lunes, 16 de mayo de 2016

En tu casa o en la mía


Amiga...
No sé si alguna vez se te ha ocurrido pensar en mi.
Yo si sueño con volver verte.
Desde que no sé de ti algo ha cambiado 
en mi vida; sin duda a peor.
De repente encontré la realidad y te juro
que no me gusta lo que he hallado...
A veces fantaseo que estás conmigo
y vuela mi imaginación al infinito;
eso me permite aguantar la angustia.
Otras veces me creo que eres tú la que me llamas
y cojo rápido el teléfono esperando oír tu voz
vacilante al otro lado suplicándome que vuelva,
que no puedes más.
Incluso imagino verte desde mi ventana esperándome,
inquieta y ansiosa por verme aparecer.
Pero enseguida se me hace real el pasaje,
y ante tu ausencia vuelvo, anímicamente vacío, 
a mis quehaceres.
--Joaquín--


Antes de visitar cualquier lugar fuera nuestras fronteras o de traspasar la línea divisoria que separa nuestra tierra más cercana con el más allá ignoto, deberíamos empaparnos de nuestras excelencias nacionales.
Bien es verdad que viajar de manera frecuente cura los nacionalismos más exacerbados, pues uno se percata de que no siempre lo suyo es lo mejor, pero debemos disfrutar lo nuestro en primer lugar que, a fe de los millones de turistas que nos visitan, no debe estar nada mal.
Reconozco haber cruzado en escasas ocasiones nuestras fronteras; sólo cuatro o cinco países además del nuestro conozco, pero a cambio si he colmado suficientemente mi retentiva visual con las esencias de nuestro país.
De la España peninsular me jacto de haber estado en todas y cada una de nuestras regiones. Alardeo de conocer gran parte de las capitales provinciales y sus pueblos más importantes, no en vano he dedicado muchas etapas de mi vida a visitarlos. Con este bagaje, explorador y viajero, me creo con la autoridad suficiente como para reafirmar la belleza de nuestra diversidad.
Puedo y debo ratificar la peculiaridad y el exotismo andaluz como algo único en Europa, en donde sus costumbres y tradiciones han sido tan atractivas que han impregnado de ellas (a ojos de cualquier extranjero) a todo el país entero. En cualquier parte de Europa, por no decir del mundo, identifican a toda España con las tradiciones más genuinas andaluzas. Esto lamentablemente no siempre es bien entendido por los habitantes de otras regiones; a algunos les repatea identificarse con ello. Imagino que no hace falta decir quienes…
Me gusta Cataluña y su principal ciudad, Barcelona, a rabiar. Reconozco a ésta última como una de las más atractivas del mundo; sus millones de visitantes así lo corroboran. Si me dieran a elegir yo la situaría como la más espectacular de nuestro país en todos los sentidos, a la par con Madrid. Nunca le estarán los catalanes suficientemente agradecidos a Gaudí, por lo mucho que hizo éste por ellos.
Del País Vasco conozco sus tres provincias y sé que no remuevo conciencias si alabo sus bellos paisajes y sus recoletos puertos pesqueros, porque todo el mundo es sabedor de ello. De aquí me quedo con Bilbao, su mayor ciudad y  por la metamorfosis que ha tenido ésta últimamente. Han transformando sus anquilosados muelles y unos astilleros herrumbrosos en una sorprendente zona moderna, adornada con museos como el Guggenheim, avenidas como su Gran Vía, y mejorado su espectacular ría. Otros habrán que prefieran  San Sebastián (La Bella Easo).  ¡Y es que ya se sabe, sobre gustos!..
Castilla y León, la más vasta región de España, y también de Europa, tiene suficiente extensión como para ser muy diversa. Me quedo con sus nueve capitales provinciales. Quizás son las que poseen más "Monumentos Patrimonio," del país. Sus catedrales góticas y sus numerosas pequeñas iglesias románicas las hacen únicas. Puesto a escoger, sin dudarlo, me decido por Salamanca en lo urbano, y con el paisaje de León. Aunque por motivos familiares me apetece significar también a Zamora, la que más he pateado.
De las regiones más desconocidas tal vez Aragón sea la más de todas. Geográficamente extendida de norte a sur, la hace, por tanto, tomar paisaje y clima del centro peninsular pero también del norte pirenaico. Aquí todo se lo lleva Zaragoza de manera apabullante. La mitad de la escasa población de la autonomía se concentra en ella. 
Zaragoza climatológicamente es dura, pues va de los fríos y ventosos inviernos a las tórridas canículas veraniegas. Ésta, si no hermosa pero si interesante, ciudad hace la número cinco en importancia económica y poblacional de España.
Todos pensaremos, y creo no equivocarme que Galicia sea una de las zonas más singulares del país. El acervo cultural y lingüístico de sus habitantes, su masa forestal y paisajística, y la dualidad costa-interior la hace peculiar. La campiña orensana y la ciudad de La Coruña, acapararían  mis preferencias.
Asturias patria querida. Un buen himno seria para el conjunto del país. Seguro que en esto nos pondríamos todos de acuerdo. Qué decir de sus verdes praderas y sus hermosas ciudades, sobre todo Oviedo… Como dicen ellos: Asturias es España, el resto, tierra conquistada.
Cantabria, cuna de la España verde. Zona castellana de toda la vida que, sin embargo, la nueva distribución geográfica, dispuesta durante la transición, la separaron de la vieja Castilla y la hicieron autonomía uniprovincial. Santander y su bahía  es una de las más valiosas joyas de las que debemos presumir.
Dura es la insistencia de los vascos nacionalistas por incorporar Navarra a su zona de influencia. Qué duda cabe que la parte occidental de ésta es euskalduna, pero de ahí a querer monopolizarla toda va un trecho. Lo mejor de ella: sus valles pirenaicos,  y Pamplona, la ciudad fundada por el general romano Pompeyo. Por cierto, tan española que nada mas autentico Made Spain que sus San Fermines. No obstante, ahora gobernada por los radicales aberzales, intentarán desespañolizarla a marchas forzadas, tal y como han hecho con Bilbao otras fuerzas nacionalistas.
La cuna del castellano que fue el monasterio de S. Millán de la Cogolla, (ahí moraba el primer poeta conocido en nuestra lengua, Gonzalo de Berceo) está ubicada ahora en otra miniautonomía, La Rioja. Ésta al igual que Cantabria, había sido castellana desde siempre, pero, azares de la vida, ahora es independiente de ella… ¡Claro!  que su población cabe toda ella en el madrileño barrio Del Pilar. Me pido Logroño, y  una copa de su…bon vino, como diría Berceo en su castellano antiguo.
Valencia, un autentico y entrañable tesoro más de nuestras Españas. A lo largo de sus tres provincias se cuenta y no se acaba de su magnificencia. Sus costas (masificadas según los conservacionistas), albergan un ramillete de pueblos y ciudades vacacionales tan extraordinarios que hacen la delicias de foráneos y foráneas; como dirían ahora (sobre todo las de pelo rubio como la cerveza y ojos azules como su mar). ¡Que no me toquen Benidorm!... Tampoco Valencia capital, la tercera y bien merecida urbe nacional. Y mira si las quiero a todas que por quedarme  me quedo hasta con Torrevieja… ¡Qué ya son ganas!.. 
Un poco más abajo de la anterior y pegada a ella deslumbra Murcia; la huerta española de toda la vida… Ahora quizás superada por el cultivo bajo plástico de su vecina Almería. Murcia lo tiene todo menos agua dulce. Posee buenas playas, buena tierra y bonitos pueblos... ¡Qué harían aquí si hubiese funcionado el trasvase del Ebro!... De escoger alguna ciudad me quedo con Cartagena, la antigua "Cartago Nova" de los cartagineses (los fenicios africanos). Qué historia más apasionante tiene esta bonita  ciudad, de 2500 años de antigüedad.
Castilla la Mancha, asociada a Cervantes y su Don Quijote, a pesar de haber nacido éste en Alcalá de Henares. La antigua Castilla la Nueva, por ser la última que arrebatamos a los moros. ¡Cuánto habría que hablar de ella!.. De toda, destaca nuestro Toledo, la ciudad monumental, la primera capital de España con los visigodos. Toledo es una reliquia arquitectónica que nos sobrevive. El, Toletum romano y medieval fue ejemplo de convivencia de las tres culturas occidentales: la cristiana, la judía y la musulmana.
Extremadura tierra de conquistadores. Por cierto, procedían de aquí porque ya en esa época tan lejana estaba en marcha la emigración masiva. Tal vez la tierra mas olvidada de nuestro país. Por ser cuna de latifundios junto a Andalucía, pero con menos privilegios naturales que ésta, hemos estado condenados al subdesarrollo más significativo. Ahora que priva lo sano y virgen y huimos de la masificación, esperemos sacar rédito a nuestras bellezas naturales aun inexploradas.
Madrid, rompeolas de todas las Españas. La conozco bien y por opinar de esta región podría decir maravillas. Tan solo aconsejar que la visiten en profundidad porque tiene tesoros: arquitectónicos, museísticos y urbanos, increíbles, y que la mayoría de españoles desconocen. Con decir que aquí se ha creado, gestado, urdido, atesorado o solventado, todo lo medianamente importante que nos ha sucedido a los españoles durante los últimos quinientos años es suficiente, o no.
Dicho queda...

                 Joaquín 



miércoles, 11 de mayo de 2016

La última vez que vi París






Siempre nos quedará París…


París bien vale una misa… Con ésta famosa frase se retractó Enrique IV de Francia para poder reinar en ése país. Este pájaro era hugonote, es decir, protestante.
Era la época de la llamada Reforma en la que Lutero diseño una nueva, digamos, versión del cristianismo, el luteranismo. Pero en Francia para que le dejaran sentarse en el trono en esos turbulentos años había que ser católico, así que el “pavo”  se desdijo de su fe y se convirtió a la religión mayoritaria del país. Le pudo más la gloria y el poder terrenal del momento que una incierta e improbable entrada triunfal en el reino de los cielos, después, una vez convertido en fiambre.
¡París, París,!! ¡Oh la lá! ¡La ciudad soñada por todos!. Qué decir de ésta inmensa urbe, modelo y envidia de tantas cosas. Sin duda en ella se explayaron bien los mejores diseñadores urbanos. Y por sus calles medraron los personajes más importantes que ha dado el género humano. Y de ella, también, ha copiado medio mundo sus magníficos monumentos y su glamour.
París, y perdónenme la reiteración, está entre las tres ciudades del mundo que uno tiene que ver antes de morirse. Las otras dos serian, Londres  y Nueva York. Es la ciudad de los museos repletos con las más codiciadas piezas de arte de todos los tiempos. Es también la capital de la gastronomía, e intuyo que de sus entrañas salieron los mejores chefs del mundo, creadores, por cierto, de los más selectos platos culinarios de los últimos doscientos años.
París como esencia de “La grandeur  Francaise”  ha sido envidiada por su exquisitez y sofisticación. Su moda y sus excelentes  vinos, quesos y  champagnes, han provocado los celos de la muy exigente alta sociedad del resto del planeta. Toda la alta cocina y el mundo más sibarita ha tenido como referente indiscutible ésta capital.
Si de arquitectura y diseño urbano hablamos, ésta gran metrópoli se lleva la palma. El espectacular desarrollo que tuvo en el siglo XIX ha sido modelo para otras ciudades del globo. No miento ni exagero un ápice si afirmo que contemplar París y su entramado urbano desde lo más alto de la torre “Eiffel” es una delicia inenarrable; y que pasear por los “Campos Elíseos” hasta llegar al “Arco de Triunfo” (que erigió Napoleón para conmemorar sus victorias) y extasiarse contemplando sus relieves alusivos a sus conquistas bajo la inmensa mole de éste edificio, es indescriptible. Por cierto, muchas de las batallas representadas en sus paredes son las que los franceses salieron victoriosos aquí en España. Pero, ¡Claro! por más que se esfuercen no verán la de Bailen, y es que en ésta les ganamos nosotros.
Y qué me dicen del placer de mirar la catedral de “Notre Dame” (referente europea del estilo gótico) desde el puente de “Sant Michel”, sobre el Sena; o al atravesar la Plaza de la Concordia (anteriormente llamada de la Revolución) camino del quizás más elegante puente parisino, el de Alejandro III, inaugurado por el mismísimo Zar Nicolás II (al que Lenin fusiló junto al resto de la familia real rusa poco después).
Solo con repasar algunos lugares a vuela pluma, pues la falta de espacio y tiempo impide pormenorizar, apuesto que les dejo con la miel en los labios. Porque ¿Quién no ha visto alguna vez aunque sea en fotos, la “Plaza Vendome” (aquí han vivido por ser la más hermosa plaza del mundo, Cocó Chanel o Catherine Deneuve)?. ¿O el soberbio edificio de la Opera, la iglesia de la “Madeleine” (que parece traída de Roma por su aspecto clásico), el museo del “Louvre” (el edificio más grande que recuerdo haber visto nunca) el Campo de Marte, o la tumba de Napoleón en “Los Inválidos”? En fin, son tantas maravillas…
Por las calles de París y por sus boulevares han transitado o residido personajes de la talla de : Picasso, Monet, Víctor Hugo, Flaubert, Dumas, Descartes, Moliere, Balzac, Pasteur, Voltaire, Debussy, Madame Curie,  Rousseau, Julio Verne, Van Gogh,  Napoleón etc. etc. etc. Y hasta, Mozar, Beethoven, Dostoieski, Hemingway, Oscar Wilde, etc. que sin ser franceses la eligieron como su residencia.
Paris ha sido, y yo diría que sigue siendo, la capital no solo de Francia, sino de Europa entera. No se concibe ésta sin París. Los americanos cuando visitan Europa, la primera escala es ella. Ella ha sido el modelo de la elegancia y de toda costumbre exquisita que el ser humano puede llegar a idear, y disfrutar.
París es también la ciudad mundial del amor y del romanticismo, en dura pugna quizás con Venecia, aunque con muchas más opciones  que ésta para coronarse como líder.
En historia, no hay episodio importante en los últimos quinientos años que no haya tenido como epicentro o lugar relacionado París. Incluso el malvado y nacionalista alemán Hitler se rindió a los encantos de esta hermosa ciudad. Y se vanaglorió, además, de haberse apoderado de ella como un hito en sus perversos objetivos.
Pero qué duda cabe que París ya no es el punto de decisión e influencia económica que fue hasta hace tan solo unas décadas, otras potencias las han desbancado, pero sigue siendo y seguirá por mucho tiempo, la primera ciudad a visitar por antonomasia en el planeta. Para corroborar esta atrevida afirmación mía, ahí van unos datos…
París llegan, a través de sus aeropuertos y estaciones de tren, más de treinta millones de turistas al año. En sus calles se ruedan cada año casi mil películas. Tiene 150 museos, 160 teatros y la friolera de 250 monumentos iluminados. A nuestro querido Madrid llegaron el  pasado año cinco millones y medio de visitantes y aun así batimos records. Y es que las comparaciones son, casi siempre, extremadamente odiosas.
Yo visité París una vez y prometo volver a hacerlo, porque si antes ya me seducía por lo oído y leído, después de pisar sus calles con más razón ansío regresar. Cualquiera que haya leído un poco de historia, le guste la pintura, el buen comer, la moda o simplemente tocar con sus manos la obra sublime jamás hecha por el hombre, que no deje de ir a París. Seguro que repite.
Dicho queda...
                                                                              Joaquín Yerga