martes, 24 de noviembre de 2020

Nosotros ya no somos los mismos..

                                                                                    




Despierto está el lucero,

calladamente, suavemente se acerca el alba.

Alegremente, ardientemente viene la aurora...

El sol, redondo, entero,

llega a su hora.

--Rosa Chacel--


Nosotros, los padres y abuelos de ahora, debemos constatar lo mucho que ha cambiado el cuento en unas cuantas décadas. Para comparar los cambios producidos desde entonces, invito al personal a hacer un pequeño esfuerzo memoristico y recuerden algunos de los sabios consejos que nos daban hace treinta años o treinta y cinco a los bisoños padres que éramos entonces. Por ejemplo, uno de los más recurrentes era que, con los hijos había que ser más que padres, amigos. Ahora sabemos que esa sugerencia, como tantas otras, no eran acertadas.

A nosotros (los padres de ahora) que fuimos hijos del boom natalicio de los sesenta, nos tocó bailar con la más fea en cuanto a trabajo y responsabilidad familiar. Hemos tenido que apechugar con tres generaciones completitas de parentelas. Sí, porque...

Por una parte con nuestros padres, que al rondar los ochenta o noventa necesitan ya de nosotros. Luego ilusionados creamos una nueva generación, la de nuestros hijos, que después de vaciarnos con ellos ofreciéndoles todo y más, aún los padecemos (treintañeros ellos) a la sopa boba del todo hecho y además gratis. Y la tercera, los nietos; sí muchos de nuestros afortunados hijos una vez emancipados y con la mitad de su hipoteca a escote con nosotros, todavía se permiten el lujazo de alumbrar nietos para sus abuelos y así mantenerlos bien ocupados.

Obviamente nuestros hijos supieron aprovechar bien las torpes e ingenuas recomendaciones que nos dieron esos psicólogos de pacotilla y que nosotros ingenuamente seguimos a pies juntillas hace ahora, casi, cuatro décadas.

En fin; esto es lo que hay..

Joaquín

No hay comentarios:

Publicar un comentario