viernes, 13 de noviembre de 2020

Tal como somos..

                                                                                 



Señor, mi queja es ésta,
Tú me comprenderás;
De amor me estoy muriendo,
Pero no puedo amar.

Persigo lo perfecto
En mí y en los demás,
Persigo lo perfecto
Para poder amar.

Me consumo en mi fuego,
¡Señor, piedad, piedad!
De amor me estoy muriendo,
¡Pero no puedo amar!

--Alfonsina Storni--



Seguro que más de una vez habéis pensado lo enrevesadas que somos las personas y cuán difícil resulta, a veces, escudriñar el alma ajena. Me refiero a las relaciones sociales, las amistades, la familia... Y, aunque es verdad que nos regimos por dudosos, pero casi idénticos patrones de comportamiento, cada uno de nosotros es un mundo aparte, no hay dos iguales.

La hipocresía flota en el ambiente y, aunque ésta es una, digamos imperfección innata en nosotros, es muy útil para la buena marcha de la sociedad. Que no se escandalice nadie, pero creo que ninguno somos como queremos aparentar ante los demás.

Cuántas sorpresas nos llevaríamos si pudiésemos contemplar (sin que ellos nos vieran) a nuestra gente más cercana en su intimidad más absoluta. Imaginemos por un momento que al nacer se pudiese instalar un microchip en nuestro cerebro para grabar nuestras ideas y pensamientos (esto lo vi en una película). Y que luego, el día que muramos, como si del testamento vital se tratara, nuestros familiares y amigos lo pudieran visualizar en un televisor sentados en una mesa camilla ¡Qué pasada!, ¿no?. Más de uno acabaríamos en una fosa común, por mentirosos.

Y es que ya se sabe, nadie es perfecto. Apuesto que muchas veces nos puede la doblez y el fingimiento. Todos tenemos secretillos íntimos de diferente índole que no nos atrevemos a declarar a nadie, ni siquiera a nuestra pareja. Si algunos de esos secretos, de obra o pensamiento, salieran a la luz y cayesen en manos de parientes o parejas, tal vez cambiara gravemente nuestro estatus social o sentimental respecto a ellos. Ni me imagino la de divorcios a tramitar..

En fin, háganme caso, no vayan por la vida blandiendo la verdad absoluta a pecho descubierto. Seamos honestos, reconozcamos nuestras imperfecciones, que haberlas haylas..

Joaquín







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