¿Qué es el amor? me preguntaba
una niña.. Contesté:
“Verte una vez y pensar
haberte visto otra vez”
--Antonio Machado--
Julio César, el famoso general romano, además de ser, quizás, el mejor estratega militar de todos los tiempos, era un ligón de tomo y lomo.. Pero, (y no era raro entonces), se acostaba con hombres y con mujeres, más con estas últimas, claro.... Estando un día en el Senado debatiendo en acalorada disputa con Catón, (censor y guardián de las esencias republicanas) un amanuense le pasó una nota, que inmediatamente se dispuso a leer en silencio..
Catón (conocido
por su honestidad y firmeza) era un tipo incorruptible, demócrata y
republicano exquisito, así que, convencido de que no estaba bien eso
de leer notas privadas en medio de una discusión política en la
Casa del Pueblo, exigió a César que la leyera en
público, o la rompiera y siguiera con el debate...
Julio
César, comedido y siempre respetuoso con amigos y hasta con
acérrimos enemigos, le sugirió que se olvidara del asunto por el
bien de todos.. Crecido en sus reproches y mirando al resto de
senadores que comenzaban a interesarse por el asunto, Catón sonrió
malévolamente y siguió insistiendo en que hiciera publico la
nota... Obligado por las circunstancias y sin poder aguantar más,
Cesar le dio la nota a Catón diciéndole que él
mismo decidiera qué hacer con ella..
Cuando Catón echó de soslayo un vistazo al papel y se percató de lo que se trataba, se le puso primero la cara lívida, luego fue adquiriendo un color cárdeno angustioso. La nota era de su hermana casada Servilia e iba destinada a su entonces amante, Julio César, también casado.. En ella le enumeraba los juegos eróticos que tenia pensado para esa noche.. Por supuesto ni se le ocurrió a Catón leer en alto la misiva, pasó del asunto y fueron al grano, es decir, a los temas políticos de antes...
Joaquín
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