Enterose el rey de Francia de la soltería de dos adolescentes españolas, hijas del rey de Castilla, y quiso casar a una de ellas con su hijo Luis, el príncipe heredero.
Y allá, a la poderosa Castilla de entonces, envió el rey francés emisarios de su máxima confianza con la importante misión de elegir a una de las dos como esposa para su hijo
De las dos princesas, una se llamaba Urraca, horrible nombre, pero buena moza ella.., elegante, bella y de muy buen ver.
La otra por Blanca atendía la dama, precioso apelativo, pero más fea que su hermana,; aunque de alma noble como el diamante y de corazón arrebatador..
Los emisarios del rey de Francia apenas sabían castellano, si acaso lo chapurreaban malamente, con lo que les era muy difícil pronunciar las erres ¿Entonces?...
Pues que al conocer el nombre de cada una y de sus caras, debatieron y debatieron... Tras mucha discusión y porfía y ante la imposibilidad de pronunciar en francés Urraca (que era la guapa) se quedaron con la fea, Blanca, de bonito nombre pero peor aspecto!. porque.. ¡Cómo iban a llevar a Francia a una futura reina francesa con nombre impronunciable para ellos!..
Y Blanca se nos fue a Francia, y se casó con Luis, el hijo del rey, y sino físicamente agraciada como su hermana, demostró ser, sin embargo, una mujer de hermoso espíritu que hizo dichoso a su marido el rey de Francia cuando este fue coronado.
Cosas del azar, amigas. A menudo las cosas no son como parecen. Aún sin querer acertaron de lleno los emisarios franchutes al elegir princesa..
Por cierto, a Urraca la casaron con un portugués, el rey Alfonso II. Era guapísima..
Se ignora si el portugués pronunciaba bien su nombre.
Joaquín
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