En los brazos invisibles de ese gigante que parece
sombrío y que es luminoso: el dolor, me he sentido
un poquito dignificado. Desde que mi Ana cayó
estrujada por la fiebre, he crecido. Mi talla moral
ha ganado algunos centímetros.
¿Y he de volver a achicarme? ¿He de volver a sonreír
y a decir frases sonoras en las triviales asambleas
de los hombres? ¿Han de absorberme otra vez
las tareas burocráticas? ¿He de vestirme y desvestirme
el traje para hacer reverencias y distribuir sonrisas
en los salones mundanos? ¿He dé buscar otra hembra?
-¡yo que tenía a mi lado a la mujer casi perfecta, llena
de una dignidad amable y de una altivez graciosa;
a la mujer solícita, que me envolvía, me penetraba,
me saturaba de su ternura!...
--Amado Nervo--
Desde luego, lo perfectos que son algunos utensilios inventados hace milenos. Por pura sencillez en sus diseños no admiten cambios sustanciales; si acaso en los materiales de los que están hechos. Ahí tenemos la cuchara, la silla, las tijeras, el vaso, la rueda, o el libro..
Miles de años llevan entre nosotros estos artilugios y aún rondan por nuestros cajones. Son tan perfectos en su simplicidad y tan útiles en nuestras vidas que difícilmente cambiarán nunca..
Fijaos, si un romano o un hispano de hace dos mil años resucitara y volviera a ver esos objetos, apuesto lo que sea que no tendría la mas mínima duda saber para qué utilizarlos, pero...
Lo que sí ha cambiado nuestra forma de hablar. Palabras que utilizaban nuestros padres y abuelos y que muchos fuentecanteños de ahora ya ni conocen..
A ver quién es el guapo o la guapa que recuerda las siguientes palabras... Os advierto que son muy de Fuente de Cantos y su comarca.
Algofifa (fregona) Añugado (atragantado) Aviao (arreglado) Farrondón (desconchado
Alberchiga (melocotón) Gorriato (gorrión) Gañote (dulce de hojaldre) Jato (ropa. ¡Qué poco jato tienes!)
Bolindre (canica) Jícara (porción) Yisque (palo con gancho para colgar melones o tomates)
Cañafote (saltamontes) Mijina (poca cosa) Modorro (tonto) Niqui (jersey) Pejiguera (pesao)
Capoana (paliza) Percudío (sucio) Pestorejo (oreja del cochino) Pitera (herida pequeña)
Chinote (piedra pequeña) Porculero (latoso) Rafero (goloso) Refalarse (deslizarse)
Chocho (altranuces) Repiao (medio loco) Sonco (tonto) Sacho (azadón)
Escunita (atracción de feria) Trasantié (hace tres días) Zumbao (idiota) Talega (alforjas) Trincaino (gracioso) zancajo (tobillo)
Encenagao (sucio) Zurripuerco (asqueroso) Entallao (pillao) Faratao (estropeado)
Enguachinao (empapao) Espiche (botijo) Escamondar (lavar, limpiar) Badilejo (paleta de albañil) Jocino (hoz)
En fin, son sólo algunas de las cientos o miles de palabras que usaban nuestros padres y que ya están en desuso, por desgracia..
Joaquín
calle Cura
calle de la Sangre
calle Espronceda
calle Corta
Virgen de Guadalupe esquina Reyes Huertas
carretera (Cruz Roja)
calle Misioneros de la Preciosa Sangre (calleja Lengua)
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