En una noche clara
profusa en besos
y luna llena te encontré
En una noche oscura
entre silencios y amarguras
te perdí.
--Joaquín--
No sé si lo sabéis, pero el gran misterio que rodea el cuadro de la Mona Lisa de Leonardo, se debe precisamente a que la moza no tiene cejas. Esa carencia de pelos en semejante parte nos hace ver su sonrisa enigmática y misteriosa; aparece y desparece según miremos el cuadro..
Fijaos, en comparación con otros primates nuestra cabeza es extraña. Tenemos la cara plana, la frente alta y la nariz protuberante. Las cejas, tan pequeñas, más que para evitar que nos entre el sudor en los ojos están ahí para transmitir sentimientos; ¡la de cosas que podemos expresar con las cejas!.
Las pestañas no sólo pueden evitar que entre polvo en los ojos, quizás, si me apuran, sea otro rasgo de belleza y atracción. ¿Y la nariz? Lo normal sería que tuviéramos hocico como nuestros primos hermanos, los simios, y sin embargo la tenemos prominente y redondeada. También es otro aspecto atrayente y exclusivo de los humanos; además de servirnos para evitar sobrecalentamientos al correr largas distancias.
¿Sabíais que, según la ciencia, el mentón no nos vale para nada, que sólo es una parte más de la belleza que buscamos?. En general toda nuestra cara está diseñada para gustarnos unos a otros; cosa que al resto de animales les importa un pepino; ellos se atraen por otras cosas. En fin..
Por cierto, Leonardo da Vinci pintó a la Mona Lisa (Gioconda) con cejas y pestañas, luego las borró. Bueno, ya sabéis de las rarezas y enigmas de este hombre tan especial..
Joaquín
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