martes, 19 de octubre de 2021

Juana, la reina adúltera

                                                                                 




Quizás pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca... y jamás lo sabrás. 

--J. A. Buesa--


Enrique, el rey, ve a aquel tipo por primera vez en Úbeda, durante una visita a la ciudad, y le resulta un andaluz apuesto y valiente. Prendado quedó de él nada más verlo. Se lo trae a Madrid, alaba su lujo y gallardía, y al poco le concede importantes cargos.

El andaluz sobrepasa lo inimaginable. Viste de combinados colores, habla con galanura, organiza festejos, desafía con gracia, sostiene con buen brazo a las damas, y a todas hechiza..

Por su parte, la reina Juana, que es una mujer muy hermosa, no se la ve muy enamorada que digamos de su marido. Todos esperan que de una vez por todas pariera al hijo esperado, pero no acaba de llegar y la gente empieza a sospechar..

El andaluz triunfó en la capital. A todos conquistaba con su galantería. Seducía a damas, criadas y cortesanas.. ¿y a la reina Juana?.. Pues algo se oía, más nadie confesaba, aunque todos murmuraban..

Un día se celebran juegos. En la explanada donde se van a desarrollar las justas, a las afueras, no falta nadie: caballeros, duques, damas, condes, y Juana, que preside el torneo..

Comienza el lance. Los caballeros, montados ya en sus hermosas jacas, nombran a las damas por las que se batirán en el duelo, pero.. ¡demonios!, el andaluz calla el nombre de la suya. ¡Y encima Juana hablándole y riendo sus divertidos comentarios y le muestra admiración! Bueno, es natural, es el favorito de todos y todas---pensaron algunos--. Pero esto dio que hablar, fomentó el rumor del romance entre el andaluz y la reina Juana..

Juana quedó embarazada, ¡por fin!, y parió una niña, pero... ¡¡Oh, la misma cara que el andaluz tenía la niña!!.. ¿Cuernos a la vista? Uffff pues no diría yo que no..

El rumor sube de tono.. Todos hablan ya de la aventura amorosa del apuesto andaluz y la reina Juana, con resultado final de una hermosa, pero bastarda niña.. Enrique, el rey, se mosqueó, se cansó de las habladurías sobre su mujer. La recluye en un castillo bajo la supervisión del arzobispo Alonso de Fonseca.. 

Pero una mujer tan bella y atrevida como era Juana no podía ser ignorada así como así. Enamoró al sobrino del arzobispo y yació con él.. dos gemelos vinieron al mundo.. Eso le supuso que pasara a la historia como Juana, la reina adúltera..

Y Juana quedó desterrada definitivamente de palacio, pero antes había dejado su regalito a su marido, Enrique IV, en forma de hija y heredera al trono, otra Juana, en este caso apodada, la Beltraneja, así fue conocida la niña. Y es que, tenía la misma cara que su padre, Beltrán de la Cueva, el apuesto caballero andaluz.

Por cierto, según fuentes contrastadas, el andaluz Beltrán de la Cueva, se acostaba con los dos, con Enrique IV, el rey y también con su mujer, Juana de Portugal, la reina.

Enrique, el rey, está enterrado en nuestro Monasterio de Guadalupe. 

Joaquín

                                                                         

                                                                 Enrique IV

                                                                           

                                                  Monasterio de Guadalupe





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