su padre y algunos con menos población que la calle que lleva su nombre.
En fin, qué triste.
Joaquín
Calle Almendralejo, de Fuente de Cantos
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