Yo ya me despedía... y palpitante
cerca mi labio de tus labios rojos,
-Hasta mañana- susurraste--
Yo te miré a los ojos un instante
y tú cerraste sin pensar los ojos
y te di el primer beso..
--Amado Nervo--
Amiga mía, la historia está llena de episodios maravillosos. Tú conocerás muchos. Hoy te voy a contar uno que sucedió una vez y que a mi me cautivó especialmente, por su ternura.. Ocurrió hace ya mucho tiempo..
Seguro que algo habrás oído. Fue aquel que se dio en Egipto en tiempos del gran Faraón, Ramsés II, tal vez el más poderoso rey que jamás tuvo ese hermoso país.. Pon atención..
--"Se corrió el rumor de que iba a nacer un niño hebreo que, con el tiempo, liberaría a su pueblo, cautivo y esclavo entonces por los egipcios..
Pero Ramsés cortó por lo sano. Dio orden de matar a todos los niños judíos que nacieran durante los dos próximos años..
Sin embargo una madre decidió salvar a su hijo de la muerte. Lo ocultó durante tres meses, pero incapaz de esconderlo durante más tiempo, fabricó una `pequeña arca formada con raíces de papiro entrelazadas, la calafateó con brea para protegerla de los cocodrilos que infectaban el Nilo y la colocó secretamente entre los cañaverales del río..
Y la dejó navegar suavemente corriente abajo con la esperanza de que pasara cerca del palacio del Faraón..
Bajó Thermutis, la bella hija de Faraón a bañarse al rio, como todas las tardes. Sus damas paseaban y canturreaban felices por la orilla del agua.. Una de ellas vio la canastilla en el carrizal y avisó a la princesa...
Acercaron la canastilla y, sorprendidas vieron a un niño que daba pequeños vagidos. La princesa se enamoró del niño, tan tierno, tan suave, tan dulce.. tan inocente.. Lo quiso para ella, incluso contradiciendo severamente las ordenes de su padre.. Fue muy atrevida..
La princesa hizo jurar a todas las presentes no contar a nadie el extraño episodio. Despues ordenó a una criada buscar a una mujer judía que amamantara al niño..
Jocabed, la madre del niño, andaba oculta entre los ramajes del río vigilando la deriva de la cestita de su hijo. Emocionada, suspiraba porque algún personaje importante de la corte la encontrara y acogiera a su hijo.. Al ver de lejos cómo la princesa y sus damas encontraban al niño, se acercó a ellos disimuladamente..
Tuvo suerte, la contrataron para amamantar al niño, ¡su propio hijo!, y nadie lo sabía"...
¿Qué te ha parecido el relato, amiga? ¿Te ha gustado? No me digas que no es uno de los más originales y entrañables que has oído..
Por cierto, el niño creció en palacio y fue educado en los mejores colegios sacerdotales del país.. La princesa lo quiso siempre como a un hijo. Un día le reveló toda la verdad..
¡Ah!, se me olvidaba, al niño le pusieron de nombre, Moisés, que significa “sacado de las aguas”.. Malas lenguas dijeron que su hermana se enamoró perdidamente de él.. Pero ya te lo contaré todo otro día...
Joaquín
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