jueves, 31 de mayo de 2018

¿Y si todo fuera de otra manera?





Amada, en ti pensaba, en tus cabellos que el mundo de las sombras envidiaría. Y puse un punto de mi vida en ellos, y quise yo soñar que tu eras mía. 
(José Martí)

Imagínense por un momento hasta qué punto pudiéramos haber cambiado, personas o países, si en vez de acontecer las circunstancias que nos han llevado hasta aquí, ésas circunstancias hubieran sido otras, aunque, me temo, deberán hacer un gran esfuerzo para ello porque es sumamente difícil adivinar esas consecuencias. Digo esto después de volver releer un librito de viajes y biografías de personajes importantes que han existido y que de alguna manera, por su gran labor realizada, el mundo es como es; en muchos casos decisiones tomadas al límite por algunos de estos personajes a punto estuvieron de cambiar el rumbo de la historia.
Uno de los pasajes mas interesantes de la historia universal es la gran aportación a la humanidad de Cristóbal Colón y sus viajes. Y me llama la atención precisamente lo cerca que estuvimos de no tener nada que ver los españoles con el descubrimiento de América. Figúrense qué hubiera sido de nosotros de no haber sido así.
Cristóbal Colón antes de entrevistarse con la reina Isabel, en Granada, (que fue la que empeñó sus joyas para costear el gran viaje) ya lo había intentado dos veces antes y fracasado ambas, en otros lares. Sí, porque anteriormente lo hizo en Córdoba pero los Reyes Católicos estaban tan atareados con la conquista de Granada y la expulsión de los moros que apenas le hicieron caso; tan sólo cuando arribó al monasterio de la Rábida y convenció al franciscano fray Juan Pérez, que era también confesor de la reina, tuvo la posibilidad de hacer realidad sus sueños. Algo tuvo que ver el hecho de que Colón tenia especial devoción por ésta orden religiosa de los franciscanos.
Pero nos libramos de chiripa, porque Colón antes de intentarlo tres veces con España, pretendió convencer a Portugal, y casi lo consigue. Tengan en cuenta que estaba casado con una portuguesa y tenido un hijo con ella allí. Si por circunstancias, todas verosímiles, Portugal hubiese concedido esas ayudas y financiar el proyecto, cuán diferente hubiera sido nuestra historia.
De haber sido así y esa hipótesis portuguesa hubiera sido real, el portugués sería la tercera lengua más usada en el mundo y segunda por importancia, pues toda América, excepto los Estados Unidos la hablarían. El español por el contrario estaría relegado a una insignificancia con poco más de cuarenta y siete millones de hablantes..
No obstante, no sólo de idiomas vive el hombre, de no haber sido nosotros los descubridores y posterior colonizadores, nuestro pasado y nuestra historia nada tendría que ver con la que es, pues toda ella está condicionada por América, porque...  
Primero, los reyes de la casa de Austria, Carlos I, y Felipe II, (los dos fervientes católicos) se gastaron toda la pasta y más que traíamos de allí, y gracias a ella pudo combatir a los protestantes del norte de Europa. Estos a pesar del despilfarro gastado, se le fueron pero a nosotros, a los del sur, nos dejaron con el catolicismo más rancio, y esto condicionó en grado sumo nuestro futuro ¿Podría negar alguien que si los españoles somos unos gualtrapas se lo debemos en parte a esta rama del cristianismo? 
Segundo, de no haber dependido del oro y de la plata de América, que nos hizo apáticos e improductivos, tendríamos que haber buscado las habichuelas de una forma más ingeniosa y acorde con los nuevos tiempos que se avecinaban, en definitiva seríamos posiblemente tan competentes como los nórdicos. Y...  
Tercera, gracias al idioma nuestros lazos con la América latina ha sido y siguen siendo muy fuerte, y por ello miles de españoles durante siglos emigraron allá condicionando la manera de vivir de los criollos... Y por ello, también, casi dos millones de suramericanos han llegado acá a buscarse la vida con todo el derecho del mundo, de no haber sido por el idioma ¿Hubieran venido aquí precisamente?
Por cierto, el lado oscuro de Colón, que lo tenia, era su avaricia con el dinero y las joyas, era ansia viva la suya. Por esto, y por la poca consideración con los esclavos fue denunciado, estuvo preso y murió pobre después de haberlo tenido todo. Y luego está la odisea con sus restos y su verdadera tumba, ya saben que murió en Valladolid y se le enterró en Sevilla. Pero no quedó ahí la cosa, más tarde fue trasladado a Santo Domingo (Él quería ser enterrado allí) y de ahí a La Habana, que al independizarse de nosotros volvió a Sevilla, y aquí está, vivito (perdón muertito) y coleando en su hermosa catedral.
Como decía la principio, lo que son las cosas, apunto estuvieron los portugueses de hacerse con ese inmenso botín que fue el descubrimiento de América; menos mal que no le hicieron caso cuando Colón fue a pedirles ayuda; ahora estarán tirándose de los pelos. Bueno, que no se quejen que les cedimos Brasil, el país mas grande de surámerica, para que hablaran portugués. Además para compensar nos hicimos cargo del presuntuoso crack del Madrid, Cristiano Ronaldo, que, por cierto, nació justo en el mismo sitio que la mujer de Cristóbal Colón, en Madeira.
Dicho queda...
                                        
                                                   


martes, 29 de mayo de 2018

Pan y circo





La mente es como un paracaídas, sólo funciona si se abre.
Einstein


Espartaco fue un tipo con suficientes agallas como para ponerse al frente de un ejército de 120.000 esclavos que, hartos de maltratos, abusos y vejaciones que les infringían sus patrones romanos, se sublevaron con cierto éxito en el sur de Italia; esto pasaba en el siglo II a.c. No obstante, pagó caro su osadía.
Ése ejército de desarrapados y desesperados, sin nada que perder, mantuvo en jaque a los romanos durante dos años sobreviviendo del saqueo a tierras y haciendas por las laderas de las montañas, hasta que el senado se lo tomó en serio y envió para castigarles a un par de legiones. Aguantaron poco más, a Espartaco lo capturaron y junto a otros 6.000 compañeros de fatiga fue crucificado y sus cuerpos, clavados en cruces, expuestos a lo largo de kilómetros por toda la Vía Apia, que comunicaba Roma con Nápoles, (una especie de autovía de Andalucía) imaginen el espectáculo. Pues así se las gastaba Roma.
Si algunos episodios del pasado remoto me hizo amar la historia, fueron, sin duda, las peripecias de los pueblos, griego y romano. Ambos son el origen de nuestra cultura europea y por lo tanto a ellos les debemos nuestra razón de ser.
Primero fueron los griegos, porque pusieron la primera piedra del saber y del conocimiento en un mundo aun en pañales en cultura. Ellos desasnaron a los humanos de entonces con sus inquietudes, curiosidades y deseos de saberlo todo, que les llevó, por cierto, a denominar a todo el resto del mundo conocido como bárbaros.
Los griegos, y sus inventos como la democracia, la filosofía, el teatro, las matemáticas o la ética, por decir algunos, fueron el modelo a seguir en todo lo que vino después. Y vinieron muchas cosas, y muchos otros pueblos, y civilizaciones, entre ellos Roma, que les copiaron casi todo lo bueno que tenían, excepto su dispersión en pequeños estados que fue, sin duda, el origen de su ruina y caída en manos de algunos de esos pueblos bárbaros.
De lo único que carecían los griegos y que a la postre les llevaría a su perdición, lo tenían los romanos a mansalva, “unión y patriotismo”, y esto les hizo crear un imperio como nadie jamas había conocido hasta entonces.
Roma era una ciudad pequeña rodeada por otras muchas del mismo tamaño en la región italiana del Lacio. Su forma de gestionarse, tanto en la paz como en la guerra, les llevó a ir poco a poco conquistando todo lo que se le ponía por delante.
Roma, y eso lo llevaban ellos muy a gala, se fundó en el año 735 a.c. y lo hicieron unos personajes semi-dioses llegados de la batalla de Troya. Los sucesos de Troya ha dado mucho juego en la historia antigua, acuérdense de las dos leyendas más importantes de esa época la “Iliada” y la “Odisea”, escritas ambas por Homero y basadas en ésa famosa batalla. Pero esto es el nacimiento mítico y legendario de la ciudad, que por supuesto hay que poner en duda. Otra cosa es la fundación real.
La ciudad tuvo en un principio unos cuantos reyes, pero no funcionó la cosa, así que una vez que se cepillaron al último proclamaron la república, y quedaron vacunados de monarquías para varios siglos. Los primitivos romanos hicieron un plan estupendo para defenderse de sus enemigos, crearon un ejercito (la legión) en el que participaba todo el pueblo. Los ricos aportaban, caballo y armas más sofisticadas, y los pobres lo poco que tenían, es decir, sus piernas y brazos y algún armamento rudimentario, pero todo el mundo estaba obligado a servir a la patria durante diez años.
El sistema político era complejo pero tan efectivo como para que se pudiera catalogar de democracia. Cada clase de ciudadanos, ricos y pobres, tenían sus defensores y benefactores. El órgano máximo de poder era el senado.
Para que se hagan una idea, Roma pasó en unos cuantos siglos de dominar un territorio de poco más de 500 kms cuadrados a ser dueña de, primero de toda Italia y después de todo el Mediterráneo. A medida que las legiones romanas iban conquistando ciudades y territorios, ingentes cantidades de riqueza y esclavos afluían a la ciudad.
Pero como consecuencia de las continuas guerras se hizo necesario reclutar cada vez más gente con lo que el campo se desertizó, y todos, hacendados, jornaleros y pequeños agricultores se hicieron proletarios en la ciudad. Decenas de miles de enemigos derrotados fueron llevados a Roma como esclavos y la ciudad se hizo enorme. Y miren, tan solo la victoria sobre los epirotas, en Grecia, aportó a la ciudad 150.000 esclavos, o la derrota de los samnitas, que les proporcionó otros 60.000. Los esclavos eran utilizados como, sirvientes, administradores, mineros etc. en fin, mano de obra gratis. A muchos de los esclavos griegos, mas preparados culturalmente que los romanos, los escogían como preceptores de sus hijos.
Al final de la república, poco antes de comenzar el Imperio, en Roma, la inmensa mayoría de la población era ya proletaria, es decir, pueblo llano, desocupado y ocioso que subsistían gracias a la ayuda del estado. Para mantenerlos a raya y que no les supusieran demasiado disgustos, el senado y los escasos patricios (ricos) les ofrecían a menudo espectáculos circenses variados para mantenerlos entretenidos. Entre ellos lo que más les gustaban eran la lucha de fieras y las peleas de gladiadores. Para que se hagan una idea, el general romano Sila pagó de su bolsillo unos juegos en los que se mataron mas de 100 leones, otro general, Pompeyo, se lució con otros con más de 320 leones sacrificados y el gran Julio César costeó unos que duraron semanas y en donde se mataron más de 400 felinos. Digo yo, que ya en esa lejana época apunto estarían de exterminar con los grandes mamíferos de África.
Como era de prever con el tiempo y sus victorias los romanos se hicieron sibaritas, se acostumbraron a la buena vida y ya no estaban dispuestos a sacrificarse por la nación. Llegó un día en el que en el ejército había más bárbaros extranjeros que romanos y esa fue su perdición, sucumbió como todos los imperios que han habido en la historia, por exceso de éxito. ¿Estamos viviendo algo parecido en Europa? Pregunto...
Dicho queda.
                                                 Joaquin Yerga
                                                  29/05/2018



domingo, 27 de mayo de 2018

La noche de la bestia






¡Ah de la vida!”... ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La fortuna mis tiempos ha mordido,
las horas mi locura las esconde.

¡Que sin saber cómo ni a dónde,
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
(Quevedo)


No me quejo de mi suerte; además de qué me serviría bastante tengo de estar vivo y poder contarlo. Afortunadamente aun vivo en un mundo que, si bien no perfecto ni ideal más sí interesante, y lo suficientemente atractivo como para que merezca la pena estar en él, y morir en él, claro.. Es más, es el único que conozco no hay otros, por lo que no puedo comparar, ni elegir.
Y qué contarles de la vida, poca cosa pero no debemos generalizar, decirles solo que hay tantas vidas como seres habitamos este mundo y todas diferentes entre sí porque, lo que a mí me entusiasma a otros deprime, y eso es justo lo que debe ser. Digo esto porque gente atrevida hay por ahí que aboga por la uniformidad entre los individuos ¡Hala!, todos iguales, sin distinción de clases ni de riquezas ni aptitudes, o capacidades!... En fin... "cosas veredes, amigo Sancho", que diría Alonso Quijano en el Quijote..
Afortunadamente todavía no hemos llegado a la aberración, (aunque camino vamos de ello) de ver un mundo de personas con los mismos gustos, las mismas obligaciones, o las mismas diversiones; porque entiendo que si la vida es bella es precisamente por su diversidad, natural y humana.. Pues con ambas cosas, creo, están dispuestos a terminar algunos politiquillos y arrimados..
Créanme, aborrezco las propuestas uniformadoras, los individuos debemos ser libres e independientes y cada cual debe elegir el camino a seguir, aunque tropecemos mil veces y luego no alcancemos la meta soñada; aunque mucho me temo que las tendencias políticas y sociales de ahora vayan en el sentido contrario.
Imaginemos un mundo en donde la gente que lo habita comen lo mismo, visten igual y hasta ven todos a los mismos programas de la tele, sería horroroso, pues ya casi estamos en ello. Andamos en vías de crear un mundo de robocitos de carne y hueso en donde nadie se puede salir del guion que nos han impuesto, salvo ser tratado de estrafalario.
No me negarán que quizás los más débiles de entendederas estén dispuestos a dejarse manipular por los poderes omnímodos de algunos estados y partidos políticos que programan las vidas de sus súbditos hasta el mínimo detalle, aunque más pronto que tarde, me temo, todos entraremos por el aro. Ellos nos dirán qué debemos comer, qué no debemos beber y cuántas veces deberemos hacer el amor; y todo eso por nuestro bien y en aras de nuestra felicidad... No debemos inquietarnos por nada -nos advertirán -No debemos pensar, no debemos protestar ni prosperar, ellos lo harán por nosotros, a cambio recibiremos subvenciones y seguridad de por vida; eso sí, ellos, (los dirigentes políticos partidarios de la uniformidad) quedarán al margen de esa homogeneidad y, fuera de nuestro alcance visual harán de su capa un sayo y vivirán a tutiplén, “Haced lo que yo os diga pero no lo que yo haga” pensarán con desfachatez, como los curas de antaño.
He sido siempre un tenaz partidario del libre albedrío; no me gusta nada que programen mi vida, si me equivoco he de hacerlo yo, y si no también. Pero entramos en tiempos en los que los partidos políticos y los gobiernos sucumben a la tentación de dirigir la vida de sus gobernados como si de menores de edad se tratara. 
No sé si a mis gustos se le llamará liberalismo, posiblemente pero, aunque a esta palabra se la asocia más con asuntos políticos o económicos, yo creo que es una manera general y plena de vivir siendo consciente uno de sus limitaciones..
Cuando hay elecciones municipales o generales en el país vemos con nitidez pasmosa en los distintos programas electorales de los partidos la enorme cantidad de promesas de todo tipo que garantizarán solucionarnos la vida.. Nos prometen el oro y el moro: pagas extras, todo gratis, ayudas a tutiplen etc. etc. la única condición que nos imponen, eso sí, es que les demos nuestro voto, luego no cumplen nada, pero acostumbran a la gente a pedir y a creerse que papá estado nos lo hace todo.. En fin...


                                   cosasdejoaquinyerga@blogspot.com
                                   

viernes, 25 de mayo de 2018

El casoplín de Luis Bárcenas






Hay suficiente en el mundo para cubrir las necesidades de todos los hombres, pero no para satisfacer su codicia.
Gandhi


Treinta y tres años y cuatro meses de cárcel, media vida, como decía Julio Iglesias en aquella añorada canción, estos son los años que le han caído a Luis Bárcenas, ex-tesorero del PP y posiblemente el tipo más odiado durante una larga temporada en España. Junto a él también han sido condenada su mujer y unos cuantos más, sobre todo el cabecilla de la llamada, trama “Gurtel”. No sé si son muchos o pocos, no soy quién para valorar la sentencia ni tengo datos para hacerlo, pero sí me atrevo a juzgar que son un montón de años para la corta vida de una persona.
Tal vez y como ocurre con todos los casos procesales, puesto que los partidos políticos se niegan a establecer la cadena perpetua revisable, una vez cumplido un tercio de la condena y si se porta bien en chirona empiece con los permisos penitenciarios. Esto ocurrirá dentro de doce o quince años, es decir, tendrá “el menda” para entonces setenta y cinco u ochenta años, muchos en cualquier caso. Ignoro si la condena incluye la devolución total del importe sustraído y su correspondiente multa, aunque sospecho que sí, en la medida que la justicia y el Ministerio de Hacienda tenga medios para hacerlo.
No me negarán que el país está extremadamente sensibilizado por todos los casos de choriceo que han surgido en estos últimos años, pero conste que viene de atrás, de aquellos años de vino y rosas en donde la expansión económica e inmobiliaria se salió de madre y muchos aprovechados metieron la mano en el cazo creyendo que nunca los pillarían. Y quizás por eso y por el endurecimiento de las penas para éstos casos, tengamos ahora una gran desproporción de castigo entre los delitos económicos y los de sangre. Para que se hagan una idea, a José Bretón el padre que asesinó a sus dos hijos y después los quemó para fastidiar a la madre, tiene una condena de treinta y cinco años.
Vaya por delante que a mí me parece tan justo que a un tipo le endosen tres décadas a la sombra por robarnos a todos sin darnos cuenta treinta millones de euros, como injusto que a otros por violar y asesinar chicas jóvenes le endilguen lo mismo, y muchas veces menos. O que anden sueltos por la calle delincuentes con cincuenta o setenta antecedentes penales a sus espaldas, y que dedican sus vidas a los robos y atracos. Porque puestos a valorar más daño hace el que nos roba la cartera, previo susto de la navaja al cuello, pues en muchos casos las victimas llegan a necesitar tratamiento psicológico para superar el trance, que estos mangantes de cuello blanco que a fuerza de comisiones ilegales y malversación de caudales públicos se han agenciado un botín nada despreciable, pero que a nosotros, los ciudadanos de a pie, apenas nos inquieta, sólo el monumental cabreo cuando nos enteramos por los telediarios.
De todas maneras ésta etapa de corrupción como la que hemos vivido teníamos que pasarla por narices, puesto que a nuestra joven democracia después de las muchas embestidas de todo tipo sufridas: como: golpes de estado, nacionalismos exacerbados, terrorismo de ETA, durísima crisis económica o fin del bipartidismo, le faltaba esta nueva herida y su posterior cicatriz para consolidarse. Y después de esto estaremos curados de espanto, incluso confiaremos en la honestidad de los próximos políticos de turno, porque... ¡¡A ver quién es el guapo que mete ahora la mano en la caja!!
En el mundo en general, sobre todo en los países más avanzados en democracia como son los nórdicos, la tendencia legislativa es a endurecer las leyes penales puesto que los tiempos han cambiado. A principios de los setenta se pensó en reblaldecerlas porque a los que delinquían había que darles una segunda oportunidad, y fueron efectivas. Ahora los tiempos son otros, y los delincuentes, tanto los de poca monta como los bien organizados, son profesionales interglobalizados (perdón por la palabreja) de la fechoría y estos no se redimen con permisos penitenciarios ni con segundas ni terceras oportunidades.
A mí, permítaseme ser optimista en cuanto a los ladrones de cuello blanco, irán a menos. Ya se cuidarán muy mucho de volver a las andadas después de ver desfilar camino del trullo a tipos peseteros y soberbios como éste Bárcenas. Otra cosa son los malhechores y criminales de faca en mano, estos, mucho me temo irán a más y nos harán más daño. Por cierto, paradojas de la vida, resulta que un joven universitario y agitador para más señas, ha tenido que medrar en política diciendo defender a los pobres y menesterosos para comprarse un casoplón a las afueras y sin embargo el que ya venía con él puesto (casoplón), por su perversa ambición desmedida nos vemos obligado a asignarle un "casoplín" de tres metros de largo por tres metros de ancho en la cárcel de Estremera; eso sí, con todo incluido. Y miren que curioso, ambos tienen una hipoteca a treinta años.
Dicho queda...
                                        Joaquin Yerga
                                        24/05/2018



miércoles, 23 de mayo de 2018

A propósito de vosotras, las mujeres.





Volverán del amor en tus oídos

las palabras ardientes a sonar,

tu corazón de su profundo sueño

tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas,

como se adora a Dios ante su altar,

como yo te he querido…desengáñate,

¡así no te querrán!

--Bécquer--



Nadie os podrá negar que vosotras, las mujeres, lo habéis tenido muy crudo en la historia. Casi todas las civilizaciones que han existido se han portado muy mal con vosotras. Incluso a veces y en ciertas culturas vuestro estatus social y decisorio ha sido semejante a los de los animales, es decir, nulo. Si, no exagero..

No es por alabar al cristianismo, que como tal tampoco hizo gran cosa por mejorar vuestra posición, pero su fundador, Jesús de Nazaret, si fue el primero en trataros como verdaderos seres humanos, igual que los hombres. Porque si en su tiempo estaba prohibido hablar con vosotras en la calle, Jesús lo hacía. Es más, se dejaba abrazar por amancebadas y prostitutas. Todos conocemos el episodio aquel en que Jesús salvó a una mujer adultera de morir lapidada. La ley judía decía: “Toda mujer adultera debe morir.” Por cierto, los hombres casados lo tenían mejor, sólo cometían adulterio si yacían con mujer casada, si se revolcaba con soltera, casi, le daban un premio.

Los antiguos judíos tal vez fuera el pueblo que mejor trató a la mujer, a pesar de los pesares. Ya en el Antiguo Testamento, que lo escribieron ellos, la mujer no sale mal parada teniendo en cuenta lo que había por ahí. No hay más que recordar que Dios hizo a la mujer “La Madre de la Vida”, según ellos..

En el devenir cotidiano del mundo antiguo judío las mujeres podíais negociar igual que los hombres, profetizar igual que ellos y además eráis las encargadas de la educación de los hijos. Pero un episodio hizo que todo cambiara, que todo se fuera al traste, porque...

Los judíos al volver a su tierra después del primer cautiverio y exilio en Babilonia (estuvieron allí presos muchos años) endurecieron sus leyes y costumbres en la creencia de que Dios les había castigado por ser demasiados flexibles y blandos en su devoción hacía él. Y volvieron, (entre otras penitencias y flagelos) a los sacrificios con animales en su honor. Debido precisamente a estos sacrificios la sangre vuelve a ser objeto de culto en sus liturgias, pero fuera del altar se consideraba impura. Tal vez por eso a las mujeres por su menstruación y el parto las alejaron del Templo, y poco a poco las fueron discriminando de todos los resortes legales y de poder en la sociedad.

De todas maneras también influyó en el ninguneo a vosotras el contacto que empezó a tener el mundo judío con la cultura grecolatina, mucho más machista que ellos. Mirad, sino, algunas de las barbaridades que llegaron a decir eminentes personajes que hoy en día los consideramos los paradigmas de la sapiencia y de la cultura...

Platón, nada menos, dijo que los hombres eran sexualmente mejores que las mujeres. 

Aristóteles, que fue el padre intelectual de Santo Tomás de Aquino, sentenció: “la mujer posee una naturaleza defectuosa e incompleta”.

Incluso el gran filosofo y orador romano, Cicerón, se despachó a gusto diciendo: “si no existieran las mujeres los hombres serían capaces de hablar con Dios”

Y no digamos del gran filósofo alemán Nietzsche, que tanto ha influido en generaciones posteriores; éste se preguntaba en su mejor obra “¿Vas con mujeres? No te olvides el látigo..” Quizás por eso llegó a despotricar tanto del cristianismo y de Jesucristo en particular, lo haría, el tío, para camuflar su misoginia..

Afortunadamente todo éste pasado cruel que hemos tenido con vosotras, aunque demasiado tarde, se esta solucionando. Visto desde la perspectiva de hoy en día nos parece inaudito que la mitad de los seres humanos de la tierra, las generadoras de vida, es decir, vosotras, nuestras madres, hermanas y esposas, hayáis estado vilipendiadas, discriminadas, excluidas, marginadas, apartadas, desdeñadas, ofendidas, injuriadas, maltratadas, lapidadas, asesinadas, o simplemente ignoradas de la sociedad con la aquiescencia de todos, ya fueran torpes o sabios.

Joaquín Yerga



martes, 22 de mayo de 2018

Una mirada diferente




Me dejaste tirado

en la estacada de tus besos.

Me quedé con las ganas de saber

de tus sueños más profundos.

En vano aguardé las caricias

de amor que un día prometiste.

Te fuiste y te llevaste contigo la luz

de mis ojos. Con ella lustraba

los colores de mi universo.

Con tu ausencia perdí el pretexto

del que me servía para burlar

la angustia de mis madrugadas..

--Joaquín--



Hace ya un tiempo, en un lugar determinado del Mediterráneo vivían unos tipos a los que les dio por pensar cosas raras. Sí, pensaban, por ejemplo, qué habría más allá de las estrellas, del Sol, de la Luna, o qué sentido tenían sus vidas ¡ya ven!..

Ya imagino yo a algunos de ellos, sobre todo los más inquietos y curiosos, tumbados sobre alguna colina o ladera de cualquier montaña de la zona contemplando el firmamento tan limpio de polución entonces y haciéndose mil preguntas, y casi todas sin respuestas convincentes, como es lógico..

Entre esos tipos curiosos pioneros del saber estaban: Hesiodo (considerado el padre de la literatura griega) Tales (el primer filósofo conocido), la poetisa Safo de Lesbos, dueña de una especie de academia en la que educaba a la hijas de familias adineradas, y de las que acababa enamorándose, o Pitagóras, el genio de las matemáticas. 

Y un poco más tarde Platón o Aristóteles. Todos estos tíos pusieron la primera piedra del conocimiento. Luego otros individuos y otras civilizaciones han seguido su estela hasta llegar a lo que somos ahora, mucho más sabios, supongo...

Algunos habrá, no obstante, que duden si ha merecido la pena haber llegado tan lejos en esto del progreso; no lo ven claro. Yo apuesto que sí porque, si bien es verdad que hemos alterado la sostenibilidad de la naturaleza con nuestros excesos, no es menos cierto que hemos mejorado el bienestar de la gente. 

Pero incluso en aquellos lejanos años y en aquella tierra tan ávida de avances y progresos, hubo algunos que preferían no correr tanto en estos menesteres desarrollistas y abogaron firmemente por mantener el estatus natural y vida sencilla que había permanecido hasta entonces en el espíritu de la gente. El poeta Horacio fue uno de ellos.. Esto le contaba a la bella Leucónoe.



No preguntes, Leucónoe, para cuándo

fiaron los dioses tu muerte o la mía,

ni atiendas a las cábalas de Oriente:

sacrilegio es saber, mejor es aceptar lo que viniere.

Sé sabia: filtra el vino,

y ataja una larga esperanza, porque duramos poco.

Mientras hablamos,

huye el tiempo celoso.

Goza el instante, no te fíes del mañana.


En fin; ustedes deciden.

Joaquín Yerga









sábado, 19 de mayo de 2018

El casoplón de Pablo Iglesias







“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todos todo el tiempo”.
Lincoln



“Quien a hierro mata a hierro muere”, dice un duro pero certero refrán castellano. No sé si lo del chalet se llevará por delante políticamente al bueno de Pablo Iglesias pero apuesto que lo dejará mal herido.
Es verdad que otro refrán nos dice: “Hombre refranero hombre puñetero”, castigando severamente a los que sobrepasamos esa jerga, pero  aun a riesgo de serlo, no me resisto a recordar otro de nuestro mismo acervo cultural: “La confianza mató al gato”. Y es esto lo que a la postre se va a llevar por delante la carrera política de nuestro insigne Pablito, “El incorruptible”, inflexible inquisidor de corruptos y martillo de herejes burgueses y capitalistas.
Sin duda, Pablo Iglesias y otros políticos emergentes, venidos todos de complacientes facultades universitarias, antaño rebeldes sin causas, pero con la suerte de tropezarse con una etapa de crisis y corruptelas que les vino que ni a huevo para medrar en política, una vez pisado el hall enmoquetado del poder e instalado ya en esa vorágine de la abundancia, con sueldos astronómicos, de lameculos, aduladores, pelotas y otras prebendas, han olvidado rápido las estrecheces de la gente y sus precarios medios de vida, tal es así  que les quieren hacer creer que comprar un chalet de más de medio millón de euros está al alcance de todos.
Evidentemente todo apunta a que el exceso de confianza ha embrutecido las entendederas de Pablo, porque me consta que tonto no es. Un tipo con esa cuidada demagogia capaz de llevarse al huerto a millones de españoles que aunque desesperados confiaron y apostaron por sus trasnochadas ideas, no puede ser un memo.
Miro ahora con cierto estupor cómo en España cundió el pánico pues a punto estuvimos, por culpa de crisis y las corruptelas, de que estos tíos alcanzaran el poder y con sus políticas filocomunistas venezolanas nos llevaran al garete de la indigencia.  Menos mal que con esta cierta recuperación económica y el empecinamiento de la justicia por enchironar a chorizos, todo se haya quedado en lo que pudiéramos llamar, un mal sueño.
Pero no sólo estas fallidas circunstancias descritas han hecho desinflar el globo de sus expectativas, ellos mismos con sus incongruencias han hecho ver al resto de la gente sus irresponsabilidades y falta de credibilidad para gobernar un país como el nuestro. Aún no les ha hecho falta tocar poder y tienen ya repleta las alforjas de porquerías.
¿Con qué autoridad puede criticar Ramón Espinar, secretario general de Madrid, beneficiario de un pisito en Alcobendas porque su padre era amigo personal del alcalde y luego lo vende (especular) ganándose unos buenos dividendos? ¿Con qué contundencia puede explayarse Pablo Echenique, secretario de organización de Podemos, cuando habla de precariedad laboral cuando él tuvo durante mucho tiempo a una sirvienta sin declarar?
Y ahora lo de Pablo Iglesias e Irene Montero, máximos dirigentes del partido, y su ocurrencia con el casoplón de Galapagar. No hace falta que les diga la cantidad de bromas que les han obsequiados los medios y las redes sociales, todos las hemos visto, sólo recordarles lo pronto que sucumbimos al lujo y al poder, sin excepciones, incluso los más inquisidores y (en apariencia) incorruptibles.
No obstante y tal y como él dijo recientemente de Cristina Cifuentes, no debería dimitir por la hipocresía de decir una cosa y hacer otra, al comprarse ése chalet en una de las mejores zonas residenciales de Madrid, no; debería dimitir por intentar destruir el país para conseguir sus fines; debería dimitir por aliarse con los independentistas de cualquier color, incluso racistas, y darles alas con su apoyo, con tal de sacar tajada política, y debería dimitir por engañar a sabiendas a tanta gente que confiados en su entrenada verborrea y promesas del “todo gratis”, confiaron y les votaron en la creencia de su rectitud y bonhomía, cuando estoy seguro de que él mismo es consciente de que llegar a ponerse en práctica esas políticas anunciadas supondría la ruina personal y nacional de los españoles.
Dicho queda…
                                                                     Joaquín Yerga
                                                                    19/05/2018
                                                                      


jueves, 17 de mayo de 2018

La bella y la bestia





La belleza no mira, sólo es mirada
(Einstein)

Estos son los hechos y éste el lugar:
Corría el año 79 y era ya finales de verano. Jesucristo hacía ya más de cuarenta años que había muerto crucificado en la cruz por los romanos, allá en Jerusalén. Gobernaba entonces el Imperio, con mano de hierro, el bueno de Vespasiano, el que mandó construir el Coliseo de Roma.
Desde hacía unas semanas los habitantes de la ciudad de Pompeya, una bella y próspera ciudad a unos 230 kilómetros al sur de Roma, venían observando sin excesiva preocupación una enorme fumarola de polvo, cenizas y humo negro que salía del volcán Vesubio (bestia) buscando los confines del cielo, pero no le dieron mayor importancia, ya otras veces había sucedido. Pero lo que no se imaginaban, siquiera, que esta vez era diferente.... De repente esa calurosa mañana del 24 de agosto una espantosa explosión retumbó en la montaña destruyendo y sepultando por completo todo lo que había a su alrededor, incluyendo por supuesto a la ciudad, que desapareció literalmente del mapa.
Exactamente 1937 años después de aquello pasaba yo por allí, y ...
Navegábamos rumbo al sur bordeando la costa suroeste italiana (Mar Tirreno) aquél tórrido verano. Una vez pasada de largo Roma y su comarca, “el Lacio”, entramos de lleno en la espectacular región de la “Campania”. Desde la popa del barco y oteando, extasiado, el encanto del cercano litoral, salpicado aquí y allá de hermosas ciudades que embellecen el horizonte; de pronto se nos aparece a lo lejos la brumosa silueta de Nápoles, plácidamente extendida en el centro de su bahía; pocas hay en el mundo tan bonitas, doy fe de ello.
Nápoles para el que no lo sepa tiene a sus espaldas una historia apabullante, a veces grandiosa a veces desconcertante. La fundaron unos cuantos griegos que huyendo de la masificación demográfica de su país buscaban nuevas tierras donde asentarse. Y no cabe duda que aquí la encontraron, y muy buena por cierto. La llamaron Neápolis (nueva ciudad) y junto con otras de los alrededores se les conocía en la antigüedad como “La Magna Grecia”, el titulo lo dice todo. De cultura griega durante siglos, aquí nacieron o residieron grandes filósofos, matemáticos y sabios de la antigüedad.
La bahía que circunda Nápoles, como dije antes, es maravillosa por sus vistas. A lo largo de sus verdes y escarpadas costas se asientan un número infinito de poblaciones a cual más espectacular y que hoy en día hacen las delicias de turistas y viajeros. Positano, Sorrento, Amalfi o Ravello, por decir algunas de sus más famosas, aunque sin duda, la más elitista y conocida es la isla de Capri, a poco más de una hora en barco de Nápoles y destino turístico imprescindible para viajeros exquisitos y adinerados.
Justo al sur de la gran capital de la Campania y a pocos kilómetros de ella está la renacida, Pompeya, la ciudad junto a su hermana ( por cercanía) Heculano, que destruyó el volcán Vesubio el año 79. Es cierto que ahora todo está masificado de turistas y aconsejo no visitarla en el estío, como yo hice, si no quieren apreturas, pero no dejen de hacerlo porque tendrán ante sus asombrados ojos la ciudad romana mejor conservada, es más, yo diría que casi intacta de aquellos históricos tiempos.
Pompeya era una de las ciudades más prósperas del Imperio Romano. Se calcula que rondaría los treinta mil habitantes, y disfrutaba como otras de la zona del bienestar y seguridad de los primeros años del Imperio, de la llamada “Pax Romana” que impuso el emperador Augusto, y que fue la mejor época de Roma. Visitando sus bien delineadas calles y bellas plazas nos damos cuenta del buen vivir del que disfrutaban los pompeyanos. Entrando en algunas casas, muy bien conservadas, nos damos cuenta que apenas nada tenía que envidiar a las nuestras actuales.
Pompeya le debía su riqueza a la fértil tierra donde está asentada. El puerto, hoy y debido a las corrientes de lava del volcán que lo han taponado, está tierra adentro e inservible, pero sus restos nos dan una idea de la importancia que tuvo en su época.
El Vesubio ha entrado en erupción muchas veces. Se tiene constancia que ya desde el año 6.000 a.c. está lanzando humo al espacio y lava al valle. La explosión del año 79 fue, sin duda, de las más aparatosas y pilló a sus habitantes desprevenidos. Algunos lograron huir pero otros quedaron inertes bajo la gran capa de cenizas que los envolvió y sepultó. Luego han habido otras erupciones como la del año 1631 que fue especialmente mortal; la última data de 1944. Pero a pesar de su peligrosidad y antecedentes más de una treintena de ciudades circundan el terrible volcán y un millón de personas viven en sus alrededores sin miedo a sus consecuencias.
De Pompeya nada más se supo después del zambombazo del año 79, hasta que mil quinientos años después haciendo un canal de riego empezó a dar señales. Llevan siglos escavando y sacando a la luz la hermosura que fue la ciudad pero aún queda mucho por descubrir. Por cierto, cuando reventó la montaña estaban en elecciones, muchas pinturas en las paredes así lo atestiguan.
Dicho queda…

                                                                    Joaquín Yerga

miércoles, 16 de mayo de 2018

Si el Papa Francisco supiera...






El modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura.
Unamuno


Acordémonos lo que supuso la venida del año 2000 para mucha gente. Algunos, convencidos, llegaron a creer que su advenimiento provocaría un caos infernal, que el mundo acabaría de manera violenta porque algún cataclismo arrasaría con todo lo inimaginable, y pueblos y ciudades desaparecerían del mapa de un plumazo, pero se impuso el sentido común en la mayoría de la gente y casi nada alteró la llegada del nuevo milenio. Bueno, sí, ahora recuerdo que algo apareció que trastocó nuestras vidas, el euro, pero nada más, y nada menos...
Pues imaginemos por un momento lo que significó la entrada del terrible año 1000 en aquel periodo oscuro medieval. Y pensemos que entonces el miedo, la superstición, la brujería y la más absoluta miseria y analfabetismo era lo habitual en la inmensa mayoría de esa sociedad
La ciencia en aquellos tiempos tan sombríos no iba más allá de la astrología y superchería. La medicina todo lo resolvía practicando dolorosas sangrías a los pacientes a través de sanguijuelas o cortes en el cuerpo en la creencia de que todos los males y enfermedades eran causados por exceso de sangre o coagulación de la misma. La religión, por el contrario, impregnaba toda la existencia de los individuos y formaba parte absolutamente del día a día de la gente, no en vano Dios estaba siempre presente en sus decisiones y comportamientos.
La menguada élite social informada (porque la inmensa mayoría era pobre y analfabeta) esperaba aterrada ver aparecer el primer milenio. Además se dio una serie de circunstancias que no ayudaban, precisamente, a la calma y naturalidad del devenir cotidiano. Sin ir más lejos los musulmanes, aun poderosos, amenazaban a los reinos cristianos, y sobre todo, la peste asolaba campos y ciudades extendiendo su guadaña purulenta de muerte y desolación por toda Europa.
La Iglesia atravesaba una crisis tan profunda de corrupción y decadencia que el mismo San Pedro Damián se lamentaba de los muchos obispos que vivían con mujeres. El concilio de Absburgo decretó en el año 952 que las concubinas de los curas debían ser azotadas y rapadas al cero, incluso el Papa Benedicto VIII, legisló que los hijos de los sacerdotes fueran esclavizados.
En Europa la orden religiosa de Cluny, que tenia la sede en esa ciudad del centro de Francia, llegó a tener más de quinientos monasterios repartidos por todo el continente. Miren si llegó a tener importancia que su Abad era tan influyente y poderoso como el mismo Papa de Roma. Precisamente ésa orden religiosa revolucionó todo el rito cristiano hasta el punto que el modelo arquitectónico de su sede en Francia se extendió por toda Europa y fue el origen del estilo Románico.
Pasado el año 1000 y con él los miedos y temores, la iglesia cristiana continuaba de capa caída. El Papado era un caos tan absoluto que llegó a dividirse en dos; por una parte el Papa de Roma que se creía el legitimo y por la otra se creó un nuevo Vaticano, una nueva sede, ahora en Avigñon (sur de Francia) que no se sentía, por cierto, menos legitimado que el anterior. El cisma duró unos cuarenta años y a estos pontífices los denominó la historia Antipapas; el último fue precisamente el español Benedicto XIII, apodado el “Papa Luna”.
Benedicto XIII fue un personaje curioso, su verdadero nombre fue, Pedro de Luna, y era valenciano aunque de origen aragonés. Cuentan las crónicas que fue un tipo pequeño, enclenque, pero con un carácter tenaz y endiablado. Cuando estaba a punto de arreglarse la penosa división del Papado y por mayoría de cardenales se nombró a Martín V como único Papa verdadero y con sede definitiva en Roma, el empecinado e incorregible Benedicto XIII se negó en redondo a abandonar el cargo. Las autoridades eclesiásticas emitieron ordenes de detenerlo inmediatamente pero el tío se refugió en su castillo de Peñiscola (Castellón) al que pertrechó como un bunker inexpugnable y se defendió como gato panza arriba. Ahí permaneció junto a sus escasos seguidores hasta su muerte. Miren si la fama de su obstinación y tozudez llegó tan lejos que la expresión “Mantenerse en sus trece” proviene del número trece (XIII) de su apelativo papal Benedicto XIII, y ya ha llovido.
Por cierto, si tienen ocasión de veranear por esa zona de la costa de Castellón (Costa del Azahar) Benicasim, Benicarló y sobre todo el bello pueblo de Peñiscola, no dejen de visitar el famoso castillo/fortaleza de ése, Antipapa testarudo y obstinado que fue Benedicto XIII, el “Papa Luna”, saldrán encantados de él.
Dicho queda…
                                                                           Joaquín Yerga
                                                                          16/05/2018

martes, 15 de mayo de 2018

Aquel verano, tan azul.






Cuanto más oscura es la noche, más brillantes son las estrellas.


Hace dos días se nos fue el gran Antonio Mercero, director y guionista de cine que fue y de series televisivas inolvidables para todos nosotros. Llevaba enfermo, el hombre, desde hacía unos cuantos años; le habían diagnosticado de esa enfermedad traicionera y denigrante para los que la padecen llamada Alzheimer.
Decía el que fue secretario general del Psoe y jefe de la oposición durante muchos años, Rubalcaba, que en España enterramos muy bien; aludía a que después de muerto cualquier personaje nos cae tan simpático que olvidamos sus momentos débiles y solo nos fijamos en lo positivo, pero me temo que con Antonio Mercero no solo lo hemos enterrado mal, es que ni tan siquiera lo hemos velado antes.
Llevamos (los de aquellas añoradas generaciones de los sesenta y setenta) una temporada “regular” en cuanto a personajes entrañables desaparecidos; lo hizo Forges, el gran humorista; se nos fue, también, el inefable José María Íñigo y ahora le ha tocado el turno a Mercero. Aunque de todos, creo, quizás éste último tuvo peor suerte, su larga y penosa enfermedad le arrebató más de una década de vida personal. Y a nosotros nos privó de un montón de series y películas que a buen seguro hubieran hecho las delicias de todos.
Mercero y algunos otros como él, posiblemente no merezcan el reconocimiento intelectual de autores y artistas como Pablo Neruda, Hitchcock, Einstein o el mismo Cervantes, seguro que no; no sé exactamente dónde tiene que llegar el talento o la sabiduría de una persona para ésa consideración, pero si lo midiéramos por la felicidad dispensada a tantos millones de españoles durante tanto tiempo estoy seguro que merecería más de un premio Nobel.
La noticia de la muerte de Antonio Mercero, un guipuzcoano campechano y gran conocedor de la idiosincrasia española, lamentablemente ha pasado, casi, desapercibida para muchos, tal vez los años que llevaba inactivo ha contribuido a ello; sabido es que los españoles olvidamos pronto y bien. Murió anteayer, en Madrid, a los 82 años, pero sepan las nuevas generaciones que hubo momentos y épocas en las que fue un personaje esencial en la televisión y el cine en España, o lo que es lo mismo, en nuestras vidas.
¿Quién no recuerda con nostalgia las peripecias cotidianas de los vecinos de aquel pueblo de Castilla “Puebla Nueva del Rey Sancho” a principios de los setenta de la serie “Crónicas de un pueblo”? ¡Cuántas horas y cuánta gente frente al televisor!. ¿Y qué me dicen de “Verano Azul”, la serie, posiblemente, más repuesta y querida de la tele, cuando a ésta la seguían, nada menos, que 25 millones de españoles? Sin duda nos marcó a toda una generación. Año tras año la volvemos a ver, y pareciera, salvando las distancias tecnológicas, rodada anteayer por sus frescura y actualidad. ¿O la que hizo para la cadena privada Antena 3, tan seguida y tan apreciada por millones de televidentes “Farmacia de Guardia”? Era tan soberbia la identificación que llegamos a sentir con los diferentes personajes de la serie que entraban en nuestras casas con tal confianza y familiaridad que parecían vecinos nuestros de toda la vida.
Pero no solo series estupendas y entrañables dirigió el gran Antonio Mercero, también películas muy buenas, como la muy premiada “La cabina”, “La guerra de papá” “Espérame en el cielo” o ¿Y tú quién eres? Donde ya presagiaba su incipiente enfermedad. Cuenta José Luis Garci, (era muy amigo suyo) que fue a visitarlo una vez cuando ya la enfermedad había hecho estragos en su mente, y al verlo le dijo: “No sé quien eres pero recuerdo que te he querido mucho”.
Algunos hemos llegado a una edad en la que día si y otro también desaparecen ilustres personajes de nuestras vidas que lo fueron todo en otros tiempos. Tipos entrañables que ya solo existirán en el cada vez más repleto baúl de nuestros recuerdos. Con Antonio Mercero se va, también, un buen trozo de nuestra añorada y dorada juventud. Descansa en paz Antonio, a nosotros nos seguirás fascinando con tus veranos, tan azules.


                                                                   Joaquín Yerga
                                                                  15/05/218



domingo, 13 de mayo de 2018

La "crema" catalana





Los españoles son “pijos” e “inmundicia” solo saben expoliar.
El castellano avanza rápido, voraz, lo inunda todo. Lo simple y vulgar empantana nuestro mundo catalán corrompiéndolo.
(Quim Torra, próximo e inminente president de la generalidad catalana)




Al fin se han decidido, después de marear la perdiz durante cuatro meses los independentistas catalanes van a elegir para president de la Generalidad a un ultra nacionalista de nombre y apellido muy de la tierra Quim Torra, y que a partir de ahora, estoy seguro, lo vamos a tener bien presente en nuestras oraciones.
Después de una cierta calma chicha no pensemos que los “indepes” se iban a dar por vencidos, ni mucho menos, estos tíos una vez visto el revuelo generado, no solo aquí, sino también allende nuestras fronteras volverán a la carga aunque con otros procedimientos.
Ya me imagino la situación; perdido el primer combate reagruparán fuerzas y estudiarán nuevas estrategias de ataque, es decir nos seguirán dando el “coñazo”, con perdón. De momento ése impás de espera apenas les ha servido de poca cosa, más bien al contrario, desde las últimas elecciones autonómicas en las que obtuvieron mayoría absoluta, casi cuatro mil empresas se han ido de allí, y lo que es peor, el desprestigio de la región y de Barcelona en particular en medios socio-culturales y empresariales europeos ha sido enorme. Pero han echado toda la carne en el asador y no van a dar marcha atrás ¡Vamos, que nadie espere que estos tíos iban a reconsiderar su actitud y pedir perdón por los daños causados!
Según opinan todos los analistas políticos este “menda” que van a nombrar como president, es un títere de Puigdemont, un palanganero del prófugo de Berlín que se resiste como gato panza arriba a dejar de seguir manejando los hilos del cotarro porque es consciente que en cuanto lo deje pasa al olvido más ignominioso. De todas maneras para encontrar a un “pavo” como el futuro “molt honorable” Quim Torra no hace falta romperse mucho la cabeza buscando, cualquier energúmeno supremacista que pase por allí y que más despotrique de los españoles es susceptible de ser nombrado presidente de la generalidad catalana.
Pero, vayan atándose los machos, sin duda nos esperan días de gloria con éste exaltado. No confíen en grandes entendimientos ni palabras de concordia, sino todo lo contrario, declaraciones salidas de tono, exabruptos, desprecios y tonterías infinitas. Lo raro es que teniendo más a mano al pájaro que encarna a la perfección esas, digamos cualidades, como es el ínclito Rufián, no lo hayan propuesto para el cargo ¡Claro! que juega en su contra el hecho de que éste proviene de Jaén.
Por mi parte mantengo la misma teoría al respecto de siempre. Esta gente y sus compinches vascos suman unos tres millones mal-contados de individuos todo lo independentistas que se quiera, pero nosotros somos más de cuarenta y dos, así que despotriquen que ya les queda.
Podrán llorar, tirarse de los pelos, airear a los cuatro vientos sus grandes diferencias culturales con nosotros, hacer el pino, incluso despreciarnos, pero ni una concesión más. Después de haberle dado de todo, una constitución a su medida, prebendas, trasferencias políticas que ya las quieran los países más federales del mundo etc. nos han traicionado, vilipendiado, engañado y hasta dividido, por lo tanto nada útil y provechoso podemos esperar de ellos siendo generosos y magnánimos como ya lo fuimos.
Ni un paso atrás, ahora que hemos descubierto sin rubor ni complejo un articulo (el 155) que nos daba pavor usarlo por las graves consecuencias que nos acarrearía, debemos estar alerta y al mínimo desacato mano dura, no queda otra.
Dicho queda…
                                                                    Joaquín Yerga
                                                                    13/05/2018



viernes, 11 de mayo de 2018

La ciudad más hermosa




       


          Desde la azotea de Triana se ve Sevilla,
larga, tendida, llana, abierta, malva toda y oro
como una mujer rubia, que sueña despierta
en su alma, que es su cuerpo. 
(J.R. Jiménez)


A nadie sorprendería si escribo alto y claro en esta página que gozamos de un país bien hermoso para visitar, porque es público y notorio. Y no solo eso, sino que tenemos ésa bicoca a tiro de piedra de todos porque, a cualquier lugar podemos desplazarnos en poco más de tres horas dependiendo del sitio donde vivamos, bien a través de una magnifica red de autovías, o bien con la Alta Velocidad ferroviaria. En cualquier caso, al final de alguna de ésas autovías si enfilamos rumbo al sur, nos espera con los brazos abiertos de su simpatía Sevilla; la ciudad que con solo decir su nombre nos evoca la más alta seducción.
Y es que hace tan solo unas semanas se difundió la noticia de que la capital andaluza había sido elegida como “La primera ciudad del mundo a visitar en este 2018” Y esto lo dice, nada menos, que la prestigiosa editorial de libros y guías de viajes “Lonely Planet” ¡Ahí es nada! Menudo puntazo para la ciudad, y no solo para ella, también para Andalucía y España entera…
¡Qué puedo decir de Sevilla que no sepamos todos!.. Yo por cercanía a mi pueblo presumo de conocerla, no en vano es raro el año que no la visite un par de veces, al menos. A Sevilla se llega sin necesidad de fatigarse mucho por diferentes y estupendos medios de locomoción, quizás el más conocido y eficiente sea el Ave; recordemos que la conecta con Madrid en poco más de dos horas y media.
Sevilla al estar asentada sobre una fértil tierra de labranza ya fue importante desde su fundación. Además la circunda un hermoso y caudaloso río que ya lo quisiéramos en otros lares, y que le ha proporcionado agua abundante y comunicación fluvial en otras épocas. Por cierto, el nombre por el que todos lo conocemos, Guadalquivir, se lo pusieron los árabes y significa simplemente “Rio Grande”. Acordémonos que los romanos le apellidaron de otra manera, y que ahora, dos mil años después, nos parece más castizo rio "Betis”. Y mira si es importante que el río le dio nombre a toda la Andalucía occidental “Bética” la provincia más apetecible de Roma.
Pero si los romanos fueron, casi, los pioneros en fundar ciudades en ésa zona, los árabes y entre ellos los Almohades, (tribu de fanáticos musulmanes procedentes del norte de África) se esmeraron en hermosear Sevilla (la Torre del Oro la edificaron ellos). Había cogido ésta ciudad ímpetu y grandeza una vez que la Córdoba califal entró en decadencia.
Cuando Fernando III “El Santo” conquistó la ciudad para los cristianos, sus monumentos religiosos (mezquitas, madrazas etc.) como era de esperar se convirtieron en iglesias, y entre ellas la gran mezquita y su minarete en Catedral, una de las joyas, por cierto, de la cristiandadDe todos los reyes medievales el que más le enamoró la ciudad fue, sin duda, Pedro I, llamado “El Cruel”. De su época proceden los hermosos Reales Alcázares y la llamada Casa de Pilatos.
Sevilla le debe, también, a los Reyes Católicos gran parte de su prestigio y poderío. Fueron estos los que le concedieron la exclusividad de ser aduana para todas las mercancías y pasaje que iban y venían del Nuevo Mundo (América). Allí se fundó, junto a la catedral, la Casa de Contratación (Archivo de Indias) en donde se registraba con pelos y señales todo lo se mercadeaba con aquel continente. Los barcos, de poco calado entonces (carabelas), bajaban por el Guadalquivir hasta el océano (Sanlúcar) y lo remontaban a su vuelta cargado hasta las trancas de oro y plata para caprichos y lujos de los reyezuelos que nos tocaba en suerte.
A partir del siglo XVIII se le quitó a la ciudad el monopolio de comerciar con América y los barcos ya no atracaban allí, lo hacían en Cádiz con mejor fondeadero. ¡Ay! y  Sevilla entró en una larga y melancólica decadencia que se prolongó hasta mitad del siglo XX.
Sin embargo, la Exposición Universal de 1929 inaugurada por Alfonso XIII, con la construcción de la hermosa Plaza de España y otros edificios la sacaron del letargo. Después tuvieron que ganar los socialistas las elecciones generales, y llegar al frente del partido y del gobierno dos sevillanos de pro, Felipe González y Alfonso Guerra y, al margen de enjuiciar su labor política que no corresponde hacerlo hoy, qué duda cabe que a ellos se le debe el principio de la extraordinaria recuperación de la ciudad como grande de España. Ellos y su magna Exposición Universal del 92 con sus grandes infraestructuras sentaron las bases de lo que ha venido después. Y ha venido mucho…
Ha venido, por ejemplo, una ciudad moderna, moderadamente industrial y muy de servicios, que amparados en sus populosas fiestas y el turismo foráneo masivo ha hecho que esa prestigiosa revista de la que hablaba al principio la eligiera como la mejor ciudad del mundo a visitar éste año, y os aseguro que han tenido "buen ojo". No obstante, al margen de sus magníficos monumentos, que son muchos y espectaculares y que todos conocemos al dedillo, está esa percepción intangible, inmaterial, que no se puede explicar fácilmente con palabras, como es el espíritu andaluz, y que Sevilla lo encarna a la perfección.
Sevilla es mucho más que sus joyas arquitectónicas, Sevilla es embeleso, pasión, sol, color, olor, fascinación, y sobre todo sus gentes. Aquel que la visite, patee sus calles, palpe su ambiente jaranero o interactúe con su gente, volverá a su tierra sin poder explicar ni describir a sus compatriotas qué ha visto en Sevilla que un irrefrenable impulso le induce a volver cuanto antes.
Dicho queda…
                                                                                         Joaquín Yerga