La reina Juana, a la que algunos llamaban ya, la adúltera, quedó embarazada, ¡por fin!, y parió una niña, pero... ¡¡Oh, la misma cara que aquel andaluz tenía la niña!!.. ¿Cuernos al rey? Uffff pues no diría yo que no. Y es que, Juana, que era una mujer muy hermosa, no se la veía muy enamorada que digamos de su marido, el rey.
Todos esperaban que de una vez por todas, la reina Juana pariera, al heredero, pero no acaba de llegar y la gente empezaba a sospechar.. Y, efectivamente, sospechaban del andaluz, un tipo que sobrepasa lo inimaginable. El menda viste de combinados colores, habla con galanura, organiza festejos, seduce damas; a todas hechiza. Pero, ¿y a la reina Juana?.. Pues algo se oía, más nadie confesaba, aunque todos murmuraban..
Un día se celebran justas (torneo) a las afueras; no falta nadie: caballeros, duques, cortesanas, condes, y la reina Juana, que lo preside.. Comienza el lance... Los caballeros, montados ya en sus hermosas jacas, nombran a las damas por las que se batirán en el duelo, pero.. ¡demonios!, el andaluz calla el nombre de la suya. ¡Y encima Juana hablándole y riendo sus divertidos comentarios y le muestra admiración! Bueno, es natural, es el favorito de todos y todas---pensaron algunos--. Pero esto dio que hablar, fomentó el rumor del romance entre el andaluz y la reina Juana..
El rumor sube de tono.. Todos hablan ya de la aventura amorosa del apuesto andaluz y la reina Juana, con resultado final de una hermosa, pero bastarda niña.. Enrique, el rey, se mosqueó, se cansó de las habladurías sobre su mujer y la recluye en un castillo bajo la supervisión del arzobispo Alonso de Fonseca..
Pero una mujer tan bella y atrevida como era Juana no podía ser ignorada así como así. Enamoró al sobrino del arzobispo y yació con él.. dos gemelos vinieron al mundo.. Eso le supuso que pasara a la historia como Juana, la reina adúltera..
Juana quedó desterrada definitivamente de palacio, pero antes había dejado su regalito a su marido, Enrique IV, en forma de hija y heredera al trono, otra Juana, en este caso apodada, la Beltraneja. Así fue conocida la niña. Desde luego tenía la misma cara que su padre, Beltrán de la Cueva, el apuesto caballero andaluz..
Por cierto, según fuentes contrastadas, el andaluz Beltrán de la Cueva, se acostaba con los dos, con Enrique IV, el rey y también con su mujer, Juana de Portugal, la reina. Así era el tipo..
Enrique, el rey, está enterrado en nuestro Monasterio de Guadalupe.
Joaquín
Enrique IV
Monasterio de Guadalupe



Mega encantado la historia
ResponderEliminarGracias
Muchas gracias. Me alegro que te haya gustado.
Eliminar