Llamé a mi corazón. Nadie repuso.
Nadie adentro. ¡Qué trance tan amargo!
El bosque era profuso,
negra la noche y el camino largo.
Llamé, llamé. Ninguno respondía.
Y el murmurado castillo taciturno,
único albergue en el horror nocturno,
era mi corazón.. ¡Y no me abría!.
--Rufino Blanco--
Es curioso, ahora que la mitad de los catalanes no quieren ser españoles, me estaba acordando que muchas de las palabras que usamos a diario son de origen catalán, por ejemplo nuestra querida y añorada peseta.
Peseta proviene del catalán “peceta”, diminutivo de peza, lo que equivaldría en castellano a “piececita”. Fue un ministro del gobierno de España, Laureano Figuerola, catalán de nacimiento, el que la impuso como moneda oficial en octubre de 1868.
Por cierto, este ministro estaba casado con la catalana Teresa Barrau, viuda de otro catalán. Bien, pues ésta señora había mandado hacer un panteón en Gerona, para enterrar a su primer marido, él era de allí, pero...
Pasado el tiempo murió ella, y su segundo marido (el ministro) la enterró en Madrid, que es donde vivían. Luego también murió el ministro, cosa lógica, todos la espichamos, y resulta que los gerundenses consideraron un honor enterrar en su ciudad a todo un ministro de España, y catalán..
Así que para allá fue el cuerpo de este buen hombre y, ¿dónde enterrarlo mejor que en el panteón que había construido Teresa para su primer marido?
Dicho y hecho. Ya tenemos a los dos maridos enterrados en el mismo sitio, Gerona, y la señora de ambos enterrada en Madrid, a 600 kilómetros de distancia. 😅😅😅
En fin... Cosas veredes que non crederes, amigo Sancho, que diría D. Quijote.
Joaquín
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