jueves, 12 de noviembre de 2020

¡Dios mío, lo que hay que tragar!.

                                                                                    




Se le olvidó darme el beso

cuando me dijo adiós.

Ya intuí que algo raro pasaba.

¿Sabes? En otros tiempos

fue muy zalamera.

Tal vez se acordó de Judas

y no quiso con un beso

sellar su traición.

--Joaquín--



La solución más universal y aceptada a una crisis de atragantamiento es la llamada Maniobra de Heimlich (conocida así por el médico alemán que la inventó). Consiste en abrazar por detrás a la victima del atragantamiento y realizar una serie de fuertes y breves comprensiones abdominales, justo por encima del ombligo para forzar a salir el objeto que obstruye la respiración, como si un corcho de botella se tratara. Esto ha salvado miles de vidas en todo el mundo..

Pero el mayor experto en este peculiar asunto fue el médico norteamericano Chevalier Jackson, que murió a mitad del siglo pasado. Está calificado como el padre de la broncoesofagoscopia mundial. Su obsesión eran los objetos extraños que habían sido tragados. En el curso de su larga carrera profesional, Jackson se especializó en diseñar instrumentos y perfeccionar métodos para recuperar tales objetos. 

Al doctor Jackson le dio por guardar y coleccionar todo lo que extraía, él y otros colegas suyos. Así que reunió en su casa, y ahora se exponen en la sede del Colegio de Médicos de Pennsilvania, más de 2.400 objetos ingeridos imprudentemente. Entre estos objetos hay de todo: 
una trompeta de juguete, una llave de radiador, unos binoculares de miniatura, un crucifijo, varias cucharas, muchas monedas y hasta fichas de póker. 

Joaquín

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