sábado, 30 de mayo de 2020

Durmiendo con su enemigo.

                                                                             




Te quiero decir que si mañana dejo de existir,
te observaré en el cielo, te cuidaré y, sobre todo,
abogaré por aminorar tu sufrimiento.

Te quiero decir que si dejas este mundo,
Dios no lo quiera, te recordaré y siempre te voy a querer,
cada noche hablaré contigo.

Quiero que sepas que te quiero mucho
y eso es algo muy importante para mí,
ya que hay veces que uno cree
que no es conveniente decirlo por cualquier razón.

--Alfonsina Storni--


Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Andrés, mudo desde hacía una hora. Él por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.

Durante tres meses —se habían casado en abril— vivieron una dicha especial. Sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contenía siempre.

La casa en que vivían influía un poco en sus estremecimientos, y en ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño. No obstante, había concluido por echar un velo sobre sus antiguos sueños, y aún vivía dormida en la casa hostil, sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.

No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastró insidiosamente días y días; Alicia no se reponía nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardín apoyada en el brazo de él. Miraba indiferente a uno y otro lado. De pronto Andrés, con honda ternura, le pasó la mano por la cabeza, y Alicia rompió en seguida en sollozos, echándole los brazos al cuello. Lloró largamente todo su espanto callado, redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia. Luego los sollozos fueron retardándose, y aún quedó largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni decir una palabra.

Fue ese el último día que Alicia estuvo levantada. Al día siguiente amaneció desvanecida. El médico de Andrés la examinó con suma atención, ordenándole calma y descanso absolutos.

No sé —le dijo a Andrés en la puerta de calle, con la voz todavía baja—. Tiene una gran debilidad que no me explico, y sin vómitos, nada.. . Si mañana se despierta como hoy, llámeme enseguida.

Al otro día Alicia seguía peor. Hubo consulta. Constatóse una anemia de marcha agudísima, completamente inexplicable. Alicia no tuvo más desmayos, pero se iba visiblemente a la muerte. Todo el día el dormitorio estaba con las luces prendidas y en pleno silencio. Pasábanse horas sin oír el menor ruido. Alicia dormitaba. Andrés vivía casi en la sala, también con toda la luz encendida. Paseábase sin cesar de un extremo a otro con incansable obstinación. La alfombra ahogaba sus pasos. 

Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, confusas y flotantes al principio, y que descendieron luego a ras del suelo. La joven, con los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche se quedó de repente mirando fijamente. Al rato abrió la boca para gritar, y sus narices y labios se perlaron de sudor.

 —¡Andrés! ¡Andrés! —clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.

Andrés corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia dio un alarido de horror.

¡Soy yo, Alicia, soy yo!

Alicia lo miró con extravió, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo rato de estupefacta confrontación, se serenó. Sonrió y tomó entre las suyas la mano de su marido, acariciándola temblando.

Los médicos volvieron inútilmente. Había allí delante de ellos una vida que se acababa, desangrándose día a día, hora a hora, sin saber absolutamente cómo. En la última consulta Alicia yacía en estupor mientras ellos la pulsaban, pasándose de uno a otro la muñeca inerte. La observaron largo rato en silencio y siguieron al comedor.

Pst... —Se encogió de hombros desalentado su médico—. Es un caso serio... poco hay que hacer...

¡Sólo eso me faltaba! —resopló Andrés. Y tamborileó los dedos bruscamente sobre la mesa.

Alicia fue extinguiéndose en su delirio de anemia, agravado de tarde, pero que remitía siempre en las primeras horas. Durante el día no avanzaba su enfermedad, pero cada mañana amanecía lívida, en síncope casi. Parecía que únicamente de noche se le fuera la vida en nuevas alas de sangre. Tenía siempre al despertar la sensación de estar desplomada en la cama con un millón de kilos encima. 

Desde el tercer día este hundimiento no la abandonó más. Apenas podía mover la cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aún que le arreglaran el almohadón. Los dos días finales deliró sin cesar a media voz. Las luces continuaban fúnebremente encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio agónico de la casa, no se oía más que el delirio monótono que salía de la cama, y el rumor ahogado de los eternos pasos de Andrés. Murió, por fin. La sirvienta, que entró después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.

 —¡Señor! —Llamó a Andrés en voz baja—. En el almohadón hay manchas que parecen de sangre.

Andrés se acercó rápidamente Y se dobló a su vez. Efectivamente, sobre la funda, a ambos lados del hueco que había dejado la cabeza de Alicia, se veían manchitas oscuras.

Parecen picaduras —murmuró la sirvienta después de un rato de inmóvil observación.

 —Levántelo a la luz —le dijo Andrés.

La sirvienta lo levantó, pero enseguida lo dejó caer, y se quedó mirando a aquél, lívida y temblando. Sin saber por qué, Andrés sintió que los cabellos se le erizaban.

 —¿Qué hay? —murmuró con la voz ronca.

Pesa mucho —articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.

Andrés lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Andrés cortó funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandos: —sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.

Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca —su trompa, mejor dicho— a las sienes de aquélla, chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón había impedido sin dada su desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado a Alicia. 

--Horacio Quiroga--


P. D.

Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual sudamericano, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma. Por cierto, la historia se desarrolla en Uruguay.

Joaquín







viernes, 29 de mayo de 2020

Una razón de peso..






Corazón, corazón martirizado
por todos los dolores...
Un jardín otoñal abandonado,
sin aves y sin flores.

Las largas avenidas de las citas,
hoy mudas y desiertas,
recuerdan, con su olor a hojas marchitas,
un cementerio de esperanzas muertas.

E inmóviles, los árboles escuetos,
en el gris de la niebla amortajados,
parecen esqueletos,
en gestos de dolor petrificados.
--Francisco Villaespesa--


No crean ya que la verdad va a misa. La verdad ya no cuenta como algo incuestionable, concluyente, rotundo. Bueno, ni la verdad ni la razón. Vivimos unos tiempos líquidos, que decía no sé quién. Es decir, tiempos insustanciales y superficiales en donde sólo vale quedar bien, poner frasesitas emotivas en las redes sociales que luego no cumple nadie y cosas nimias por el estilo. Y ¡hala!, ya hemos hecho nuestra labor del día; a seguir con lo nuestro..
Quien no quiere razonar es un fanático; quien no sabe razonar es un tonto, y quien no se atreve a razonar es un esclavo; esto lo leí una vez hace mucho, pero creo que no ha perdido nada de actualidad. No hay más que ver el Congreso de los Diputados estos días. No me digan que no está la sociedad tontamente crispada. Aquí nadie razona, cada uno se cree o quiere creerse a pies juntillas lo que le dicen sus medios afines sin pararse a pensar ni tan sólo un ratito. De esto al fanatismo va un saltito.. 
Decía el gran filósofo francés René Descartes: no hay nada repartido de modo más equitativo en el mundo que la razón; todo el mundo está convencido de tener suficiente. Demoledora frase que nos viene a recordar cuan equivocados estamos todos cuando pregonamos nuestra razón a base de golpes de pecho e imposiciones. Y es que nuestra razón, sí, ésa que creemos infalible, choca con la del otro, que también cree infalible la suya. 
Quizás la mejor definición de lo que es la razón la dijo Erich María Remarque, el gran escritor alemán, cuando sentenció aquello de: la razón es dada al hombre para que reconozcamos que somos muy poquita cosa, a pesar de todo..
Joaquín





miércoles, 27 de mayo de 2020

Algo en que pensar..





En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!
Más a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris me acerco
a los rosales del jardín
--Rubén Darío--

¿Quién es el hermano de la muerte? El sueño. Éste es un acertijo que, parece ser, se cuenta entre los primeros que se conocen. Debe datar de los primeros tiempos en los que a los hombres les intrigaba la muerte y de alguna manera la relacionaban con los sueños. No es de extrañar, aparentemente son actitudes parecidas; en ambos casos cerramos los ojos y nos quedamos más o menos inmóviles. Claro, que en el caso de la muerte esa inmovilidad es eterna.
El hombre viene al mundo cargado de acertijos y transcurridos los primeros meses de vida, después de jugar con las palabras, se dispone a aprender y resolver todos sus interrogantes, porque, como dijo Aristóteles “en las bodegas del hombre hay un oscuro y enérgico hambre de saber o saborear las cosas”.
Los acertijos brotan espontáneamente del trasfondo filosófico de nuestro pueblo, haciéndose torrente y andadura con la transmisión oral de padres a hijos; en la calle, la escuela, las tertulias y hasta en el folclore; ésta es la idea del origen de los acertijos. Y si nos fijamos, casi desde que nacemos todo en la vida son acertijos sin resolver: el científico quiere descifrar ecuaciones, el filósofo cuestiones metafísicas, el jurista pleitos, el creyente misterios y el artista enigmas, en fin..
El acertijo es el más apasionante de los juegos. Quien juega busca el recreo, que no es otra cosa que crear de nuevo. En esa función lúdica del lenguaje en que se zambulle el acertijo está la fuente de toda creatividad..
Después de la guerra civil y la posterior hambruna que padecimos los españoles, hubo que tirar del estraperlo, las cartillas de racionamiento y aquello de pan poco y amarillo, y sin tabaco (había que mezclar colillas propias y ajenas con hojas de avellano). Así que a nuestros abuelos no les quedaba otra que inventarse coplillas en forma de acertijos para matar el tiempo, y el hambre. Miren algunas..
¿Qué le dijo una colilla a otra? – Sepárate que nos lían.
¿Qué le dijo el cigarro al mechero? -- ¡Tira la piedra, cobarde!..
¿Qué le dijo la cerilla al raspador? – Por ti pierdo la cabeza..
Pero hay más de la posguerra, la época franquista más dura..
¿Qué le dijo un chorizo a otro chorizo? --Nos han colgado por rojos
¿En qué se parecen los políticos al estanco? --En que entran por ideales y salen con ducados y fortunas..
¿En qué se parece el congreso a un semáforo? --En que cuando entraron los verdes, los rojos se pusieron amarillos.
Luego hay un apartado de acertijos a los que se les clasifican como preguntas lógicas.. Ahí van algunos ejemplos..
¿Qué tiene Adán delante que Eva tiene detrás? – La letra A
¿Cómo es posible llevar agua en un colador? – Si está congelada
¿Quién sin estar enfermo tiene los días contados? --El calendario
¿Qué cosa hay que se corta sin tijeras? – La mayonesa
Hay otros acertijos a los que se les catalogan como, "definiciones jocosas"..
Cebra—Caballo que se ha revolcado en un paso de peatones recién pintado
Cerillas-- Una de las pocas cosas que se han inventado con cabeza
Cobarde-- Un hombre que en un momento de peligro piensa con los pies.
Gafas—Las mujeres de los gafes
Pimienta-- La pólvora de las comidas
Sorpresa—Monja encarcelada
Sortija-- La monja más rica..
Vinagre—Vino malhumorado
Bueno, y luego están los colmos de las cosas, quizás los más populares..
¿Cuál es el colmo de un cementerio? --Estar cerrado por defunción
¿El de un centinela? --Dar el “alto” a un bajo
¿El de un cura?--Llamarse D. Perfecto Ladrón de Iglesias
¿El de un enterrador?-- Tener un hijo calavera.
También están a los que llaman tantanes.. Me explico..
--Era un hombre tan pobre tan pobre, que se compró una escopeta para ir tirando..
--Era una iglesia tan estrecha, tan estrecha, que en vez de tener a Cristo crucificado lo tenían ahorcado.
--Era la chica tan delgada, tan delgada, que se tragó un hueso de aceituna y todos creían que estaba embarazada.
--Era un río tan estrecho, tan estrecho, que sólo tenía una orilla..
Esto se me va de madre y de espacio. Iré resumiendo. También tenemos, acuérdense, de los “qué le dijo”..
¿Qué le dijo un sastre a un cliente? --Si no me pagas el traje tomaré otras medidas
¿Qué le dijo un zorro a otro? Hoy de primero, gallina blanca.
Y de los acertijos de leperos qué me dicen..
¿Por qué los de Lepe se ponen al final en el cine? Porque el que ríe el ultimo ríe dos veces.
¿Por qué los de Lepe tienen unas escuelas muy pequeña? Porque dicen que el saber no ocupa lugar.
En fin. Hoy me he lucido. Perdónenme por tanta tontería..
Joaquín



lunes, 25 de mayo de 2020

Lo bueno, si breve, dos veces bueno





¿Dónde volaron, ¡ay! aquellas horas

de juventud, de amor y de aventura,

regaladas de músicas sonoras,

adornadas de luz y de hermosura?

¡Ilusiones que llora el alma mía!

¡Oh, cuán suave resonó en mi oído

el bullicio del mundo y su ruido!.

Los años de la ilusión pasaron,

las dulces esperanzas que trajeron

con sus blancos ensueños se llevaron,

y el porvenir de oscuridad vistieron.

--Espronceda--


Supongo, y creo que supongo bien, que antaño, el docto en refranes, el muy versado en ellos, tendría el cielo ganado. Además de rodearse de ávidos oyentes, a él recurriría todo el mundo para informarse y pedir consejos sobre cualquier cosa que les preocupara. Hay que tener en cuenta que los refranes eran como la Wikipedia del pueblo llano. Los hombres y mujeres que muchos refranes sabían eran considerados los más sabios del lugar..

Mirad (aunque ya no tengamos necesidad de recurrir a ellos) algunos refranes relacionados con lo que está pasando estos días de epidemias, virus y enfermedades..

Mal ocultado nunca bien curado.- Evidentemente da a entender que, aunque parezca que la enfermedad desaparece por sí sola y no queramos saber de ella, siempre deja un rastro que merma la salud del que la oculta..

La última nadie la cura. - Es un refrán malicioso que sugiere que sólo son curables las enfermedades curables y que por lo tanto, habida cuenta de que la enfermedad última es, por definición, mortal, pues es la que nos hace morir, más vale vivir despreocupadamente en espera de esa enfermedad incurable.

No es de ahora el mal que no mejora. - Se refiere a que cuanto más dura la enfermedad, más cruel y crónica se hace. Lo remata otro que dice: Mal que dura, sepultura.. Supongo que no hace falta describirlo.

Cuando los médicos ayunan, lloran los curas. - Éste tira con dardos. Si los médicos pasan hambre quiere decir que no hay enfermos por lo tanto tampoco muertos, con lo que los curas no tienen misa que dar ni entierro que acompañar..

Médico y confesor, cuanto más viejos mejor. - Alude a la experiencia. Mejor un médico viejo con años de trabajo a sus espaldas que no un novato que, ¡vete a saber!.. El confesor igual, mejor con años; siempre dará mejores consejos..

En fin, pero como dice otro refrán: lo bueno, si breve, dos veces bueno.. Así que, a aplicarse el cuento toca..

Joaquín




Adivina adivinanza...




Cae la tarde dorada
tras de los verdes pinos.
Hay en las altas cubres
un resplandor rojizo,
y el perfil de los montes
se recorta en un nimbo
de luz verdosa.
Azul aurirrosado
en el añil el humo está dormido.
Quieta la tarde y dulce.
--Ven al campo, hijo mío:
comeremos majuelas,
iremos al endrino,
te alcanzaré las bayas de los robles,
y, en aquél regatillo
de los helechos, cogerás las piedras
y cortarás lo lirios.
Entre mi mano, suave,
su manecita oprimo,
y avanzamos parejos
por el polvoriento camino.
--Enrique de Mesa--


Adivina, adivinanza, primero fue el acertijo y, cuando éste se arropó con el verso, nació la adivinanza; una pequeña y valiosa joya poética de nuestra literatura popular. Esto lo he leído en un libro precisamente de acertijos.
Y he leído también que acertijo y adivinanza coinciden en la estructura profunda del lenguaje en ser una pregunta ingeniosa, pero se diferencian en la estructura superficial del mismo, porque el acertijo se expresa en prosa, y la adivinanza en verso; así de sencillo..
El acertijo es más mundano, surge de manera espontanea y es muy abierto a los demás. A su vez, la adivinanza es verso más elaborado, musical porque rima y pertenece ya a la literatura poética.. ¿Quién no ha jugado alguna vez de niño con sus padres o hermanos a los acertijos y adivinanzas? Yo sí, desde luego, y qué bonito era.. España es un país rico en este tipo de juegos de palabras, sobre todo muy utilizado por el pueblo llano desde siempre. Su origen se remonta al inicio del castellano como lengua romance al separarse del latín..
Sé que ponerse a discurrir no siempre es un oficio apetecible, porque ni hay tiempo ni ganas, ni a todos nos subyuga, sin embargo hoy me ha dado por ser un poco juguetón. Ahí dejo unas cuantas adivinanzas por si alguien entra a trapo y se sabe el resultado. Pero me reservo las soluciones para no ponerlo fácil.. La cosa va de geografía, es decir, ciudades, países, mares, ríos, pueblos etc. En fin. Ya saben..
--Se puede comer de postre, se usa para matar; la han pintado en un escudo y es también una ciudad.. 
--El rey Alí fue con su can a tomar té ¿a qué ciudad?.. 
Ando rastreando un camino. Cuando el camino ha acabado, ¿a qué ciudad he llegado?. 
--De España una capital podéis hallar al instante, si a una gentílica diosa precede una consonante...
--¿Quién fuerte, quién fuerte termina en ventura, es decir, en suerte?..
--Palabra que significa un verbo y fruta a la par, ciudad, herramienta y planta, dime, pronto, ¿cuál será?..
--No es pueblo ni es llano; es un pueblo muy serrano..
--Es puerto y de no de mar; es rico sin capital...
--Al revés yo doy placer; a derechas soy ciudad; a derechas y al revés, me quiere la cristiandad...
--Si te digo que en la sala he visto una mujer manca, ¿con qué bonita ciudad podrás relacionarla?.. 
¿Qué ciudad, dímelo ahora, no se tomó en una hora?
En fin. No quiero cansar más. Tengo un par de libros llenos de adivinanzas y figúrense, las hay de todo tipo y dificultad. Sólo quería explicarles la diferencia entre acertijo y adivinanza, porque estoy seguro que algunos pensaban que eran lo mismo. Yo prefiero las adivinanzas, con el cuento de que riman son más llamativas y difíciles de crear.
Supongo yo que la sociedad al ir evolucionando constantemente, de las adivinanzas y acertijos de antaño hemos pasado a los memes del wassap y de facebook de ahora. El caso es que siempre a tíos muy listos que se inventan estos bonitos juegos de palabra y frases cortas. Ya me gustaría saber quiénes son; igual que los de los chistes.. ¡qué tíos!..
Joaquín



domingo, 24 de mayo de 2020

El viejo y el sexo




                                                           

En los días de la enfermedad de mi Ana, la tortura llegó

a su máximo. A las tres de la tarde era preciso dejar

a la idolatrada enferma y partir. Eran días aquellos

de un trabajo incesante. Y mientras el amor

de mis amores se agitaba presa de la fiebre en su

lecho, yo, a tres kilómetros de mi casa, me inventaba

todos los días una nueva mentira para escapar y correr,

y luego subir a su habitación con ansias de muerte,

llamar directamente para que el sonido brusco de la 

campanilla no alarmase a mi doliente amada, y 

preguntar con voz temblorosa

a quien me abría: -¿Cómo sigue? ¿Cómo sigue?

--Amado Nervo--



Decía Baltasar Gracián: todos desean llegar a viejos y, en siéndolos, no quieren parecerlo

¡Ay!, si supiera Baltasar que cuatrocientos años después de su muerte, esto de ser viejo ya no es un lastre como en sus tiempos

Claro que, nuestro insigne médico y premio Nobel, D. Santiago Ramón y Cajal, sugirió aquello de: hombre tiene la edad de sus arterias. Aún sigue vigente esa afirmación

Si quieres vivir sano, sé viejo temprano. Esto no sé quién lo dijo, creo que es un antiguo refrán castellano, pero tiene mucho sentido.

Algunas veces la línea que separa la juventud y senectud es muy tenue, Felipe de Herbelot, famoso consejero de Luis XIV y que murió a los 110 años, comentó una vez: A los setenta he cerrado mi corazón y abierto mi bodega

No obstante una las premisas para acercarnos a los años de Matusalén es haber heredado buenos genes y, si hacemos caso a algunos sabios de la antigüedad: comer poco y practicar mucho sexo. Aunque, como siempre en los refranes se da la contraria, porque otro nos sugiere para vivir mucho: dieta mangueta y siete nudos en la bragueta.

Y el caso es que leí ayer que, para evitar cáncer de próstata mientras más sexo mejor, sobre todo de viejos, Ummmmm..

En fin.

Joaquín



          


                  

                                                                                


                                       

                                                                  



sábado, 23 de mayo de 2020

Una cara bonita




No te atraigan las sombras del abismo.

¿Qué importa a dónde vas, de dónde vienes?

No busques nada fuera de ti mismo;

todo en tu propio corazón lo tienes.

--Ricardo León--



La hermosura es una carta de recomendación escrita por Dios y leída y admirada por todos los corazones”. Esto lo dijo Ramón y Cajal.  Sin embargo en la belleza humana, hay dos tipos: la interior y la exterior. 

La belleza interior es más difícil de cualificar, pues intervienen muchas aptitudes y facultades y no todas generan el mismo consenso; no obstante con la exterior si suele haber la aprobación de todos. 

Con la belleza exterior se ha llegado a la conclusión de que el modelo ideal se alcanza en un rostro con los rasgos faciales simétricos. Es decir, el que tenga la nariz un poco ladeada o la boca pequeña, que se despida de ganar un concurso de belleza.

Y qué curioso, cuando se superponen imágenes de rostros de gente normal, feos, guapos y medio pensionistas, el resultado final es la cara perfecta. Ahora por ordenador es muy fácil hacerlo.

En fin, dichosos y dichosas las que ya de fábrica vengan al mundo con ese Don que es la belleza exterior. Ellos y ellas tendrán las puertas abiertas al éxito en la vida, con poco más que pongan de su parte. 

El resto de los mortales seguiremos batallando por conseguir cosas sin la bicoca de una cara bonita.. Bueno, siempre nos quedará la belleza interior, que dicen de uno cuando se es más feo que Picio..

Joaquín

Sé que os pongo en un aprieto: buscad las mínimas diferencias entre los dos rostros de abajo; uno simétrico y el otro asimétrico...



                                                                  

                                                          Ava Gadner (actriz)

                                                                        

                                                       Rossy de Palma (actriz)




viernes, 22 de mayo de 2020

Las risas de mi vecina





No deslustres su cándido atavío

ni levantes la punta de su velo;

¿qué logras con pensar que está vacío,

que no es infinito ni azul tu hermoso cielo?.


Renueva el corazón a cada hora

y aprende a renacer cada mañana,

como el paisaje al despuntar la aurora,

como el sol que amanece en tu ventana.

--Ricardo León--



Subiendo las escaleras de mi casa iba. De pronto me encuentro con Luisa, mi vecina, que bajaba. Quizás se percató de mis prisas y zozobra, el caso es que me preguntó: 

---¿Qué te pasa Joaquín? Te veo muy acelerado.

Dio en el clavo. Ella, tan perspicaz, siempre da en el clavo. Le contesté rápido, con las palabras entrecortadas por la agitada subida:

---Luisa, hay personas excelentes en el mundo; siempre respetarán a nuestras mujeres, nuestra honra, nuestra fama y nuestro dinero; todo menos una cosa: nuestro tiempo. Te lo digo porque acabo de tropezarme con tu vecino del primero, el señor Juan, y no sabes la que me ha dado. Menudo peñazo. Media hora me ha tenido contándome todos los males del mundo que, según él, padece, jajaja---concluí soltando una carcajada

---¡Pobre hombre!---exclamó ella cariacontecida----Juan es un buen amigo, aunque un pelín pesado, es verdad.

---Si, sí, amigo; con amigos así para qué quieres enemigos, jajaja---me carcajeé otra vez

---Perdónalo, Joaquín, el hombre es muy mayor. Se ha quedado viudo hace un par de años y está muy solo. Cuando se encuentra con alguien que conoce se explaya---me subrayó mi vecina.

Luisa me conoce y sabe que soy muy respetuoso con la gente. Todo se lo decía un poco de broma.

--Perdonado está---le contesté---sabía que estaba viudo pero no que estuviese tan solo.

---Vale, no te preocupes que tampoco le has hecho nada. Además estoy segura que le has escuchado con paciencia, jajaja---me soltó riendo. 

Seguí subiendo hacía mi piso y ella bajando hacia la calle. Ya sin vernos casi, aún me dijo levantando la voz:

--Por cierto, Joaquín, decía mi madre que la amistad pide mucho tiempo, solicitud y esmero. Uno o dos buenos e íntimos amigos los tiene cualquiera: cuatro o cinco, pocas personas, y yo ni eso, jajaja 

Mientras abría la puerta de mi casa todavía escuchaba sus risas. En realidad, ignoro por qué me dijo esto último. Ella también es viuda, y de muy buen ver, pero yo soy casado. En fin, no sé si tendrá que ver..

Joaquín




jueves, 21 de mayo de 2020

Entre la vida y la muerte..




Amiga...
Haría cualquier cosa
porque me quisieras.
Las noches desearía
que te fueran eternas
e insomnes si yo no
estuviera a tu lado.
Incluso moriría de placer
porque no fueras capaz
de vivir sin mi.
Pero no puedo aceptar
que juegues con dos barajas:
Conmigo te diviertes.
A él le deseas.
Lo he visto en tu mirada..
--Joaquín--


La historia de Stuart Mill, el célebre filósofo inglés padre del llamado utilitarismo (una corriente filosófica que abogaba por al igualdad de género y la felicidad del individuo) contiene un episodio conmovedor. Viajando por el sur de Francia con su esposa, a quien amaba con locura, murió ésta repentinamente. Y para rendir culto a la memoria de su compañera idolatrada compró cierta granja solitaria, cercana al cementerio. Desde la terraza de la casa contemplaba diariamente por encima de los arboles la blanca sepultura de la amada.
Al gran poeta mejicano Amado Nervo le sobrevino una tremenda desgracia estando como subsecretario de la embajada de su país en Madrid. Murió su amante de tuberculosis en su apartamento donde vivían sólo los dos y que nadie conocía. Después de velarla y llorarla amargamente durante dos días y dos noches, decidió enterrarla en el cementerio de San Isidro, justo frente a la ventana de su dormitorio. Todos los días sólo tenia que correr los visillos para ver su tumba. Le escribió los versos más amargos de la poesía castellana “La amada inmóvil”..
Morimos cuando deberíamos empezar a vivir, decía el gran escritor aragonés Baltasar Gracián. Y llevaba toda la razón, es triste irse de este mundo cuando hemos logrado aprender, saber e iluminar nuestro cerebro y espíritu. Pero no hemos de tenerle miedo a la muerte.
Algunos filósofos antiguos hablaban del miedo a la muerte de una manera curiosa pero certera. Decían más o menos –nada somos y nada sentimos; antes de llegar aún estamos vivos, y cuando llega ya estamos muertos, por lo tanto nada sentimos--.
Pero un poquito de trampa y retórica si que hay en estas palabras. En realidad de todo lo que rodea a la muerte le tenemos pánico a los atroces dolores y angustia que suelen precederla, y sobre todo porque al apagarse para siempre nuestra conciencia terrena muere para nosotros todo lo que amamos: la familia, los amigos, los bienes, la patria etc. etc.
En la muerte y en todos los dolores más sagrados y profundos de la vida hay un no sé qué de egoísmo desconsolador. Al llorar a un ser querido muerto ¿no nos lloramos un poco a nosotros mismos?. Diríamos que es como si nos amputara un brazo.. Schopenhauer aseguraba que el viejo se pasea tembloroso o reposa en un rincón, no siendo sino sombra o fantasma de su ser pasado. Cuando viene la muerte ¿qué le queda por matar?.
De todas maneras supongo que es sano no meditar de continuo sobre la muerte. De ella opinaba nuestro primer premio nobel de medicina, Santiago Ramón y Cajal: “Haciéndola blanco perpetuo de nuestro cariño acaba, como la mujer amada, por enamorarse de nosotros”. Pero lo más desesperante de la muerte es su eternidad. Todo en este mundo es pasajero y efímero menos ella. Constituye, pues, la única, la profunda, la inexorable realidad. Quizás por eso no la mentamos demasiado..
Joaquín

lunes, 18 de mayo de 2020

Buenos días, tristeza






Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme,
lo que hago por vosotros, hacer podéis por mí...
¡Que la vida se tome la pena de matarme,
ya que yo no me tomo la pena de vivir! ...

--M. Machado--


El tipo enviudó de manera inesperada. Quedó desolado, el pobre. Acababa de cumplir cuarenta y ocho años.

Al verlo tan decaído emocionalmente, pasado un tiempo prudencial, todos, incluso sus dos hijas le animaron a salir y divertirse, pero él se resistía. Al fin lo convencieron, y empezó a salir. Conoció a otra mujer. 

Se llamaba Lucia, era divorciada y con un hijo de quince años. Rubita teñida, cuarenta y cuatro años bien llevados, regordeta y no muy alta, pero bien proporcionada, ésas eran sus medidas. Además muy simpática, con lo que se dieron los condicionantes para que el tipo acabara sucumbiendo a sus encantos.

La conoció en una baile de Villafranca; la soledad les unió. En dos o tres meses ya estaban viviendo juntos. 

Al hijo de Lucia la idea de ver a su madre con un nuevo novio no le supuso ningún quebradero de cabeza. Cosa bien distinta fue la actitud de las hijas del tipo del que hablo, que se negaron en redondo a considerar a Lucia como algo sustancial en su vida

Lucía y el tipo se quisieron de veras. Vivieron juntos, los dos y los hijos de ambos bajo el mismo techo. Pero las relaciones se tornaron imposibles. Su hija mayor del tipo, testaruda, le amenazó con todo tipo de chantajes y ultimátum más o menos soterrados si continuaba el idilio. Al final consiguió enrarecer la convivencia.

Lucia y su hijo acabaron por abandonar su nuevo hogar dejando atrás escasos aunque maravillosos momentos de felicidad y mucha frustración. Al tipo la cosa le fue peor; por remordimientos y un insufrible complejo de culpa que le atenazó, transigió con los deseos de sus hijas. Hizo las paces con ellas a costa de su felicidad. 

Pasó el tiempo y sus hijas no tardaron demasiado en emanciparse. La mayor se fue a vivir fuera del país. La otra encontró pareja y se instaló en un pisito en Cáceres con su novio, con lo que el tipo quedó más solo que la una. Además, sin ánimo de nuevas aventuras se fue sumiendo paulatinamente en una notable melancolía. 

Un día, el tipo se despertó más resuelto que de costumbre y decidió ir en busca de Lucia. Cogió el coche y se presentó en su antiguo domicilio con la intención de pedirle perdón y suplicarle que volviera con él.

No la encontró, unas vecinas le informaron que había estado enferma, pero ya recuperada se mudó a otro pueblo al encontrar una nueva pareja. Así que, el tipo se refugió ensimismado en la soledad más absoluta, hasta el punto de coger una depresión de caballo.

El tipo a vuelto a salir, dos años después de lo de Lucia. Hace unos días lo vi; parece que se ha animado. Ha necesitado psicólogos. Está un poco mejor, aunque muy desmejorado. 

Por cierto, al tipo lo conozco bien, es un íntimo amigo mío

Joaquín