Cuando haya muerto, llórame tan sólo
mientras escuches la campana triste,
anunciadora de mi fuga
del mundo vil hacia el gusano infame.
Pero
si acaso miras estos versos
cuando del barro nada me separe,
ni siquiera mi nombre digas
y que tu amor conmigo se marchite.
--Shakespeare--
Cerraban
ya la puerta del cementerio. Casi anochecía y el fresco
arreciaba. Me subí el cuello de la chaqueta y eché hacia atrás
una última mirada.. A través de los
barrotes vislumbré el lúgubre horizonte de la necrópolis, y reflexioné un instante sobre la vida y la muerte.
¡Ay!, la Muerte---pensé---eterna presente en los cementerios ya vacíos. En qué otra cosa se puede pensar en semejante lugar...Saqué mi pitillera y encendí un cigarrillo.
Entre bocanadas de humo que el aire fresco de la tarde rápido esparcía, me acordé de mis padres. Ahí quedaban los dos un año más, en esa fría eternidad que es el “más allá”. ¡Ummmm, "más allá"!, curiosa metáfora nos hemos inventado los vivos; quizás para alejar a los muertos un poco más lejos de nuestra vanidosa realidad.
Tras un buen rato abstraído, enjugué una lágrima osada que se deslizaba por mi mejilla y caminé hacia mi coche aparcado frente a la entrada.
Según me alejaba del camposanto, aún tuve tiempo de mirar por el retrovisor los acompasados movimientos de los cipreses empujados por rachas de viento. De pronto, un pensamiento inesperado me vino a la mente; se trataba de aquellos versos de Bécquer que decía: ¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!.
Joaquín
el cementerio de mi Pueblo, Esta irreconocible, que limpio y bonito esta. Ahi tengo parte de mis seres mas queridos. Gracias Joaquin .
ResponderEliminarQue bonito está el cementerio gracias Joaquín
ResponderEliminarEnjugué.-
ResponderEliminarQue vien cuidado esta el cementerio Joaquín esta precioso ay tengo parte de mi familia
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