Bellas mujeres de ardientes ojos,
de vivos labios, de tez rosada,
¡os aborrezco! Vuestros encantos
ni me seducen ni me arrebatan.
A mi me gustan las niñas tristes,
a mi me gustan las niñas pálidas,
las de apacibles ojos oscuros
donde perenne misterio irradia;
las de mirada que me acarician
bajo el alero de las pestañas.
--Amado Nervo--
Era el Marqués de Sade de fina estampa: esbelto, ojos azules y de cabellos dorados. De perlas le vino su belleza física para atraer a toda clase de mujeres. Incluso llegó a seducir a su cuñada con la que huyó una temporada a Italia.
Por su licenciosa vida privada y por los escandalosos libros que escribió, el tipo estuvo en la cárcel más de la mitad de su existencia, exactamente veintiocho años; muchos de ellos en celdas de castigo.
Sus libros estuvieron prohibidos por la iglesia por inmorales. Leer al Marqués, ¡os advierto!, es un acto de esperada inquietud, por su dureza.
Del libro, “120 jornadas de Sodoma” recomiendo mucha templanza, pues se describen escenas de coprofilia, violaciones y demás filias muy fuertes. De “Filosofía de tocador” quizás se quede sólo en terriblemente obsceno y pornográfico, pero de “Justine” ¡Ay, dios!, de "Justine" preparaos para lo peor..
Sadismo (derivado de Sade) nos ha quedado como la palabra más universal para describir la obstinación máxima del malvado para hacer daño. Aunque en un principio, Sádico, aludía sólo al placer sexual que sentía el torturador fustigando a otro, o a otra.
Lo dicho, no os aconsejo leer la extensa obra del Marqués de Sade; pudiéranse, los más timoratos, verse afligidos en su estabilidad emocional, incluso sexual. Eso sí, saber y conocer un poco de lo que va la cosa es un acto de sabiduría.
También es verdad que la realidad de los tiempos que corren supera con creces la depravada imaginación del Marqués. Salvando las distancias, ahí tenemos al mosquita muerta ese del Errejón..
En fin...
Joaquín
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