viernes, 26 de marzo de 2021

Ava Gardner y su amante extremeño

                                                                              





Quisiera esta tarde divina de octubre

pasear por la orilla lejana del mar,

que la arena de oro, y las aguas verdes,

y los cielos puros me vieran pasar.

--Alfonsina Storni--



Ava abrió los ojos, aún enrojecidos por la juerga de la noche anterior. Desnuda estaba sobre las sábanas. Enseguida vislumbró al otro lado de la cama la silueta difusa de su último amante vistiéndose, parecía tener prisa.

Desconcertada se medio-incorporó y posó su vidriosa mirada en aquel hombre intentando reconocerlo. De repente se acordó. Era yo, Joaquín... Me deseó buenos días y volvió a tumbarse.. 

Yo la miré y, por un instante imaginé su pensamiento: ¿Qué soñaría Ava en esse momento, entre sueños y duermevelas? ¿Recordaría quizás su llegada por primera vez a España?.. 

¡Oh, España, éste país exótico pero tan divertido! Alguna vez me lo había referido. Vino a la Costa Brava a rodar la película “Pandora y el holandés errante”. Yo la conocí más tarde.

Seguro que pensaría también en aquel torero catalán de fina estampa, el primero de su larga lista de amantes españoles ¿Cómo se llamaba? ¡Ah, sí, Mario Cabré.! ¡Qué iluso, enamorado, se empeñó en casarse con ella!.. ¡Nada menos que con Ava Gardner, el animal más bello del mundo!.

¿Cuántos toreros habrán pasado por su lecho?---me pregunté muchas veces. ¡Ummmm, infinidad de ellos!. Seguro que ni lleva la cuenta ¡Son tan valientes, tan garbosos!..

Pero nunca desdeñó a los hombres americanos con los que se había acostado: "Cariño, cómo no iba a enamorarme de Robert Mitchum, de Clark Gable y su delicioso bigotito, o del fogoso y bello Errol Flint"---me dijo alguna vez en plan sensual. Así era ella. Pero yo sabía que los toreros le apasionan. Además, para ellos Ava es como una diosa, y eso a ella le encanta.

El ruido que hice al cerrar la puerta de la habitación volvió a despertarla. Por un instante le vendría a la mente otra vez mi nombre, Joaquín, que me marchaba. Yo no vestía traje de luces ni me pondría delante de un toro, pero soy el amante que más le ha durado.

Por cierto, ¿Le caí en gracia a Ava por mi acento extremeño? ¿Quizás encarne mejor el ideal de hombre con el que siempre había soñado: atrevido, apuesto, soñador, y sobre todo divertido?, Es posible.. además, ¡soy tan buen amante!. Esto me lo susurra ella al oído cuando hacemos el amor.

Ava caería después en un profundo sueño, supongo.. Yo salí rápido de aquel hotel. En realidad pensaba en la excusa que le iba a poner a mi mujer por llegar a esas horas. 

Joaquín


                                                       Ava Gardner
                                                                            
                                                                 Joaquín, el amante de Ava

                                                                              


                                                               


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