Pensarás, convencida,
que nada vale ya para ti
que nada tiene sentido sin él.
Y soñarás sus besos como
lejanos e inalcanzables
Y creerás con certeza
no ser digna del castigo
que te impuso el destino
Y te preguntarás...
¿Por qué a ti? ¿Por qué él?
Y no hallarás respuestas...
--Joaquín--
He visto un par de veces la película protagonizada por Charlton Heston dedicada al genio, pero también he leído algo de ello y sé del revuelo que se formó cuando Miguel Ángel descorrió las lonas que las tapabas y dejó ver a la gente allí presente sus pinturas de la Capilla Sixtina..
Cuando le tocó mostrar el Juicio Final, apoteósicas fueron las exclamaciones de sorpresa, incredulidad y escandalo que provocaron entre los cardenales allí presentes, incluso al mismo Papa. Evidentemente no estaban preparados para semejante naturalidad, además de belleza..
Los protagonistas del Juicio Final eran, y son, personajes del Antiguo Testamento.. San Pedro, San Pablo o San Andrés salen tal cual vinieron al mundo, con sus culos al aire, sus testículos, sus cositas al viento, y claro, ¡cómo iban a consentir tamaña atrocidad aquellos pacatos prelados de entonces!..
No tardaron mucho en colocarles taparrabos a las figuras. La suerte es que, entre que se los pongo o que no, Miguel Ángel ya no vivió para verlo. Capaz era de volverlos a borrar ¡Menudo era!..
Joaquín
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