Nuestra pasión fue un trágico sainete
en cuya absurda fábula
lo cómico y lo grave confundidos
risas y llanto arrancan.
Pero lo peor de aquella historia
que, al fin de la jornada,
a ella tocaron lágrimas y risas
¡y a mí sólo lágrimas!
--Bécquer--
Escucha, amiga, esta historia que te voy a contar en relación a tu pregunta. No es leyenda ni fábula, ocurrió de veras. Es una historia de un amor sublime, pero a la vez trágico y espeluznante. Ocurrió hace ya mucho tiempo y te aseguro que es muy diferente a las que estás acostumbrada a ver..
Mira, el hecho de que estuvieran ninguneados durante dos mil años, debido tal vez a la cultura judeo-cristiana que hemos tenido en occidente, no quita para que los homosexuales se amen con el mismo ardor que el resto de hombres y mujeres.. Y hubo una época en la que ser homosexual era tan importante o tan poco importante como ser rubio o moreno..
Existió una vez un hombre que vivió en esa época que te cuento, se llamaba Alejandro, y era hijo de un rey poderoso y de una mujer, Olimpia, bellísima y con mucha personalidad.
A Alejandro le enseñaron los mejores maestros de su tiempo, entre ellos el gran filósofo Aristóteles, uno de los hombres más sabios jamás habido en la humanidad..
De joven, Alejandro fue un tipo apuesto, valiente y muy inteligente, y no es para menos habiendo tenido el preceptor que tuvo.. A los treinta sucedió a su padre en el trono, pero quiso ir más allá, organizó un ejercito y conquistó gran parte del mundo conocido entonces.. Superó a su padre en arrojo y valentía..
Alejandro, y de esto te quería hablar contestando a tu pregunta, era bisexual. Mantuvo relaciones tanto con mujeres como con hombres, aunque fueron algunos de estos últimos los que más llenaron su corazón.. Y precisamente un hombre, un íntimo amigo de su infancia fue el que le partió el corazón, su nombre Hefestión..
Alejandro y Hefestión eran algo más que amigos, casi como hermanos, y más que amantes, desde luego. Eran felices y se compenetraban a las mil maravillas. De hecho, Hefestión era su confidente, su consejero, su compañero del alma.. todo lo era para él.. pero..
Todo ocurrió una aciaga noche de fiesta, Hefestión enfermó durante unos juegos en la corte, y tuvo que ser grave porque murió a los dos días.. Algunos hablaron de veneno Había gente que envidiaba su suerte por ser tan querido por Alejandro.
Y qué decirte de Alejandro.. Pues que se volvió loco. Creyó morirse de rabia y pena..
Se abrazó al cadáver de su amigo y no había manera de soltarlo. Despues se pasó días sin comer ni hablar con nadie. Se rapó el pelo y cortó las crines a su caballo como señal de luto. También impuso un riguroso luto oficial en su reino.. Además hizo ejecutar al médico que atendió a Hefestión..
Sí, amiga, Alejandro se había consumido en esos días de sufrimiento. No sabía como honrar mejor a su amigo. Pidió consejo al Oráculo de Siwa, que le recomendó llevar el cadáver a Babilonia y allí, con todas las honras inimaginables, hacer una pira funeraria y despedirle con todo el dolor del mundo..
Alejandro, siguió adelante, conquistando, triunfando militarmente, no en vano le llamaron Alejandro Magno, es decir, "El grande" pero ya no fue el mismo.. No tardó mucho en morir..
Fue el suyo un amor sublime, excelso, insuperable, de un hombre por otro hombre.. Cosa no tan extraña en aquella época, por cierto..
Joaquín
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