Y mi sombra,
por los rayos de la luna proyectada,
iba sola, iba sola,
iba sola por la estepa solitaria;
y tu sombra esbelta y ágil,
fina y lánguida,
como en esa noche tibia de la muerta primavera,
como en esa noche llena de murmullos,
de perfunes y de músicas de alas,
se acercó y se marchó con ella.
--José A. Silva--
--Por amor a una mujer se hizo aquel magnífico palacio---me soltó de sopetón mi amiga--Sha Jahan, el tipo que lo mandó construir, era un joven monarca hindú muy poderoso. Tenía cuatro esposas, como era costumbre allí, pero fue la cuarta, Muntaz Mahal, a la que quiso con locura. Pero murió muy joven al dar a luz a su decimocuarto hijo.
--¡Joder, la quería mucho, pero no dejaba de preñarla!---le hice ver con vehemencia---
La conversación había surgido mientras paseábamos por la Plaza de Oriente de Madrid y ante la imponente vista del Palacio Real. Yo le había contado la historia de su construcción por Fernando VI. No obstante ella, si de palacios hablamos---me dijo---prefería el Taj Mahal, de la India.
--El nombre de la esposa preferida, Muntaz Mahal---siguió mi amiga con sus explicaciones---significa: “La elegida de Palacio” y murió con tan solo 38 años. Su marido sufrió tanto su perdida que se apartó de cualquier decisión de poder y se recluyó en su palacio durante dos años sin ver a nadie. Se vistió de luto riguroso y cuando apareció en público y sus súbditos volvieron a verlo, su cabello se había vuelto canoso, su espalda encorvada y el rostro envejecido. Eso te da una idea de cuanto la quiso---concluyó--
--Ciertamente tuvo que quererla mucho---afirmé---porque ésta gente tenía potestad para tener a todas las mujeres que quisieran, y si se comportaba así por ella es porque estaría realmente enamorado--
--Lo estaba y mucho---prosiguió ella---Sha Jahan nunca se recuperó de su amor perdido. Como homenaje y para depositar allí los restos de Muntaz, mandó construir el soberbio palacio-mausoleo. Se gastó la mayor fortuna de la época. Contrató para ello a miles de obreros y a los mejores arquitectos conocidos. Veintidós años tardó en erigirse. Él lo visitaba todos los días sin faltar uno---me recalcó---
--Precioso palacio, no te lo discuto---le dije yo---pero para mi gusto este que ves ahí es el más grandioso de todos---le dije señalándole el Palacio Real---
--Mira cómo acabó la historia del Sha Jahn---me interrumpió ella volviendo a su palacio preferido---pasó el tiempo y sus hijos se hicieron mayores y, como suele pasar, hubo diputas entre ellos por cuestiones hereditarias. El mayor y más ambicioso se hizo con el poder y desplazó a su padre, que fue recluido hasta su muerte en el mismo palacio, ¡su querido palacio!. Y fíjate, Joaquin, lo único que le pidió a su hijo fue que le encerraran en una habitación desde donde poder contemplar a diario la tumba de su amada.--
--Bonita y triste historia. No conocía esa parte---le respondí atento a sus explicaciones--
--El poeta Rabindranath Tagore sugirió sobre el Taj Mahal que es, "como una lágrima en la mejilla del tiempo"---me recordó un pelín tierna--
Hablando hablando nos íbamos alejando de la Plaza de Oriente y nos adentrábamos ya en la Plaza de España por los nuevos accesos recién inaugurados. Luego acabamos en la Gran Vía, y por allí nos perdimos entre el inmenso gentío que transitaban a esas horas por las aceras..
Joaquin
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