Amalo todo, bebe de las rosas,
como la abeja, el zumo y la dulzura,
entrégate a la gracia de las cosas,
la vida, como el arte, es la ternura.
--Ricardo León--
Y si vemos estatuas de todo tipo: curiosas, originales, o históricas, repartidas por cualquier ciudad que visitemos, por qué nosotros en Fuente de Cantos disfrutamos de tan pocas, y eso que ahora están de moda.
Poseemos uno de los pocos museos de esculturas de la provincia, por no decir el único y, sin embargo, apenas tenemos esculturas al aire libre. Fijaos:
¿Sabéis cuántas estatuas o monumentos se erigen en nuestras calles y plazas? Pues que yo recuerde la de Zurbarán en el parque y el busto de Nicolás Megía en el parquecito que lleva su nombre, y para de contar. Bueno, sí, luego están: el monumento del Sagrado Corazón en el Altozano y la Cruz de los caídos en la Plaza de la Constitución.
¿La más importante de todas?, sin duda la estatua de Zurbarán; es la que tiene más calidad artística. Mide (aunque desde el suelo parece más pequeña) dos metros de altura y pesa casi una tonelada; su autor fue Aurelio Cabrera, un excelente escultor extremeño, fusilado, por cierto, al empezar la guerra civil..
Existen dos réplicas más de nuestra magna estatua: una está en la plaza de Pilatos de Sevilla y la otra en la plaza Cervantes de Badajoz. La nuestra la adquirió Felipe Márquez Tejada, el señorito ilustrado, y su señora, Rosario López Megía (pariente del otro pintor fuentecanteño, Nicolás Megía).
Al quedarse viuda de Felipe, Rosario cedió la estatua al pueblo con la condición de que estuviera siempre en el centro del Altozano de los coches, y allí se puso en 1939, pero sobrevino la guerra y los vencedores la quitaron y pusieron en su lugar el monumento al Sagrado Corazón que todos vemos a diario.
Al pobre Zurbarán lo desplazaron hasta los confines del pueblo, al extremo noreste, en un parque entonces desolado, pero que casi todos los que vivimos todavía, ahí la hemos visto siempre.
En fin
Joaquín
Precioso piso miquerido pueblo ❤️👏
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