domingo, 4 de julio de 2021

Sucedió en la Parroquia un Viernes Santo

                                                                                     


Sucedió en la Parroquia un Viernes Santo

Apenas unas cuantas mujeres enlutadas dispersas por la Iglesia vieron sus ojos al cruzar la entrada, era Viernes Santo.. Se arrodilló en el primer banco que vio vacío y se dispuso a rezar un padre nuestro. Solía pedirle a la virgen, pero al ver la imagen del Cristo Crucificado al fondo del templo dispuesto ya para la procesión de la tarde, cambió de opinión y a él se dirigieron sus plegarias.

Un buen rato permaneció con los ojos cerrados, orando, absorto en sus pensamientos. Terminó y levantó la cabeza. Luego se incorporó y miró a su izquierda.. Y entonces la vio.. Bella era como la Virgen de la Granada, patrona del templo donde rezaba, esbelta como el tallo de una rosa, delicada como la misma flor. Todo cambió para él; ya nada sería igual. 

Estaba sola; la saludó:

--¡Buenos días!---exclamó casi balbuceando

Ella sonrió. Sus dientes de nácar, sus carnosos labios y sus enormes ojos negros se confabularon para acabar de idiotizarlo. El corazón le saltaba, las manos le sudaban. Aquella mujer le confundía los sentidos; si, eso tuvo que ser.. 

Ella le devolvió los "buenos días" acompañado de un insinuante aleteo de pestañas. Giró su cuerpo y le dio la espalda. Salió al pasillo buscando la puerta. Embobado, él la siguió con la mirada hasta el infinito, hasta perderla de vista...

Impaciente por saber de ella, por la tarde hizo sus pesquisas.. buscó, averiguó, preguntó... Supo que acababa de llegar a Fuente de Cantos. Se propuso seducirla, conquistarla, enamorarla, pero ella no quiso.. "estaba prometida", le dijo una tarde en la misma puerta de su casa. El mundo se le vino abajo.

Y tuvo que poner tierra por medio; pero la llevaba tan metida ya en sus entrañas que no hubo manera de sacarla de su pensamiento, y le escribió mil poemas de amor en cartas que nunca echó al buzón, y suspiró por ella noches interminables de insomnio, y lloró lágrimas de impotencia por un amor que no pudo ser.. 

Ha pasado ya mucho tiempo y aún no la ha olvidado.. Ella se casó y tuvo cuatro hijos. Él se casó y tuvo dos, pero su corazón se quedó para siempre en un banco de la Parroquia de Fuente de Cantos, aquel Viernes Santo,  junto al de ella. Jamás volvió a tenerla tan cerca..

Joaquín





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