¿Sólo tú mi secreto no conoces,
por más que el alma con latido ardiente,
sin yo quererlo, te lo diga a voces?
Y acaso has de ignorarlo eternamente,
como las ondas de la mar veloces
la ofrenda ignoran que les da la fuente.
--Manuel del Palacio--
¿Sabéis que hubo en España una ley que se llamó, "La ley de la silla?. Sí, se promulgó el 27 de febrero de 1912 y no era otra cosa que, pensando en las mujeres que trabajaban en fábricas y talleres, pudieran ellas realizar su labor sentadas.
Imaginaros a las pobres en aquellas interminables jornadas laborales de pie, ¡Cómo llegarían a sus casas de cansadas!. Y encima, allí le esperaba otro duro trabajo domestico..
Pero, fijaos a quiénes les vino que ni de perlas esa curiosa ley. Pues nada menos que a las chicas empleadas en Telefónica. Sí, a esas operadoras que, metiendo y sacando clavijas en agujeros se tiraban horas y horas de pie derecho. A partir de entonces se pudieron sentar.. Acordaos de las nuestras de la calle Martinez..
Pero no creáis que las chicas de la Telefónica por sentarse ya lo tenían todo fácil, ¡nada de eso!, aún las obligaban a estar solteras y a que las faldas les llegaran muy por debajo de las rodillas, incluso les median los brazos para comprobar si llegaban a los agujeros de arriba; ¡cosas veredes amigo Sancho!, que dijo Don Quijote..
¡Uy, lo que ha cambiado el cuento en cuanto a libertad y decisión femenina!. por ejemplo en el ligoteo. Los que somos ya mayorcitos todavía nos acordamos de la manera habitual de ligar en los pueblos. En Fuente de Cantos no era otra que los paseos por la calle Llerena desde la Plaza hasta la carretera.
Mirad el argumento: paseaba el grupo de amigas casaderas por nuestra principal calle y el moscón se acercaba a su presa. Normalmente era increpado y rechazado al principio por todas, también por la elegida. Pero poco a poco iban entrando en confianza, aceptado, y a no mucho tardar ya se les veía a ellos solos cogidos de la mano..
La segunda etapa del romance era el cine y las pipas; la tercera, la mesa camilla de la suegra y los juegos de manos bajo la faldilla..
Por cierto, y volviendo a las chicas de la Telefónica, ¿os imagináis de la de cosas del pueblo que se enterarían? ¿La de promesas de amor escuchadas? ¿La de chasquidos de besos oídos? ¿La de susurros obscenos percibidos? Perdonad, todo esto lo digo porque, yo largué de lo mío cuando la mili, a la novia, ¡claro!..
En fin..
Joaquín
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