La mujer del cuadro..
Agua
quisiera ser, luz y alma mía,
que
con su transparencia te brindara,
porque
tu dulce boca me gustara,
no
apagara tu sed, la encendería.
Viento
quisiera ser, en noche umbría
callado
hasta tu lecho penetrara,
y
aspirar por tus labios me dejara,
y
mi vida en la tuya infundiría.
Fuego
quisiera ser para abrasarte
en
un volcán de amor, ¡oh, estatua inerte,
sorda
a las quejas de quien supo amarte!.
Y
despues, para siempre poseerte,
tierra
quisiera ser, y disputarte
celoso
a la codicia de la muerte.
--Francisco
R. Marín--
¿Quién le
iba a decir a ella, Lisa del Giocondo, florentina para
más señas, que gracias al pintor Leonardo, vecino de su
marido de toda la vida, iba a ser famosa quinientos años después de
su muerte?.. ¡Ni en sueños se hubiera imaginado tal cosa!..
Y
no os equivoquéis, por favor, ella fue una chica normal como tantas
otras. Acaso el retrato que su marido encargó a Leonardo,
ése chico un poco rarillo con fama de buen pintor, sea la única
diferencia.. Lo que veis en el cuadro que ahora llamáis “la
Gioconda” es la cara de una mujer de 24 años que tenía ella
entonces, y nada más..
Y
lo que menos se esperaba Lisa es que su rostro sirviera de
disputa y comadreo entre vosotros y vosotras tantos años después,
¡Uy, si su marido, Francesco del Giocondo, tan celoso de su
intimidad supiera de ésta polémica con su querida mujer!,
¡según era él!..
Hasta
el moño de tantas habladurías sobre su cara estaría de haber conocido la porfía, y seguro que os diría como yo, ¡que no dais pies
con bola!, porque...
Fijaos:
como os he dicho ella tenía 24 años cuando se quedó embarazada de
su segunda hija. A su marido le supuso una alegría inmensa saberlo y
le quiso hacer un regalo. Por eso encargó a Leonardo, hijo de Piero,
que había vivido justo enfrente de él y que se conocían de
toda la vida, un retrato suyo..
Tres
semanas le tocó posar para Leonardo, y os juro que fue una tarea
pesada, y eso que el pobre Leonardo, que tenía ya 50 años, tuvo
mucha paciencia con ella que no hacía más que moverse...
Y
os voy a sacar de dudas para que de una vez por todas se acabe la
polémica con su cara y su persona..
Lisa
Gherardini, éste era su nombre de soltera, y fue una chica bastante
alta para aquellos tiempos, 1,68 metros de estatura y apenas 65 kilos
de peso. Recuerdo vagamente que poco después del retrato se quedó
ya viuda. Luego ingresó en un convento. Allí permaneció hasta el
final de sus días..
Por
cierto, su sonrisa de la que tanto habláis era bien cierta. En esa
época era feliz.. A su marido le iban bien los negocios y esperaban
su segunda hija, así que, ¡ya me diréis!...
Leonardo
la pintó con cejas, tal y como ella las tenía, y bien bonitas que
eran. Ignoro por qué las borró luego. No sé si sabéis que el
cuadro se lo quedó Leonardo. Nunca fueron a recogerlo. Entre el
embarazo, el nacimiento de su hija y unos viajes que hicieron en esa
época, se les echó en el olvido..
Yo
sé que ahora le tenéis un cariño inmenso al cuadro, y
hasta Monna Lisa lo llamáis. Lo de Monna supongo
que será por el diminutivo de Madonna, señora en italiano..
En
fin, no le deis más vuelta, la modelo del cuadro ni es un amante de
Leonardo disfrazado de mujer, ni es un autorretrato de sí
mismo, ni su sonrisa era un recuerdo de la de su madre, nada de eso,
ésa chica guapa que veis es, Lisa del Giocondo, mujer de
Francesco del Giocondo, florentina feliz y de 24 años y, por cierto, amiga mía..
Si
necesitáis saber algo más sobre ella sólo tenéis que
pedírmelo. Contactadme a través de Joaquín, él os dirá..
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