domingo, 29 de diciembre de 2013

El mundo en sus manos




Se despidieron y en el adiós ya estaba la bienvenida.
M. Benedetti



Tumbada en la cama del hotel, triste y atormentada, no hacía más que pensar en lo mismo. Por su cabeza pasaban una y otra vez todas las emociones y decepciones vividas en los últimos días. Y es que...
Se jugó demasiado pero no le quedaba otra si quería ganar. Todas las encuestas decían lo mismo, apenas un tercio de los votos, con ese porcentaje iría de lleno a la oposición, así que apostó todo a ésa jugada. Y si al final todo salió mal, pues mala suerte no era culpa suya… ¿o sí?
Conste que hizo todo lo que estaba en sus manos. Empeñó en la operación lo máximo, y juraría que fue demasiado: amigos, parientes, prestigio, y ahora ¿Qué le quedaría? Mucho se temía que nada, sólo amargura y menosprecios.
No era una ingenua, demasiado sabia ella que este mundo funciona así, cuando todo va bien y triunfas se te abalanzan enjambres de pelotas, aduladores, tiralevitas y lameculos de toda ralea y condición. Te ensalzan, te repiten constantemente qué guapa y qué lista eres, y se reservan para después el típico “¿Qué hay de lo mío?”. Pero si por cualquier motivo, ajeno o no a tu voluntad, se difumina la aureola que te envuelve y caes en desgracia, no te salva ni los bomberos.
Pensaba todo esto mientras meditaba en su habitación; lógicamente antes del infausto final, pero hubo un momento en que llegó a la cima, ¡Así es! Ése instante fue cuando presentó el plan a bombo y platillo en uno de los mejores hoteles de la ciudad. Fue increíble, acudieron al evento multitud de medios informativos, periodistas de todos los colores, televisiones, radios, artistas y gente de la farándula en general, fue una tarde apoteósica, de las que no se olvidan fácilmente.
Y prometió, sí, prometió delante de todo el mundo, incluidos los más importantes políticos y del magnate propietario de la multinacional encargada de llevar adelante el gran proyecto de ocio, hacer de éste el motor de desarrollo de la zona. Y juró ante la Biblia que en caso de no cumplir lo prometido dimitiría de manera irrevocable. No obstante, se guardó una carta en la manga ¡Claro! Y es que todo estaba atado y bien atado, y ni por un momento pasó por su cabeza que nada de ésto último fuera a suceder. Ya tenían, ella y sus colaboradores, un pre-contrato firmado con el dueño y todo saldría a pedir de boca.
La cantidad de dinero a invertir era inmensa, la mayor que jamás se haya empleado en la ciudad. El asunto iba tan en serio y tantos los puestos de trabajo a crear que la ciudad iba a subir como la espuma, posiblemente entraría en el<< Top ten>> europeo, o mundial, --diría ella-- en el largo discurso que pronunció durante la presentación. Y, hablando de ella -- pensó entonces-- ¿Cómo quedaría después de este éxito su prestigio? ¿Le harían doctora “honoris causa” en la Complutense? Y se vio, incluso, representada en una estatua de mármol de Macael, de pie, con el brazo levantado y un libro en la mano como dirigiéndose a la multitud en actitud solemne y debajo en el pedestal, una placa con letras doradas y en relieve con el lema “La ciudad, a su insigne alcaldesa” y sufragado con suscripción pública.
Alguna vez comparó éste “pelotazo” para la ciudad con la satisfacción de recibir el gordo de la lotería, o con la de una fortuna ganada en una noche loca en el mejor casino de Las Vegas para un jugador empedernido, y ella era la principal impulsora del asunto. Estaba segura que ésta impactante noticia supondría que en las próximas elecciones su partido barrería “de calle” y la oposición se quedaría sin opciones. Todo eso se imaginaba y mucho más, pero los hados de la suerte no estaban de su parte y ni por un segundo pasó por su cabeza lo que sucedió después.
Esa aciaga mañana, tan sólo tres semanas después de la presentación del proyecto, todo se le vino abajo de golpe. Una llamada inesperada de su secretario particular informándole de la negativa del magnate a seguir adelante, la sumió en la desesperación. Pareces ser --le comunicó el secretario-- Que en una entrevista a la televisión NBC y desde Nueva York anunció que suspendía la inversión por falta de financiación.
Fue un mazazo terrible para ella. Adiós a todo lo prometido, a su carrera, a su porvenir, a su palabra dada, y lo que es más importante a su juramento ¿Cómo se presentaba ahora a su pueblo después de sus promesas? ¿Cómo la recibirían? ¿Y sus compañeros de partido? ¿Y la oposición?
Y a última hora de ése mismo día se precipitaron los acontecimientos, una vez comprobadas y verificadas las trágicas noticias, se sintió anímicamente mal, un negro velo nubló su mente y por su cabeza pasaron los más oscuros e inverosímiles pensamientos. Ya de madrugada y con una macabra idea en la cabeza se despidió de sus colaboradores más cercanos y se refugió en su habitación, sola.
Hundida en sus más turbios pensamientos decidió alterar su destino y terminar de golpe con esa insoportable amargura. Ni miró la cantidad de somníferos que quedaban en la caja, posiblemente faltaban pocos. Se los tomó todos de golpe empujándolos con media botella de whisky y se tumbó en la cama, boca arriba, mirando absorta los negros nubarrones que pasaban sin cesar por sus pensamientos y que atormentaban, y de qué manera, su quietud.
Nadie se enteró de su muerte hasta bien entrada la mañana siguiente. La policía alertada por sus familiares más cercanos forzó la puerta de su casa  y contemplaron su cuerpo inerte sobre la cama. Cuentan que una  amarga expresión inundaba su cara. En  la mesita de noche encontraron un sobre con un folio doblado en su interior con su últimas palabras. Los familiares y amigos se negaron en redondo, a pesar de las presiones, a informar de su contenido.
Está previsto que mañana se anuncie su entierro en la Almudena con todo el boato y fastos que la ocasión y la interfecta lo merecen. Por cierto, la cadena norteamericana NBC ha pedido perdón por el error cometido ayer al visualizar una entrevista al magnate Adelson de hace un par de años. En esa entrevista se aludía aun proyecto a realizar en París, que efectivamente se suspendió, el de Madrid sigue adelante, sólo que ahora lo retomará la oposición.


                                                                                                  Joaquín Yerga