domingo, 5 de diciembre de 2021

La mujer del cuadro..

                                                                                   



Agua quisiera ser, luz y alma mía,
que con su transparencia te brindara,
porque tu dulce boca me gustara,
no apagara tu sed, la encendería.

Viento quisiera ser, en noche umbría
callado hasta tu lecho penetrara,
y aspirar por tus labios me dejara,
y mi vida en la tuya infundiría.

Fuego quisiera ser para abrasarte
en un volcán de amor, ¡oh, estatua inerte,
sorda a las quejas de quien supo amarte!.

Y despues, para siempre poseerte,
tierra quisiera ser, y disputarte
celoso a la codicia de la muerte.
--Francisco R. Marín--


¿Quién le iba a decir a ella, Lisa del Giocondo, florentina para más señas, que gracias al pintor Leonardo, vecino de su marido de toda la vida, iba a ser famosa quinientos años después de su muerte?.. ¡Ni en sueños se hubiera imaginado tal cosa!..
Y no os equivoquéis, por favor, ella fue una chica normal como tantas otras. Acaso el retrato que su marido encargó a Leonardo, ése chico un poco rarillo con fama de buen pintor, sea la única diferencia.. Lo que veis en el cuadro que ahora llamáis “la Gioconda” es la cara de una mujer de 24 años que tenía ella entonces, y nada más..
Y lo que menos se esperaba Lisa es que su rostro sirviera de disputa y comadreo entre vosotros y vosotras tantos años después, ¡Uy, si su marido, Francesco del Giocondo, tan celoso de su intimidad supiera de ésta polémica con su querida mujer!, ¡según era él!..
Hasta el moño de tantas habladurías sobre su cara estaría de haber conocido la porfía, y seguro que os diría como yo, ¡que no dais pies con bola!, porque...
Fijaos: como os he dicho ella tenía 24 años cuando se quedó embarazada de su segunda hija. A su marido le supuso una alegría inmensa saberlo y le quiso hacer un regalo. Por eso encargó a Leonardo, hijo de Piero, que había vivido justo enfrente de él y que se conocían de toda la vida, un retrato suyo..
Tres semanas le tocó posar para Leonardo, y os juro que fue una tarea pesada, y eso que el pobre Leonardo, que tenía ya 50 años, tuvo mucha paciencia con ella que no hacía más que moverse...
Y os voy a sacar de dudas para que de una vez por todas se acabe la polémica con su cara y su persona..
Lisa Gherardini, éste era su nombre de soltera, y fue una chica bastante alta para aquellos tiempos, 1,68 metros de estatura y apenas 65 kilos de peso. Recuerdo vagamente que poco después del retrato se quedó ya viuda. Luego ingresó en un convento. Allí permaneció hasta el final de sus días..
Por cierto, su sonrisa de la que tanto habláis era bien cierta. En esa época era feliz.. A su marido le iban bien los negocios y esperaban su segunda hija, así que, ¡ya me diréis!...
Leonardo la pintó con cejas, tal y como ella las tenía, y bien bonitas que eran. Ignoro por qué las borró luego. No sé si sabéis que el cuadro se lo quedó Leonardo. Nunca fueron a recogerlo. Entre el embarazo, el nacimiento de su hija y unos viajes que hicieron en esa época, se les echó en el olvido..
Yo sé que ahora le tenéis un cariño inmenso al cuadro, y hasta Monna Lisa lo llamáis. Lo de Monna supongo que será por el diminutivo de Madonna, señora en italiano..
En fin, no le deis más vuelta, la modelo del cuadro ni es un amante de Leonardo disfrazado de mujer, ni es un autorretrato de sí mismo, ni su sonrisa era un recuerdo de la de su madre, nada de eso, ésa chica guapa que veis es, Lisa del Giocondo, mujer de Francesco del Giocondo, florentina feliz y de 24 años y, por cierto, amiga mía..
Si necesitáis saber algo más sobre ella sólo tenéis que pedírmelo. Contactadme a través de Joaquín, él os dirá..

                                                                           




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