domingo, 19 de diciembre de 2021

Amantes y odiadores..

                                                                              



Dejadme. Voy muy bien por la existencia

sin mendigar un vítor ni una palma,

pues bastan a mi anhelo y mi creencia

un pedazo de azul en la conciencia

y un rayito de sol dentro del alma..

--Amado Nervo--


No, no a todo el mundo tiene porqué gustarle España, eso es evidente. Pasa con nuestro país como con todo, que para gustos los colores..

Aun así, nosotros no podemos quejarnos de admiradores y querencias; los hemos tenido a miles desde siempre. Acordaros de aquellos viajeros románticos y entusiastas del siglo XIX y otros muchos a los que hemos cautivado con nuestros paisajes y costumbres. Y ahora ni os cuento los millones de turistas que vienen cada año, o vendrán cuando pase lo del virus, a saborear nuestras paellas, soles y cubatas..

Entre los detractores de nuestro país, además de los tres o cuatro millones de independentistas y arrimados, que posiblemente les gustaría verlo desecho y troceado para así ellos ser más grandes y engullir regiones limítrofes, estaba el bueno de Frank Sinatra... 

Pero digamos que Franky estaba despechado y celoso de algunos galanes patrios, como Mario Cabré o Dominguín, que se acostaban con su mujer Ava Gadner allá por la década de los cincuenta. Aunque a ésta guapa moza no había que insistirle mucho para encamarse con cualquiera con ganas de juerga.. 

En uno de los primeros viajes de Sinatra a España llegó a decir que jamás volvería a este estúpido país.. Lo dijo mientras escupía a un retrato de Franco. Eso le costó una multa de 25.000 ptas. que, según estaba el cambio entonces, vendrían a ser unos 400 dólares, pecata minuta para él. 

Conste que Sinatra volvió unas cuantas veces más: unas en busca de Ava y otras al final de su vida a cantar, con poco éxito todo hay que decirlo...

Es verdad que Franky no estaba entre los más, digamos recatados y decentes tipos que podríamos encontrar, pero fueron gente inteligente, de los que de verdad dejan huella, no estos mindundis indepes.

En fin...

Joaquin



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