jueves, 30 de diciembre de 2021

La reina, su amiga y el sirviente

                                                                                   


         

          Mis caricias pagaste con exceso,

como pagan las flores al abril;

mil besos, ¡ay, madre! me dabas por un beso,

por un abrazo mío tú me dabas mil..

--Espronceda--



Cayetana además de ser inmensamente rica era una cachonda de mucho cuidado. Una tarde se acercó a palacio a ver a la reina María Luisa, eran amigas. Allí se encontró a la duquesa de Benavente y la de Osuna que chismeaban sobre modas. Saludó a todas con un gesto de indisimulada indiferencia, y entró de lleno en la conversación. La reina que sujetaba en ese momento una prenda sobre el brazo, se dirigió a Cayetana diciéndole:

--Mira, Cayetana, qué traje más bonito me ha regalado el embajador de Francia. Me ha dicho que es el último grito en lujo y elegancia de París. Lo voy a estrenar en la fiesta de Navidad que vas a dar en tu palacio de Buenavista---recalcó para que no hubiera dudas. 

A Cayetana se le activó su habitual sentido del humor y enseguida ideó una broma. Pero no dijo nada. Agasajó a María Luisa como era preceptivo, diciéndole que efectivamente era precioso el vestido.

Animada por los piropos, la presumida reina María Luisa se probó el traje delante de las amigas, y quedó entusiasmada. Las tres se deshicieron en halagos a la reina. 

Pero a Cayetana no se le iba de la cabeza su broma. Miró hábilmente todos los detalles del vestido y observó, meticulosa, la etiqueta. Se fijó especialmente en la que indicaba la casa de moda donde se fabricó el traje.. Luego desplegó una sonrisa maliciosa, se excusó y salió a toda prisa del Palacio Real..

Ya en su casa se reunió con Constante, su fiel administrador, y urdieron un plan..

--¿Te has enterado bien del asunto?---le dijo al sirviente al acabar de explicarle---pues dispondrás de lo necesario para que todo salga a pedir de boca.

A la mañana siguiente, unos criados suyos reventando caballos y abreviando noches de sueño salen hacía Paris. Mucho dinero pone en manos de las costureras parisinas.. Y en un par de semanas de vuelta a Madrid con las mismas prisas y con la mercancía preparada.. Todo está arreglado. Ahora a esperar a la gran fiesta de Navidad en su palacete y a recibir a lo más granado de la realeza y aristocracia española.

Y llega el día de Navidad.. El salón está exultante, luces, guirnaldas, mesas engalanadas y vajillas de oro y plata. Van entrando los invitados, pero, ¡chistssss!, silencio, llegan los reyes. María Luisa, la reina, guapísima con su nuevo traje causa admiración.

--¡Oh, qué vestido! ¡Qué elegante! ¡Qué original!---exclaman algunos.

Cayetana con un lindo traje verde y grana recibe a los reyes.. les hace la reverencia.. 

Se acomodan los monarcas.. Todo el mundo se sienta en los lugares designados.. Se da la orden para la cena. Entran las camareras con sus bandejas dispuestas a servir las mesas, pero, se oyen murmullos..

--¿Qué pasa?---preguntan sorprendidos algunos invitados. Se levantan y miran a las camareras..

--¡¡Dios mío, las camareras vienen vestidas con el mismo traje que la reina de España!!---comentan alucinados.

Sí, amigas, lo que habéis oído, Cayetana vistió a sus criadas con unos vestidos exactamente iguales que el de la mismísima reina; con ese traje, "tan especial" que el embajador de Francia le había regalado!.. La burla le costó un pastón a Cayetana, pero eso a ella ni le importaba.

Por cierto, ni os cuento la cara de la reina María Luisa. Por supuesto no tardó ni dos segundos en abandonar el salón de Cayetana.. Cogió la mano del rey y salieron echando leches del palacio de Buenavista.. El estupor general fue apoteósico. 

Todo esto es absolutamente verídico..

         Joaquín    

      

                                                         

                                                         Cayetana, duquesa de Alba




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