Es feliz el que soñando, muere...
--Rosalía de Castro--
Los ciudadanos, como sociedad, tenemos y debemos quitar de en medio, sacar de la calle a la gente que infringen las leyes. Si no fuera así no se podría vivir, porque tipos y tipas malas las habrá siempre. Para eso se idearon las cárceles..
La pena de muerte ha estado justificada hasta hace no mucho, puesto que no se contaba con los medios de ahora para redimir, reeducar, reinsertar y otras beatificaciones para con los delincuentes más sanguinarios. Hoy en día, además de sufrir su fechoría, un asesino, violador o ladrón nos cuesta un pastón reeducarle o mantenerlo; toda una pléyade de psicólogos, pedagogos, educadores etc. pululan a su alrededor..
Lo que si es cierto es que para mitigar el sufrimiento del reo se han inventado multitud de maneras y artilugios, y así hacer más llevadero el transito al más allá. Fijaos la evolución: del crucificar de los romanos, ahorcar de la Edad Media, pasando por fusilar, nuestro garrote vil y hasta la inyección letal de Texas, se ha pasado por todo..
Claro, que algunos dirán que por mantener la pena de muerte no se evitan los delitos, eso es verdad, hay estados en Norteamérica que baten récords de delincuencia aun con la pena capital en vigor, pero ¡claro!, nos queda la satisfacción de los familiares de las victimas, y hay casos en los que éstos se merecen todo, en España los sabemos..
Joaquín
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