¿A dónde fuiste, amor; a dónde fuiste?
Se extinguió del poniente el magno fuego,
Y tú que me decías <hasta luego,
volveré por la noche> ¡y no volviste!
--Amado Nervo--
Coincidieron Ludovica y Michele, en el baile de Carnaval, en Venecia. No fue casualidad, él la rondaba hacía tiempo, pero Ludovica, felizmente casada, lo rechazaba.. Michele aprovechó la máscara que le cubría la cara y quiso besarla. Ella se opuso, forcejeó.. se formó un gran revuelo.. Tuvieron que acudir en su auxilio sus damas de honor.. ¡Michele fue detenido!..
Se celebró el juicio. A Michele le condenaron a un año de cárcel. Marino, el marido de Ludovica, el Dux de Venecia, nada menos, se indignó
—¡Cómo es posible!—dicen que exclamó al conocer la sentencia— ¡Sólo un año de cárcel para ese tipo!.
Él esperaba la pena de muerte por semejante ofensa. Y se le fue la olla, quiso tomarse la justicia por su mano. Intentó asesinarlo.. Pero hubo un chivatazo y el consejo de la ciudad lo supo. ¡Oh, todo un Dux de Venecia mezclado en un intento de asesinato!.. ¡Traición! ¡A la cárcel!.. No, a la cárcel no, ¡pena de muerte para el Dux!.. Y el Dux de Venecia fue condenado a muerte. No le dejaron despedirse de Ludovica a pesar de lo mucho que lo pidió.. Fue decapitado en la plaza de San Marcos.
A por Ludovica entraron a trapo y la sacaron a rastras del palacio ducal. Tuvo que trasladarse a vivir con su familia. Michele fue liberado.. Pero Michele recapacitó. Se dio cuenta de que su insensato amor había provocado una tragedia. Él seguía enamorado de Ludovica..
Arrepentido de lo que había hecho, sin acercarse siquiera al palacio donde ella vivía, la cuidó toda su vida hasta su muerte, preocupándose de que nada le faltara nunca. No tuvo otro amor que el que conservaba por Ludovica. Consagró su vida a la de ella e intentó rehabilitar el nombre de su marido. Cuando murió Ludovica se vistió de luto..
A los sesenta y ocho años, Michele escribió sus memorias. Por él conocemos la terrible historia.. Si visitáis en Venecia el palacio de los Dux, en la sala del Gran Consejo, admirad los retratos de todos los Dux allí representados; entre ellos hay un espacio en que, sobre un velo negro, se leen estas palabras.
“Este es el lugar de Marino Falero, decapitado por haber cometido un gran error".
Joaquín

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