lunes, 16 de noviembre de 2020

El tipo que nunca quiso cambiar de ideas

                                                                                




Y quizás, en la sombra de mi esperanza ciega,
si al fin te encuentro un día, me sentiré cobarde,
al comprender, de pronto, que lo que nunca llega
nos entristece menos que lo que llega tarde. 

--J. A. Buesa--


Tipos hay por ahí, a mansalva, que pregonan con orgullo no haber cambiado jamás de ideas, y encima lo hacen con altivez y arrogancia. Aseguran que ellos son de palabra, de fiar, firmes, porque desde que nacieron piensan así y no han cambiado, “y no como otros”, despotrican. 

Jajaja, me rio yo de eso. Mirad lo que decía Winston Churchill, el gran primer ministro inglés: “Mejorar es cambiar; ser perfecto es cambiar a menudo”.. 

Creo que no le falta razón al bueno de Churchill, aunque yo no iría tan lejos. Uno puede tener sus ideas básicas e ir depurándolas con el paso del tiempo y la experiencia. 

Cambiar de ideas a lo largo de una vida, por convencimiento, es saludable, estar impávido de por vida, pase lo pase alrededor, es demencial. Al menos duden de ellas.

Por supuesto, no me refiero a decir una cosa y al día siguiente otra, como hacen algunos en política, es decir, por puro interés.

Joaquín




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