Pensamiento acongojado,
¿Por qué agravas mi tormento
con las dichas que han pasado.
¿Quién te la ha recordado,
pensamiento?
Esperanza que sentí
como un iris de bonanza
cuando perdido me vi,
¿Por qué no me guias, di,
esperanza?.
Corazón que nada espera,
¿Por qué sientes emoción
ante un engaño cualquiera?
¿Quién mantiene tu quimera,
corazón?
--José R. Contreras--
Hasta 1833 teníamos en España un panorama territorial muy diferente al actual. Éramos menos provincias y menos regiones. A partir de ese año la reina regente María Cristina, encargó al presidente del gobierno de entonces, Cea Bermúdez, una nueva distribución del territorio, y se crearon las 49 provincias que aún subsisten en la actualidad.
Debido a ese nuevo reparto del país se crearon también los partidos judiciales y como es lógico les asignaron sus juzgados y sus correspondientes jueces. A Fuente de Cantos nos concedieron uno, como no podía ser de otra forma ya que en ésa fecha hacíamos el pueblo número veinte de toda Extremadura por habitantes. Por desgracia, con el tiempo perdimos ese privilegio y ahora pertenecemos al partido judicial de Zafra..
En el año 1833, Fuente de Cantos tenia 4.700 vecinos, justos los que tenemos ahora. Es decir, han pasado 188 años y hemos vuelto a la casilla de salida, y todo después de alcanzar los 11.000 en 1940. Vamos para atrás como los cangrejos..
En ése 1833, de los 4.700 vecinos de entonces, 2.450 eran menores, 64 viudos, 165 viudas (casi el triple), 70 solteronas y 55 solterones.. Entre estos últimos no se contaban los 25 clérigos (curas, sacristanes y algún fraile que otro)..ahora tenemos uno y va que chutas.
Y fijaros que barbaridad: la edad media de morirse un fuentecanteño de era de sólo 54 años (ahora 83), aunque alguna excepción había; la persona más vieja que murió ese año fue una monja con 95 años..
Y más cosas..
Vivían entonces en el pueblo unas 400 familias que tenían entre 3 y 5 hijos y otras 60 con más de 6 hijos. ¿Os imagináis ahora, en 2022? Apuesto que no habrá ni una, y si la hubiera sería noticia nacional. En fin...
Joaquín
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