En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
--El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño--
Le dije que iba a besarla,
bajó, serena, lo ojos
y me ofreció sus mejillas,
como quien pierde un tesoro.
--J.R. Jiménez--
Un tontainas saca una canción ofendiendo al rey o a la iglesia y apenas pasa desapercibida. Si lo dejamos pasar se olvidará rápido, pero si lo denunciamos y multan al infractor, posiblemente la canción se haga famosa y el bandarra se forre aun siendo la canción una birria..
Esto que pasa ahora con esos valientes de lo fácil, ya pasaba antes... Fijaos: un día al sombrerero inglés John Etherington, le dio por pasear por las calles de Londres con un enorme sombrero de copas que acababa de diseñar. La gente al verlo reía a carcajadas por lo extravagante de la escena. Tened en cuenta que entonces estaba de moda el típico bombín inglés, mucho más recortado..
Al tipo, satisfecho de su inverosímil aspecto, le dio por apoyarse en el cristal de un escaparate mientras se miraba al espejo. Algunos se acercaron a verlo y a descojonarse de risa, y tanta gente se agolpó que llegaron a romper el cristal. Acudió la policía ante el revuelo formado, y John fue arrestado por desorden público. 500 libras le costó la multa.
Pero la noticia y su retrato salió en el periódico The Times y, ¡mano de santo!. A partir de ahí todo el mundo quería un sombrero de esos de "ala estrecha y alto como una chimenea” según el diario. Y se puso de moda y el tío se forró. Millonario acabó.. En fin..
Joaquin
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