viernes, 9 de julio de 2021

El rey, su amante, y la suegra

                                                                                


¡Ay, dios, cuántos días sin dormir pasó María Cristina, la pobre, pensando en lo que Alfonso XII, su marido, estaría haciendo por ahí!. La muy tonta llegó a enamorarse de él a morir, pero éste mamoncete maldito caso le hacía, y es que, el menda, ya tenia lo sentimental cubierto con los recuerdos de su primera mujer, María de las Mercedes (recién fallecida) y lo sexual con sus numerosas amantes. 

Al morir María de las Mercedes (la sevillana) Alfonso se entregó a una frenética actividad sexual con mujeres de toda condición; es decir, poco lloriqueo y mucho fornicio. Los dos tenían apenas 20 años cuando se casaron, pero él ya era viudo, como sabéis, y encima acababa de dejar preñada a Elena Sanz, su principal amante. Luego se enteró que tuvo varios hijos más con ella.

Y qué deciros de su suegra, la reina Isabel II, ¡Buah!, pues que nunca la tragó. María Cristina lo notaba en su actitud y en la cara de desprecio que le ponía. Ni un mísero gesto amable tuvo con ella en toda su vida. Incluso consideraba como verdaderos nietos a los niños que su Alfonso tuvo con Elena, su amante... 

Por cierto, vosotros los españoles, del que siempre han dicho que sois un pueblo sabio, nunca la quisisteis. Os quedasteis prendados de la sevillana esa de María de las Mercedes, la primera mujer de Alfonso.. Claro, era más simpática y ardiente, y andaluza. Pero María Cristina ya os ha perdonado, lo sé...

Joaquín

                                                                       




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