Llamé a mi corazón, nadie repuso.
Nadie adentro ¿Qué trance tan amargo!
El bosque era profuso,
negra la noche y el camino largo.
Llamé, llamé. Nadie respondía.
Y el murmullo castillo taciturno,
único albergue en el horror nocturno,
era mi corazón. ¡Y no me abría!
--Rufino Blanco--
Erase un extremeño de complejos matices: apuesto, valiente, audaz, astuto y muy inteligente. Para hacer lo que hizo tuvo que serlo. La gente, hombres y mujeres, le seguía con fe ciega a pesar de los difíciles vericuetos de su vida.
Con esas hechuras no es de extrañar que ella, Marina, aunque muy joven entonces, se enamorara perdidamente de él. Y fue singular su romance, no creáis, porque Marina era una esclava..
Un día se la ofrecieron, junto con otras diecinueve chicas más, como acto de desagravio y sumisión; era la costumbre en aquellas lejanas tierras. Marina era la más hermosa de todas..
Enseguida la escogió como traductora y mediadora para las aventuras que se avecinaban. Nada tardó en ponerla a su servicio. En aquellos primeros años pocos españoles conocían el idioma de los enemigos.. Ella vio el cielo abierto en ese gesto, estaba enamoradísima de él.
Pasaban tanto tiempo juntos y era tan bella, que él acabó enamorándose de ella; inevitable. Pero, ¡claro!, Marina era una esclava y él todo un caballero extremeño, y casado, Ufffff
Y pasó lo que tenia que pasar, ella quedó embarazada. Fueron padres de un niño precioso; por supuesto, secreto y clandestino..
Sólo unos pocos años fueron felices.. años de libertad, de amor, de aventuras, y gozo, mucho gozo, hasta que:
Una visita inesperada irrumpió por aquellos lejanos lares. La esposa legítima de nuestro intrépido extremeño viajó desde España y se presentó inesperadamente en su nidito de amor.. Se jodió (con perdón) la felicidad..
Marina tuvo que abandonarlo; quedó desolada. Él se debía a su mujer legítima. Eran otros tiempos, aunque jamás olvidaría ya a Marina..
Marina se casó después de aquello (casi obligada) con un capitán que la protegió y respetó; pero antes, su antiguo amante dispuso para ella las mejores galas, le concedió prebendas, mucho dinero y propiedades, y la hizo una gran señora.. Sí, nuestro extremeño más universal nunca olvidó a aquella esclava, el amor de su vida..
Él volvió a España con su mujer lejítima, pero trajo consigo al hijo que tuvo con Marina, Martín le pusieron de nombre, como su abuelo paterno. Siempre fue su preferido...
Aún no os lo he dicho, pero estos hechos ocurrieron en Méjico hace mucho mucho tiempo. Él fue Hernán Cortés, nuestro apuesto y valiente paisano. Ella se llamaba Malintzin, en su idioma maya, pero le pusieron Marina cuando la bautizaron..
Por cierto, su hijo Martín Cortés Malintzin, fue el primer niño mestizo de América, y de origen extremeño, ¡casi nada!. Muchos años después murió en Granada guerreando contra los moriscos. Allí está enterrado..
Joaquín
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