martes, 28 de marzo de 2017

Mucha mujer para un hombre solo

                                                                                     





Me han acusado de ser fría, distante.

Los que me conocen

bien saben que no soy nada por

el estilo. En todo caso lo contrario

--Grace Kelly--


¿Ah, que no os lo creéis? Echadle un vistazo a su foto y veréis. Era guapísima, la rubia preferida de Alfred Hitchcock. Yo la descubrí en Crimen Perfecto, pero me enamoré de ella en Mogambo. Claro, que en La ventana indiscreta está sublime. 

Quizás no fuera tan buena actriz; no sé. No puedo opinar de su trabajo porque, seducido por su belleza todo de ella me parece perfecto. Eso sí, os puedo hablar de su vida privada. Sí, definitivamente os voy hablar de su vida privada..

Parecía modosita pero realmente era un volcán en erupción... atractiva, atrevida, sensual, ¡Oh!... Cuenta Wendy Leigh, su biógrafo, que ya con diecisiete añitos tuvo un romance con el mismísimo John Kennedy, que según contó a una amiga se enamoró de ella. 

Cuando Kennedy murió asesinado, Grace marchó a Washington a darle el pésame a Jacqueline, su viuda, pero ésta, enterada del romance se negó a recibirla. Por cierto, tres años después se reencontraron las dos en la Feria de Sevilla. Hicieron como que se querían...

Era una hembra en ebullición, creedme. Ya de jovencita, recién llegada a Nueva York, una tarde lluviosa se refugió en casa de una amiga. No estaba ésta, pero si su marido que cándidamente le informó que no tardaría en volver, y hablaron, sí hablaron mucho. El tipo le ofreció un té. Al regresar de la cocina con las dos tazas en la mano, se encontró a Grace como su madre alemana la trajo al mundo, desnuda y predispuesta. Así era ella, rápida y certera.

No os enumero la lista completa de afortunados que compartieron su lecho porque es muy larga. Con todos los que trabajaba tenía un tórrido un romance.. Pero siempre tuvo predilección por hombres mayores que ella ¿Complejo de Electra?.- 

Yo, enamorado de ella a morir, la considero una chica liberal y muy valiente. Lo tuvo que ser para andar detrás de tantos pantalones en aquella pacata época. Alfred Hitchcock llegó a decir de ella: "era una verdadera dama que se comportaba como una prostituta en el dormitorio" Pero el gordinflón de Alfred quizás lo dijera con cierta envidia, no olvidéis de su obsesión por las rubias y el acoso al que las sometía durante los rodajes, y cómo éstas huían de él..😅😅😅

Pero se enmendó al casarse con el bueno de Rainiero de Mónaco. A partir de ahí sólo se le conocen un par de amantes. Murió muy joven, como sabéis, a los 52 años, en aquel fatídico accidente de coche yendo acompañada por su hija Estefanía

Yo tuve el privilegio de contemplar su tumba en la modesta catedral de Mónaco hace un par de años. Nunca le faltan flores frescas.

Joaquín   

                                                                                  




                                                                                 



 

                                               
                                                      
                          


lunes, 27 de marzo de 2017

La historia jamás contada.




Es feliz el que soñando, muere...
--Rosalía de Castro--

Es ésta una crónica parcial y muy peculiar de nuestro país. Reconozco que jamás he leído algo parecido. Por supuesto no es un sesudo y profundo estudio sobre nuestra historia y devenir a lo largo de los siglos, ni mucho menos. Simplemente me he propuesto realizar un pequeño esbozo de la realidad más auténtica de nuestra sociedad. Cosas tales como: hechos, datos, tópicos o cotidianidades de nuestros compatriotas.
Este original articulo fue concebido hace ya muchos años y ha permanecido oculto en un cajón casi olvidado; quizás debido al poco aprecio que siempre le tuvo su autor. Éste no es otro, por cierto, que el mismo que al final del escrito se atreve a indicar la fecha de su exposición así como su nombre, sin ningún pudor.
Si me atrevo a contarlo ahora es porque me creo en la necesidad y obligación de ello, pues alguien y alguna vez  habría de hacerlo. Y qué mejor momento que éste, cuando no tengo nada más digno que mostrar.
Así comenzaba...
España, qué duda cabe, es un pequeño continente en sí mismo además de pertenecer a otro más grande como es Europa. Aquí en la península ibérica (excluyo a Portugal) se da una gran variedad de aspectos, tanto físicos como paisajísticos pero muy especialmente culturales.
Deben saber para empezar que no siempre hemos estado distribuidos territorial y geográficamente según lo estamos ahora... La división actual en autonomías es, como todos sabemos, muy reciente; exactamente emana de la Constitución de 1978, en la que realmente hubo muchos cambios.
Desde 1833 y hasta 1978 nuestro país estaba dividido en 14 regiones. Y por ejemplo, Cantabria pertenecía a Castilla la Vieja… Madrid a Castilla la Nueva, o Albacete a la región de Murcia. Muchos nos acordaremos de ese antiguo reparto. Aunque bien es verdad que en estos asuntos, la llamada “Carta Magna”, tampoco puso todo patas arriba.
Cuando se diseñó el modelo actual, (también el de 1883) se tuvo muy en cuenta querencias particulares, y se esforzaron por contentar a todos. En la subdivisión geográfica en provincias, por ejemplo, a casi todas se le concedió su porción de montañas… Fíjense como casi todas ellas tiene su pequeña cadena de montañosa, o llámese mejor sierras pues algunas no alcanzan aquella categoría.
Grosso modo, en cuanto a la composición cultural de cada región, casi todas y cada una de ellas son más o menos uniformes en ese tema, es decir, a todas les une un mismo acervo de tradiciones y de costumbres.
En materia climática está bien definido el territorio. Tenemos una zona atlántica con lluvias repartidas a lo largo de todo el año (cuarto noroccidental), otra zona mediterránea de inviernos suaves y veranos calurosos y secos (mitad este peninsular) y un centro, de clima continental más o menos extremo con heladas pronunciadas. Por supuesto las zonas limítrofes de estas regiones son de transición.
Si España tiene entidad suficiente para ser catalogada como un pequeño continente en cuanto a orografía, climas y aspecto físico, no digamos en asuntos de paisanaje, costumbres y tradiciones; en esto nos llevamos la medalla de oro. Es curioso comprobar que, a pesar de llevar juntos como país unificado más de quinientos años, persista aún entre nosotros esta disparidad de costumbres. Las diferencias interregionales son muy acentuadas, tanto que, son más afines gallegos y portugueses que los primeros con los andaluces. O tienen más en común, catalanes y franceses del sur que aquellos con los extremeños. Podría indicar algunos más ejemplos, pero ocuparía mucho espacio.
Voy a intentar esbozar algunos aspectos sociales y económicos de nuestras autonomías… Según norma no escrita pero muy utilizada en asuntos cartográficos y de  enciclopedias, empezaremos  por…
Galicia, extensión 30.000 kmsy poblada por poco más de dos millones setecientos mil gallegos. En esta zona se asentaron pueblos celtas, aun quedan muchos restos de antiguos castros (poblados), pero a diferencia de lo que se cree fue muy romanizada. Posteriormente, en la alta edad media fue lugar de establecimiento del pueblo germano de los suevos (primos hermanos de los visigodos) hasta la conquista definitiva por éstos últimos que reunificaron el país, estableciendo la capital en Toledo. En tiempos de la reconquista, Galicia fue parte importante del incipiente de reino de Asturias; posteriormente y al igual que ésta, lo fueron del reino de León y Castilla.
Gran parte de lo que hoy son las provincias de León, Zamora y Salamanca se repoblaron mayoritariamente con gente procedente de Galicia. Más tarde, en el antiguo reino de Granada tras la expulsión de los moros, asentaron a miles de familias gallegas, con lo que una gran proporción del ADN hispano es gallego. Ésta región estuvo siempre muy poblada para lo que era normal en la península. Conocida desde bien antiguo era la fama de fertilidad de las mujeres gallegas.
Galicia hasta bien entrado el siglo XIX era de las regiones más prosperas del país, luego declinó y se convirtió en la tierra de emigrantes que conocemos hoy. En todos los parámetros económicos que miremos, la autonomía galaica en su conjunto está en la media baja del país. Sin embargo existe gran diferencia entre las cuatro provincias. La Coruña y Pontevedra son prósperas e industriosas, estarían por encima de la media española. Por el contrario, Orense y Lugo (viven básicamente del sector primario) están entre las más depauperadas del país, y con crecimiento vegetativo negativo, es decir, cada vez tienen menos población.
En la ciudad de La Coruña, por decir algo, destaca su puerto, la playa de Riazor con su paseo marítimo y las balconadas acristaladas frente al puerto comercial. Sin olvidar, ¡claro! la famosa torre de Hércules; el único faro romano que se conserva en la península. Es una ciudad bastante acogedora. En la provincia sobresale El Ferrol, con sus antiguos astilleros. En Arteixo, un pueblecito cercano a la capital, está la sede y uno de los grandes centros logísticos de Inditex (Zara, Máximo Dutti, Pull&Bear, Bershka) Es una de las mayores empresas textiles del mundo con más de 4500 tiendas. Gracias a Zara y su empresa matriz, La Coruña está entre las cuatro provincias más exportadoras de España.
En la provincia de Pontevedra destaca Vigo, la mayor ciudad de Galicia con más de medio millón de habitantes en su zona metropolitana. Aquí está la fábrica de Citroën, la mayor empleadora de la región. Del resto de la provincia, seguro que no descubriría nada nuevo lo que diga, pues todo el mundo conoce la hermosura de su paisaje y gastronomía.
Orense y Lugo son mucho más modestas en población y en recursos. La ganadería bovina con sus derivados es su mayor fuente de ingresos.
En cuanto a fiestas y eventos culturales hay que señalar las romerías al aire libre y las muy frecuentes ferias del marisco. Y, a pesar de ser tierra húmeda se dan buenos vinos como el Ribeiro y Rías Baixas (albariño) .En general Galicia es tierra de brumas y bosques, con aldeas repartidas por toda su geografía y que se ha prestado siempre a historias y leyendas misteriosas. Acuérdense de las Meigas que, haberlas haylas.
La capital, Santiago de Compostela (120.000 habitantes) ha sido y es destino del cada vez más famoso y conocido, Camino de Santiago. Ésta ruta fue origen de la que podríamos llamar, primera globalización paneuropea, pues interconectaban peregrinos de todo el continente con la finalidad de visitar la tumba del apóstol. Ésta tradición se remonta hasta el siglo IX. Y es que, necesitando un revulsivo los recién creados reinos cristianos pues los musulmanes los acosaban, Alfonso II, El casto y las autoridades eclesiásticas de la zona, aprovecharon el descubrimiento de una tumba desconocida y dieron pábulo al mito del enterramiento del apóstol Santiago el Mayor... Y acertaron, qué duda cabe.
En todo su pasado, Galicia, ha vivido las mismas vicisitudes históricas que Castilla, otra cosa es que  por su aislamiento natural, (una cadena montañosa la separa de ésta y de Asturias) hayan mantenido su idioma y parte de sus costumbres. También es verdad que debido al clima lluvioso, a lo arbolado del terreno y a los minifundios como forma de distribución de tierras y haciendas, hacen de los gallegos gente especialmente diferentes a los de la llanura central. Y en general a los del resto de España.
Tenemos que reconocer que los gallegos son gente especialmente emprendedora, sobre todo fuera de su tierra. Todos conocemos a gallegos periodistas (Fernando Onega, Luis Mariñas, Pilar Cernuda, Julia Otero, M. Martin Ferrand, María Antonia Iglesias, Pepe Domingo Castaño etc.) presentadores televisivos (Jesús Vázquez, María Patiño, Silvia Jato, Manuel Torreiglesias, Paula Vázquez, Jesús Mariñas etc.) políticos (Pablo Iglesias, Canalejas, Calvo Sotelo, Fraga, Rajoy, Elena Espinosa, Ana Pastor etc.)  militares (Franco, Millán–Astray, Enrique Lister etc) empresarios (Adolfo Domínguez, Roberto Verino, Amancio Ortega, (el hombre más rico del mundo) etc.)  escritores ( Valle Inclán, Camilo J. Cela, Rosalía de Castro, Pardo Bazán, Concepción Arenal, Torrente Ballester, Salvador de Madariaga etc) músicos (Juan Pardo, Julio Iglesias, Luz Casal, etc) Por no hablar de …Fernando Rey, Romay, Luis Tosar, Luis Suarez, Mario Conde, y un largo etcétera. Realmente existen todos estos personajes en una proporción exageradamente grande para su menguado tamaño poblacional.
Por otra parte, de todos es bien conocido la virtud de los gallegos para abrir negocios. Los más sobresalientes, restaurantes y marisquerías. Pocos naturales de esta región y emigrantes hay que no tengan su propio negocio o profesión bien remunerada allá donde se asientan. Casi todos los emigrantes, y han sido a lo largo de la historia casi tres millones, han hecho más o menos fortuna en diferentes regiones de España o en Latinoamérica… En Argentina, sin ir más lejos, han sido ellos los dueños de pequeños y grandes negocios, así como en México, Venezuela etc. Aquí en España están bien introducidos en todas las capas de la sociedad con algún poder de decisión. Jamás he conocido a un gallego peón de albañil...
Otra particularidad de los nacidos en el noroeste peninsular es el amor a su tierra… Casi todos desean volver algún día y añoran especialmente su patria chica. Esto solo ocurre con esta magnitud en unas pocas regiones. Sé de alguna que de sus naturales emigrantes apenas regresa nadie, incluso la ignoran; y mira que me entristece ese proceder.
Quizás por ese apego a su terruño, por su idioma, más parecido al portugués que al castellano (de hecho proceden del mismo tronco idiomático común), y por sus atávicas costumbres tan diferentes al resto de peninsulares, Galicia está entre las regiones en las que una gran proporción de sus habitantes se sienten más gallego que español. A pesar de habernos obsequiados ellos al resto con paisanos tan "ilustres" como… Franco, Fraga,  o Rajoy
Dicho queda…
                                  cosasdejoaquinyerga@blogspot.com

domingo, 26 de marzo de 2017

A ti...




Enséñame a guardar silencio, aunque te extrañe a gritos.

Lo sé, se fue inesperadamente, casi sin avisar, y te dejó heridas en el alma imposibles de curar. Una mañana de julio de manera precipitada decidió volar y no soportar sus malos augurios. Quizás pensó apresurar su marcha y evitar, de paso, sufrimientos inútiles.. O acaso se confabuló con la providencia para hacerlo todo más llevadero más fácil. Pero olvidó que más injusto pues sólo dejó atrás tierra quemada y vidas rotas; un páramo de incredulidad y dolor...
Ahora llora, porque no te queda otra. Suspira y llena de aire tus pulmones una vez más como si todo el oxígeno del mundo estuviera ahí para ti, para ayudarte a limpiar la negrura de tu mala suerte... Sí, llora y derrama tus lágrimas abundantes sobre tus gélidas mejillas; ésas mejillas con las que un día, ruborizadas entonces, rozaste las suyas por primera vez... Llora y desahógate de manera desmedida porque es la única manera de mitigar tu indescriptible dolor ¡Qué puede importarte ya nada!..  Si en algo yo te pudiera ayudar, decirte que aquí me tienes; comparto absolutamente tu tristeza infinita.
Y pensarás, convencida, que nada vale ya para ti que nada tiene sentido sin él. Y mirarás como lejana e inalcanzable la salida del pozo en el que te hayas, y creerás no ser digna del desmesurado castigo que te ha impuesto el destino. Y te preguntarás, ¿Por qué a ti? ¿Por qué él? Y no hallarás respuestas...
Y los días anodinos, vacíos, irán pasando uno a uno por tu vida sin dejar huella en tu ánimo. Y las noches serán eternas, inamovibles, solo admisibles porque te aferras a sus recuerdos, y a los inevitables somníferos para dormir...
Aún tendrás momentos anímicos insoportables en donde la nostalgia hará acto de presencia para quedarse por mucho tiempo y hacerte sufrir lo indecible. Y llegarás a palpar su ropa aspirando con fruición restos de su olor que seguro aún encontrarás. Y mirarás su foto y besarás su cara sobre el frío cristal..., y lo empañarás con la última lágrima de tu triste madrugada.
Fuera, en la calle, en cualquier paseo y lugar tu fantasía te hará volver con él y creerás verlo entre la multitud... y correrás aturdida entre la gente detrás de la silueta de algún desconocido creyendo verlo, para después, desengañada, sentarte en algún banco sollozando una vez más mientras te mesas con los dedos temblorosos los cabellos alborotados por la emoción...
Y en las tardes interminables del estío o en las mañanas lluviosas de otoño añorarás sus sólidas manos asiendo las tuyas, pequeñas y frágiles pero protegidas por las suyas. Y aún esperarás ingenua e impaciente oír su voz a través del teléfono ante cualquier llamada inesperada.
Perdóname si te quedan fuerzas para eso porque no encuentro palabras que te puedan consolar ni argumentos que puedan devolverte una sonrisa; aún tienes el corazón en carne viva.
Podría, como diría el poeta, reconocer intimidades de él, de nosotros, sobre historias mediocres o vulgares minimizando su honestidad o decencia con la loable intención de suavizar  tu amargura, pero mentiría como un bellaco fue un hombre íntegro... 
Podría mentirte y enumerarte una larga lista de sus antiguos amores, y revelarte secretos inconfesables de nuestro pasado más remoto para subestimarle, pero faltaría a la verdad porque solo tú has morado en su corazón...
Podría, para variar, escribirte frases esperanzadoras sobre un futuro no muy lejano cargado de ilusión para ti, para que encontraras un merecido consuelo a tu dolor, pero fingiría porque no me saldrían del alma, también a mí me partió el corazón. Y es que en éstas horas tristes sólo se me ocurre confesarte --que en un lugar recóndito de mi corazón aun mantengo intacto el aura limpia y pura de su niñez--
Joaquin


Una de las poesías más bonitas y conmovedoras del panorama lírico español es, sin duda, la que Miguel Hernández dedicó a su amigo más querido en su prematura desaparición. Contiene versos tan emotivos que para los tipos más sensibles es sencillamente una delicia para el alma. Sin embargo he de anotar también que induce un poco, cuanto menos, al desasosiego.
En nuestro archivo poético nacional tenemos la suerte de contar con elegías (poesías que ensalzan la vida y hazañas de algún personaje a su muerte) preciosas. La más conocida y espectacular es la inmensa: “Coplas a la muerte de su padre” del palentino Jorge Manrique, algunas de cuyas estrofas todos conocemos al dedillo.
¡Dios me libre de buscar la más mínima comparación con estos dos magníficos poetas mencionados!  ¡Nada más lejos de mi voluntad buscar alguna similitud por pequeña que fuere con la carta que ansié escribir a la desaparición de otro amigo del alma, (en este caso mío) con esas obras maestras de nuestra literatura!
Esta carta y, perdóneseme la vanidad que pudiera aparentar, es una amarga e impulsiva reflexión en prosa, como no podía ser de otra manera, pues conmover en versos es ardua tarea fuera de mi alcance intelectual. Es una reflexión, insisto, concebida ante la dolorosa noticia de la precipitada muerte de un gran amigo de juventud.
Con cada palabra escrita en ella manifiesto mi desconsuelo, pero lo delego en otra persona, su mujer que lo quiso tanto, como manera torpe de eludir mi responsabilidad y llanto.
Hoy se cumplen unos años de su partida. Sus íntimos palparán el tremendo vacío de su ausencia durante todas sus vidas. Fueron unos días tristes, y aunque el tiempo marchita los recuerdos siempre habrá para él un hueco en mi corazón.
Joaquín Yerga

viernes, 24 de marzo de 2017

Algo para recordar





Todo empezó con la historia de una carta. O mejor dicho la no historia pues ésa carta nunca existió. Aun así les aseguro que la esperó angustiosamente, sólo que para su desesperación ésta nunca llegó. Sin embargo, la que muestro abajo es una copia exacta de la misma. Espero que me comprendan...

Quizás no sepa a donde voy, pero sí sé a dónde me gustaría regresar.


Querida amiga:
Ignoro si habrás podido olvidarme. Sin embargo yo sueño con volver a verte... Desde que no sé de ti algo ha cambiado en mi vida; sin duda a peor pues de repente me hice mayor y te juro que no me gusta lo que he hallado... 
Algunas veces imagino que estás conmigo y vuela mi imaginación al infinito; eso me permite aguantar la angustia. Otras veces fantaseo que eres tú la que me llamas y cojo rápido el teléfono esperando oír tu voz vacilante al otro lado suplicándome que vuelva, que no puedes más; incluso creo verte desde mi ventana esperándome, inquieta y ansiosa por verme aparecer, pero enseguida se me hace real el pasaje y, ante tu ausencia, vuelvo, anímicamente vacío, a mis quehaceres.
Te fallé, es cierto, me deje llevar por su frívola provocación y no supe rechazar unos deseos acaso controlables.. Y hasta olvidé lo esencial, pues cambié por unos  instantes de placer lo que más me importaba en ésta vida, tú..
Por disculparme te podría haber suplicado, para así aliviar el daño de mi fea jugada, que fueron horas de debilidad, que no supe calcular las consecuencias. O que fue un antojo ya olvidado, pero no te valdría, el tajo fue profundo y no hay primeros auxilios que pueda amparar mi disparate.
Tal vez hubiera conseguido, esforzando de manera insistente mi persuasión, atenuar el daño contándote milongas, por ejemplo, de juerga de amigotes, de noche de alcohol, de aturdimiento, pero intuirías que son argucias, patrañas de mal perdedor, y no te lo merecías.. 
Podría haberte insistido incluso, que nunca más, que no significó nada para mí que solo fue una vez, una hora de flaqueza que las circunstancias, todas pertinentes, me obligaron a ello, pero me dirías, ¿Y aquellas promesas de amor eterno? ¿Acaso no me juraste  fidelidad?.
Por no adivinar no supe, siquiera, que el destrozo sentimental que provocaría mi acción seria inmenso. Ni creí por un momento que la convalecencia sería tan larga.. Además te pediría perdón mil veces, si pudiera. Y comprendería tu resentimiento.., y aceptaría de buen grado lo me pidieras.., y volvería a enamorarte, si me dejaras..
Ahora ha pasado el tiempo y no sé de ti, pero te sigo deseando con las mismas ganas de siempre. Sí, porque a pesar del distanciamiento, de tu indiferencia, necesito creer que algún pedazo de aquel amor que nos tuvimos todavía pervive en tu corazón.. Aun suspiro porque alguno de los momentos felices que pasamos juntos lo recuerdes con nostalgia.. Ansío incluso, emocionado, que una lágrima tuya rebelde deambule por tu mejilla cuando angustiada o triste te acuerdes de mí.
Joaquín


Nota del autor:
Cuando uno es un poco ingenuo y lleva esto de lo romántico y pasional a extremos inconcebibles, es que ha tenido un pasado especialmente sensible. Ahora estoy convencido de que la generación con la que me tocó convivir, afortunadamente, éramos de una pasta diferente, teniendo en cuenta, por supuesto, todas las salvedades habidas y por haber.
Nosotros, los jóvenes de entonces, fuimos muy duros en cuanto a soportar las necesidades físicas de aquel momento. Logramos ocupar y entretener nuestras horas y días a lo largo de ésa etapa con nimiedades materiales, y lo suplimos con grandes dosis de imaginación. Sin embargo emocionalmente, me temo, no llegamos al nivel de fortaleza y frialdad de los de ahora.
Tal vez las duras circunstancias de ésa sociedad de antaño en aquella España gris, sin recompensas, hizo de nosotros seres especiales e irrepetibles de un tiempo que ya no volverá. Jóvenes idealistas pero responsables, poseedores de una inocencia sin límites. Yo diría que, incluso, entrañable hasta el punto de dejarnos asombrar y sorprender por cosas y casos que hoy en día darían risa.
En medio de esos originales tipos de seres humanos generosamente repartidos por toda nuestra geografía, medraba el que esto escribe, un joven, entonces, emotivo y fantasioso que creció al albur de una madre superprotectora e incapaz (por sus propias enseñanzas recibidas) de atarlo con cuerda larga; y de un padre, al cual, nunca le estará suficientemente agradecido por su integridad.
Ése joven que vino al mundo en un lugar tan poco amable para echar raíces, se empapó, no obstante, de la ética suficiente que sí abundaba en la zona y entre sus gentes. Con esos virtuosos ingredientes convenientemente aderezados adquirió unos ideales que, aunque ahora un poco desfasados, dieron como resultado el contraer un temperamento extremadamente sensible capaz de llevar a cabo muchas de las acciones y actitudes más loables de cualquier hombre de bien, esto es cierto. Pero también es verdad que, consciente de que los nuevos tiempos no son los más propicios para propagar su personalidad, se ve obligado a exponer una pequeña parte de su pensamiento y obra de manera vergonzante. Por cierto, obra gestada toda ella en su ya lejana e inconsistente juventud.
Ése joven de entonces, aunque ahora ya maduro hombre de su tiempo, necesita resaltar que la atrocidad lingüística que arriba adjunta se incubó hace ya muchos años. Hoy simplemente ha retocado algunos puntos y añadido unas comas. Pero esa distancia temporal no merma en absoluto su atrevimiento al publicarlo. Más que nada  por la enorme simpleza del escrito. Perdónenle por ello.
Si prometen no torturarlo confío en su arrepentimiento absoluto por estas infames tropelías reveladas, y les aseguro a tal efecto que conseguiría arrancarle la promesa de que, jamás volverá a intentarlo.
Dicho queda.
                                                                           


jueves, 23 de marzo de 2017

Donde el corazón me lleve



  
    Cuando os oigo tocar
    campanitas, campanitas,
    sin querer vuelvo a llorar.

    Cuando de lejos os oigo
    pienso que por mi llamáis
    y de las entrañas me duelo

   
   Me duelo de dolor herida,
    que antes tenía vida entera
    y hoy tengo media vida.
    (R. de Castro.)

Tuve el gusto de ver la cara de mi madre por primera vez en un lugar que no era precisamente idílico. Cuando crecí y fui consciente de la dura naturaleza que me rodeaba, no eché a correr porque debía hacerlo durante muchas jornadas seguidas para alejarme de allí y encontrar algo mejor...
A casi quinientos kilómetros de ese lugar, en Madrid, hace unas décadas más de la mitad de su población habíamos nacido fuera de la ciudad. Es más, incluso de la comunidad autónoma, con lo que se deduce que muchos de los que aquí vivimos y rondamos o excedemos la cincuentena hemos inspirado nuestra primera bocanada de oxigeno en cualquiera de las cincuenta provincias que componen nuestro mapa político nacional. Aun recuerdo con agrado cómo tenía su punto el haber nacido fuera y tener, por lo tanto, pueblo… ¡Mi pueblo!, decíamos con cierto orgullo.
Mi pueblo, a qué mentir ni exagerar, no está situado en un verde valle rodeado de montañas nevadas ni se haya a la orilla de un caudaloso rio de aguas cristalinas. Tampoco puede presumir de la belleza de su hermosa bahía en un cálido mar de ensueño, ni mucho menos… Y es que, (que me perdonen mis paisanos) fueron a fundar el pueblo en el lugar menos agraciado de la comarca. Si no me fallan mis cálculos a seis kilómetros del arroyo más próximo y a veinticinco de la sierra más cercana. Ése pequeño arroyo con ínfulas de río y que dista a tres leguas al sur del municipio discurre, avergonzado por su escaso caudal, con el pomposo nombre de Bodión. Y con tan poca corriente, por cierto, que se pudiera vadear con zapatillas de andar por casa sin tan siquiera mojarlas.
No tuvimos suerte en lo tocante al medio y lugar cuando nuestros antepasados pusieron la primera piedra del futuro municipio, ¡qué le vamos a hacer! También es verdad que el hábitat original era muy distinto al actual. Todo parece indicar que hasta el siglo XVII nuestro entorno estaba poblado de encinas y alcornoques y hubo que talarlos por necesidades agrícolas. Lo cierto y verdad es que nacimos en un medio natural hostil, una campiña desarbolada y pedregosa, morada de cañafotes y chicharras, y sólo apta para ciertos cultivos de secano.
El poder gozar de un paisaje natural más benigno, o encantador, es una suerte que la voluntad humana no tiene la potestad de elegir, pero el medio urbano sí. De hecho, es el hombre el que lo crea y modula a su antojo y necesidad. Y aquí si puedo con holgura airear las bondades arquitectónicas de mi pueblo.
Tenemos un casco urbano pequeño como tal, pero suficientemente acogedor como para que casi todos los aquí nacidos estemos moderadamente a gusto con él. Incluso me atrevo aventurar sin temor a equivocarme que la mayoría de los nativos estamos más que satisfechos, a la par que orgullos de nuestra villa. ¡Ah!, y cómo la hemos cambiado y rejuvenecido a lo largo de estos últimos cuarenta años.
Qué duda cabe que todas la ciudades y pueblos de nuestro país han sufrido, para bien, un cambio sustancial en sus fisionomías. Nosotros no íbamos a ser menos. Hemos pasado en estas cuatro décadas (no hay más que contemplar fotos antiguas) de habitar un poblachón desvencijado, propio de la España más profunda y triste, a un pueblo moderno y actual en donde se aprecia de manera clara el toque de prosperidad propio de la época y el lugar, es decir...siglo XXI,  y Europa.
No obstante, y al margen de crudas realidades naturales y humanas, subsiste en mi otro pueblo paralelo al descrito, rutilante y fantástico, en otra dimensión porque sólo habita en mi memoria. Se nutre de añoranzas y melancolías y destaca por encima de naturalezas exuberantes o de horizontes de ensueño. Sí, éste otro pueblo crece y se magnifica en mi interior con grandes dosis de recuerdos, reales unos idealizados otros, pero emerge en mi imaginación y me deslumbra como mi Jardín del Edén, afectivo.

Joaquín Yerga

  

martes, 21 de marzo de 2017

¿Y tú me lo preguntas?..





La suerte es una flecha lanzada que hace blanco en el que menos la espera.
--C.Adenauer--

Decía el gran Napoleón (emperador de los franceses) que él, a la hora de elegir a sus generales no se esmeraba especialmente en sus dotes de mando ni en el valor de su estrategia militar, ¡qué va!. Lo que más le interesaba de ellos era su suerte. Él entendía que era más importante gozar de ésta circunstancia que no de otras cualidades.
Si Gustavo Adolfo Domínguez Bastida, (Bécquer) hubiese nacido cincuenta años antes, cuando Napoleón, hubiera sido francés y para rematar la faena hubiera tenido la vocación de militar, jamás habría llegado al grado de general con Bonaparte, porque suerte tuvo, pero muy mala, el pobre.
Bécquer nació en Sevilla un 17 de febrero de 1836, y no precisamente en un patio donde florece el limonero, como decía Machado. Pronto se quedó huérfano de padres y fue su madrina la que se hizo cargo de él y de su hermano mayor Valeriano. 
Pronto marchó a Madrid detrás de su hermano buscando en la capital lo que en Sevilla era imposible, vivir de la poesía. Se estableció en una pensión de "mala muerte" y las pasó canutas sobreviviendo gracias a la ayuda de su hermano. 
Entre amores pasionales, publicación de algunas poesías y mucha hambre, en 1857 contrajo tuberculosis, asunto que a la postre le llevaría a la tumba muy joven, demasiado joven para morir, con tan solo treinta y cuatro años.
Hablaba antes de su mala suerte, y es que miren: se enamoró de manera apasionada, (como era habitual en él) de una bella mujer con la que llegó a casarse, y cuando la felicidad parecía sonreírle descubrió que ésta le ponía los cuernos. Para más escarnio si cabe, la osada y bella dama se llamaba Casta. 
Desde luego la infidelidad de su mujer le marcó para el resto de su corta vida. En muchas de sus poesías se refleja ésta amargura amorosa. Curiosamente unos pocos meses antes de su muerte se reconcilió con ella.
Ahí van algunos retazos de sus mejores versos, a mi entender. Y fíjense qué sensibilidad para con el bello sexo. También pueden adivinar en cada uno de ellos su momento personal y anímico.

Poesía.
No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas;
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista;
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!


Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista;
mientras la humanidad, siempre avanzando
no sepa a do camina;
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!


Mientras sintamos que se alegra el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!


Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa
¡habrá poesía!



Tu pupila es azul.
Tu pupila es azul, y cuando ríes
su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja.

Tu pupila es azul, y cuando lloras
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre una violeta.

Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea,
me parece en el cielo de la tarde
¡una perdida estrella!


Por una mirada
Por una mirada, un mundo,
por una sonrisa, un cielo,
por un beso… ¡yo no sé!
qué te diera por un beso.


Una lágrima.
Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mis labios una frase de perdón,
habló el orgullo y se enjugó su llanto
y la frase en mis labios expiró

Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún ¿Porqué callé aquel día?
Y ella dirá: ¿Porqué no lloré yo¿


Un trágico sainete
Nuestra pasión fue un trágico sainete
en cuya absurda fábula
lo cómico y lo grave confundidos
risas y llanto arrancan.

Pero lo peor de aquella historia
que, al fin de la jornada,
a ella tocaron lágrimas y risas
¡y a mí sólo lágrimas!


Suspiros.
¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime mujer, cuando el amor se olvida
¿Sabes tú donde va?


Cuando me lo contaron
Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas;
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de donde estaba.
Cayó sobre mi espíritu la noche;
en ira y en piedad se anegó el alma…
¡y entonces comprendí por qué se llora,
y entonces comprendí por qué se mata!
Pasó la nube de dolor… Con pena
logré balbucear breves palabras…
¿Quién me dio la noticia?… Un fiel amigo…
¡Me hacía un gran favor!… Le di las gracias.


Herido.
Me han herido recatándose en las sombras,
sellando con un beso su traición.
Los brazos me echó al cuello, y por la espalda
partiome a sangre fría el corazón.

Y ella prosigue alegre su camino,
feliz, risueña, impávida, ¿y por qué?
¿Porqué no brota sangre en la herida…?
¡Porqué el muerto está en pie!


Volverán las golondrinas
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
ésas… ¡no volverán!


Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día….
ésas… ¡no volverán!


Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…desengáñate,
¡así no te querrán!


                Joaquín Yerga


                                                                                                


El último jinete del Apocalipsis





El dolor es el agua que riega los jardines de la poesía y hace crecer sus árboles más lozanos.
(Blasco Ibáñez)

Al final del otoño de 1923, Vicente Blasco Ibáñez se embarcaba en un viaje alrededor del mundo. Ése viaje le iba a llevar a China o Japón entre otros países aun exóticos en aquella época Quiso escribir un libro “La vuelta al mundo de un escritor” y relatar en él sus peripecias, y así lo hizo. En el prólogo del librito aparece despidiéndose de su hermoso jardín, que dejaba por unos meses.
El libro lo acabo de leer y además de las consabidas experiencias de su fabuloso viaje nos cuenta esa amarga conversación de despedida antes de partir. Su jardín y su mansión estaban en la ciudad de Mentón, en la deliciosa Costa Azul francesa. Aconsejo echar un vistazo a sus breves apuntes, porque seguro que como a mí le cautivarán la exuberante prosa de su lenguaje. Lean...

Una de las primeras mañanas del otoño de 1923. Estoy sentado en un banco de mi jardín. Árboles, estanques, arbustos floridos, pájaros y peces, parecen esta mañana completamente distintos a los que veo diariamente
Algo sobrenatural anima cuanto me rodea, como si durante la noche se hubiesen trastornado los ritmos y los valores de la vida. El jardín me habla. Esto no es extraordinario. También los muebles nos hablan en las habitaciones cerradas cuando estamos a solas con ellos, en momentos críticos de nuestra existencia.
Balancean los túneles de rosales sus flores recién abiertas por la primavera otoñal. Pájaros de todas clases sostienen una lucha sonora de gorjeos flautines en las alturas de la arboleda, oasis aéreo que les sirve de refugio contra los aguiluchos y gavilanes diurnos o las aves de presa de la noche, ocultas en la vecina muralla, roja y gigantesca, de los Alpes Marítimos. Los peces colean inquietos en el agua cargada de sol, como si persiguiesen a sus mismas sombras que se deslizan por el fondo verdoso de estanques y fuentes.
Cantan los surtidores al desgranar en el aire sus sartas de blandas perlas. Los abanicos verdes de plátanos y palmeras dejan caer las últimas lágrimas del rocío matinal. Y toda esta naturaleza cándida, fresca y pueril como la luz rosada de la aurora, me pregunta a coro:
- ¿Por qué te vas?.. ¿Es que te encuentras mal entre nosotros?..
Vuelvo mis ojos por toda respuesta hacia el mar violeta, que tiembla bajo los flechazos del sol más allá de la columnata de árboles.
Todo lo que me rodea sigue hablándome con lenguas aéreas, vegetales o acuáticas. Cada uno dice algo diferente, pero sus voces se confunden y unifican en la misma dirección, como los diversos temas de una sinfonía.
- Quédate -dice la orquesta murmurante del jardín-; vas a perder nuestras flores y nuestros frutos, los dulces atardeceres del otoño, la compañía serena y luminosa de los libros. El plátano tropical, que sólo fructifica en contados lugares de Europa, descuelga para ti, en este rincón asoleado, entre el mar y la montaña, sus pesados racimos. Si te alejas, otro comerá los encorvados frutos, ahora verdes y luego dorados, que lentamente van cociendo bajo el fuego solar su pulpa de miel.
»Ya se hinchan los capullos en las filas de camelias, no pudiendo contener el estallido de sus colores luminosos. Pronto se abrirán, dando paso a sus flores sin perfume, pero deslumbradoras de bella majestad, como diosas que nunca sonrieron. Y tú no verás esta milagrosa floración, preparada durante el resto del año como una apoteosis teatral.
Alguien acaba de llegar con silencioso paso, sentándose junto a mí, en el banco de azulejos que representan antiguas danzas valencianas.
Nadie más que yo puede verle. Lo conozco. Me ha seguido siempre como un esclavo, compañero de penas e ilusiones, que llevase el pie metido en el otro extremo, de mi cadena.
Acabo de sentir ese desdoblamiento interior que todos conocemos en momentos difíciles de nuestra vida. Es una mitad de mí mismo lo que acaba de sentarse a mi lado. Su rostro es agresivo y hablan por su boca la duda y la ironía.
Sus primeras palabras son para reproducir la misma pregunta que continúan repitiendo tenazmente los rumores del jardín. Pero mi otro yo me habla con menos miramientos.
- ¿Por qué te vas? ¿Qué puedes conseguir realizando tu infantil deseo de hacer un viaje alrededor del mundo?… »Si sientes curiosidad por conocer los pueblos lejanos, no tienes más que entrar en tu biblioteca, que está a pocos pasos. Allí, entre veinte mil volúmenes, encontrarás muchos que, con la ayuda de la imaginación, te harán ver ciudades y paisajes tal vez más interesantes que cual son en la realidad.

Vicente Blasco Ibáñez es un escritor desconocido en el panorama literario español. No obstante escribió muchos libros, y ya en vida disfrutó de un éxito enorme. Fortuna que pocos tuvieron la suerte de compartir.
Si como escritor de éxito destacó entre sus contemporáneos, y lo pudiéramos catalogar como extraordinario, pues no se le ha incluido en ninguna generación conocida, ni en el 98, (junto a Machado, Unamuno o Azorín) ni en la generación del 27 (Cernuda, Dámaso Alonso, Aleixandre etc.) como persona su vida fue como poco asombrosa, por lo excepcional.
Sus padres procedían de Aragón pero se establecieron en Valencia, por lo que él nació en la ciudad del Turia. Allí, desde bien pequeño se interesó por lecturas de cariz político en general y republicana en particular, que le marcó para siempre; fue hasta su muerte un furibundo republicano.
Fundó varias revistas y comenzó a escribir desde muy joven, alternando su creación literaria con la de político en activo. También creó un partido político en Valencia de ideas republicanas, como no podía ser menos. Y fue tanta la pasión que desplegaba en sus mítines políticos que se granjeó bastantes enemigos. Debido a eso tuvo que largarse a Madrid para salvaguardar su integridad física.
Después de varios libros exitosos de carácter costumbrista como: La araña negra, Arroz y Tartana, Flor de Mayo, La Barraca o Cañas y barro, con las que alcanzó un incipiente éxito en España, fue sin duda alguna Sangre y Arena, la que le catapultó a la fama, sobre todo en América. Después vino Los cuatro jinetes del apocalipsis, con lo que éxito fue sencillamente arrollador. En los Estados Unidos le adoraban. Varios años fue número uno en ventas y lecturas. Debido a su fama tuvo que hacer varios viajes allí, desplazándose por todo el país dando conferencias, y en todas le escuchaban con inusitado interés.
Anteriormente había hecho un viaje a Argentina, en donde también le apreciaban mucho. Compró allí varios lotes de tierras llevándose para cultivarlas arroceros valencianos. En esto no tuvo el éxito esperado y volvió a España arruinado. Por cierto, los agricultores valencianos allí se quedaron y allí siguen sus descendientes. Llegaron incluso a fundar una ciudad, Cervantes, (Blasco Ibáñez era un apasionado del autor del quijote). Hoy tiene unos veinte mil habitantes.
Durante su estancia en Madrid se batió en duelo a muerte con pistolas con enemigos de partido y creencias; circunstancia que le provocaron algún que otro rasguño. Sus discursos siempre fueron incendiarios en contra de la monarquía. Durante el mandato del general Primo de Rivera (dictadura) se exilió a Francia y se estableció en la Costa Azul, en la ciudad de Mentón, muy cerquita de Niza. Allí se compró un palacete muy al estilo de los que él había conocido y vivido en la playa de la Malvarrosa de su Valencia natal.
Algunos de sus más conocidos libros como Sangre y arena o Los cuatro jinetes del apocalipsis fueron adaptados al cine con enormes éxitos. Los actores más conocidos del momento se daban de tortas por protagonizar esas películas, como Rodolfo Valentino, Greta Garbo, Tyrone  Power o Rita Hayworth. Él llegó a ser millonario teniendo hasta un Rolls Royce de su propiedad, (modelo solo apto para potentados). En su mansión de Mentón, llamada Fontana Rosa, murió el 28 de enero de 1928 a los 61 años., después de una vida ajetreadísima.
En su testamento quedó dicho de manera tajante que sus restos no volvieran a España hasta que hubiera instaurada una República. Por supuesto, nada más proclamada ésta en 1931 se hicieron los trámites pertinentes para repatriarlos. Cosa que se realizó dos años después. Hoy en día está enterrado en su querida ciudad de nacimiento y aventuras.

Joaquín