domingo, 5 de diciembre de 2021

De repente, la mayor decisión de su vida

                                                                                   



  

Un señorito muy petimetre

entró en mi casa cierta mañana

y así me dijo al primer envite:

Oiga usted ¿quiere ser mi pareja?.

Yo le respondí con mi sonete,

con mi canto, mi baile y soflama:

-¡Qué chusco es usted, señorito!

Usted quiere.. ¡Caramba!, ¡Caramba!

¡Vaya, vaya, vaya!.

Me volvió a decir muy fino:

María Antonia no seas tirana.

Mira niña, que te amo y te adoro,

y tendrás las pesetas a manta.

--María Antonia Vallejo-- (La Caramba)


Se puso a llover a mares esa tarde sobre Madrid. María Antonia, que paseaba por el Paseo del Prado, tuvo que echar a correr y refugiarse en el único sitio que vio abierto, el Convento de los Capuchinos. 

Entró en el templo empapada. Allí todo estaba a oscuras; sólo las vacilantes llamas de unos cirios alumbraban el cuadro de La Magdalena colgado sobre el altar. De repente sintió un extraño recogimiento.

Con la respiración aún agitada por la carrera, María Antonia mira el cuadro y se queda extasiada contemplando la figura de la virgen, majestuosa, sublime..  No sé, algo se le remueve en las entrañas; percibe una paz interior como jamás había experimentado antes.

En una capilla contigua un sacerdote habla del perdón a unos feligreses. Ella pone toda la atención, aunque lo escucha apenas perceptible. Se le humedecen los ojos. Se pone de rodillas frente a la Magdalena y pronuncia, tajante, dos palabras.. ¡Nunca más!...

Se ha serenado. Ya no es la misma de antes, ahora hay en su mirada una decisión firme.. Sale del convento. Ha escampado.. Llega a su domicilio. Habla a su madre. Tira vestidos, lentejuelas y otros objetos evocadores colgados de su armario. Busca un traje oscuro, el más viejo. Le promete a su madre no volver nunca más al teatro. 

Dos días más tarde regresa al convento para ser monja... De por vida..

Aquí termina su historia, pero había tenido otra muy diferente años atrás...Sí, veréis:

María Antonia era una andaluza hermosa, atrevida, picarona, que había traído loco al público masculino por los teatros de Madrid.

Llegó a la villa y corte desde su tierra, Motril, con ganas de triunfar, ¡y vaya si lo hizo!.. Sus canciones y ella misma se pusieron de moda durante años en los ambientes más festivos.. Mezcló su deje andaluz con la chulería madrileña y no hubo en los madriles guapo galán, noble o plebeyo, que no intentara enamorarla..

Sus coplillas eran satíricas, picantes, se reía de todos y de todas.. La duquesas de Alba y la de Osuna la denunciaron por criticarlas y ofenderlas, pero ella ni se inmutaba. Le echaba la culpa al guionista de las canciones..

Un día, un adinerado empresario francés la pretendió, y se casó con él. Un mes y medio duró la convivencia. Volvió a los teatros y saraos... le fue incapaz de prescindir del aplauso de la gente y de las miradas de admiración cuando la veían por la calle pasar.. 

Pero una tarde se puso a llover a mares, y ella entró en el convento, y miró de frente a La Magdalena, y.... 

Por cierto, se llamaba María Antonia Vallejo, pero todo la conocía por, La Caramba, causaba estragos allá donde iba..

Joaquín


                                                      María Antonia Vallejo (La Caramba)

                                                                                     

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