lunes, 15 de marzo de 2021

Dentro de la tumba, y en vela

                                                                                   



Primero es un albor trémulo y vago,

raya la inquieta luz que corta el mar;

luego chispea y crece y se dilata

en ardiente explosión de claridad.


La brilladora lumbre es la alegría,

la temerosa sombra es el pesar.

¡Ay! En la oscura noche de mi alma,

¿Cuándo amanecerá?

--Bécquer--



El amor por el Antiguo Egipto comenzó con Napoleón.. Siendo éste aún general, fue enviado por el gobierno francés después de la Revolución, al mando de 30.000 hombres, a combatir en Egipto y liberarlo de la ocupación turca; se llevó consigo a unos cuantos expertos en el tema. Ya se conocía ésa civilización por historiadores y viajeros que habían hablado mucho de ella, claro, pero después de la experiencia de los franceses entró en Europa una verdadera pasión por Egipto y sus faraones..

Apenas nada se sabia hasta que Napoleón fue a Egipto de los secretos de los miles de jeroglíficos escritos en las paredes de templos y tumbas ni cómo descifrarlos, era una inquietante incógnita que traía de cabeza a los historiadores, y fue precisamente un experto llevado por Napoleón, Champollión, el que gracias a un túmulo de piedra de 112 cm de alto por 75 de ancho y de unos 750 kg (piedra Rosetta) encontrado en la desembocadura del Nilo, los supo traducir y conocer.

En la famosa piedra, hoy en el Museo del Louvre de París, hay grabadas en tres de sus caras unas letras y dibujos en tres idiomas diferentes, griego, jeroglíficos y escritura demótica, lo que hizo pensar que el texto era el mismo, y efectivamente se trababa de un decreto del faraón Ptolomeo V.

Napoleón se puso la botas allá en Egipto, vio, disfrutó, manoseó y saqueó enormes riquezas arquitectónicas. Se llevó a París hermosos obeliscos, joyas, momias, ajuares de faraones y por supuesto la piedra Rosetta.. ¡Ah!, llegó a pasar personalmente siete horas seguidas dentro de la gran pirámide de Keops (la única de las siete maravillas en pie).

Según compañeros suyos, pidió que le dejaran solo dentro de la gran tumba para hacer y sentir lo mismo que hiciera y sintiera el gran Alejandro Magno 2.100 años antes, cuando conquistó Egipto... Lo que sintiera Napoleón dentro del tétrico silencio de la tumba sólo él lo supo. Se llevó al más allá su secreto.. En fin..

Joaquín



No hay comentarios:

Publicar un comentario