¡Cuánto tiempo ha pasado,
oh, cristalina fuente, oh bosque, oh prado,
oh mis fieles amigos,
desde los los breves días
en que erais testigos
de aquellas juveniles alegrías!
Se heló cuan flor de almendro mi esperanza,
fue mi dicha humo vano
que miré disiparse en lontananza,
o hierbecilla que agostó el verano.
Ya que sólo en vosotros no hay mudanzas,
benigno el cielo quiera,
que aquí en vuestra compañía, viva y muera.
--Francisco R. Marín--
Según la Iglesia, San Isidro fue de origen humilde. Pero es raro, porque casi todos los santos y grandes hombres de fe fueron de extracción noble..
Y nos dice la tradición: en un tiempo en los que la pequeña población de Magerit (Madrid) aun estaba en manos de los musulmanes, dos de sus moradores de origen cristiano, Inés y Pedro, más pobres que carracuca, parieron un niño al que pusieron de nombre Isidro, seguramente en honor a San Isidoro de Sevilla, el sabio nacido cinco siglos antes.
Sólo habían pasado cinco años de la avenida del niño al mundo cuando los cristianos del rey Alfonso VI se apoderaron de la futura Villa y Corte y los papis de Isidrín se pusieron a trabajar con el rico hacendado Iván de Vargas. Allí creció el niño y allí se hizo zahorí (buscador de agua) y santero...
Siguen diciendo la tradición que ya de mayorcito se trasladó a vivir a Torrelaguna (un pueblecito al norte de Madrid) porque en la capital estaba la cosa revuelta.. En ése pueblo se enamoró y casó con María Toribia, la futura María de la Cabeza (otra santa) y tuvieron varios churumbeles.
Cierta mañana de verano su hijo mayor se cayó a un pozo, y esa fue la oportunidad de hacer su primer milagro: salvó a su vástago de una muerte segura y sin ningún rasguño.. Otro día permitió a su mujer, María, cruzar el rio Jarama a pie en un momento de aprietos e infidelidades que contra ella lanzaban gentes del pueblo..
Pasado el tiempo se le ve al mozo otra vez en Madrid, por los arrabales de San Andrés, y ya muy anciano muere en 1172. Es enterrado en el cementerio de la misma iglesia de San Andrés.. Y hasta aquí la leyenda..
Ahora vamos a la realidad: según nos cuenta el códice de Juan Diácono, el único que habla de él y de sus peripecias (su origen se remonta a cien años después de la muerte del santo), Isidro fue un experto en averiguar dónde había agua para hacer pozos, y nos habla, a su vez, de cinco milagros y no de cuatrocientos como le atribuye la leyenda..
La aureola de santón de San Isidro fue pasando de generación en generación, y ya en tiempos de Felipe II se propusieron santificarlo oficialmente; cosa que sucede, por fin, en 1622 por el Papa Gregorio XV.. En 1960 se le nombra patrón de los labradores. En Fuente de Cantos este año se cumplen 82 años de la Romería en su honor..
Los reyes de España a menudo recurrían a los despojos de San Isidro como amuleto para curar enfermedades de su familia, llevando y trayendo el cuerpo de un lado para otro. Y hasta aquí lo oficial. Ahora viene la historia real y novedosa..
Según la historiadora Matilde Fernández, en la sociedad musulmana de entonces se daba mucho la figura del wali, una especie de santones muy populares, normalmente de extracción marginal, hombres de campo y esclavos analfabetos que llegaban a ser verdaderos ascetas (tipos que creen llegar a la perfección espiritual a través de privarse de placeres terrenales) llegando a ejercer sus virtudes religiosas estando casados..
Según esta teoría, la historia de San Isidro pudo ser la de un santón musulmán de origen bereber que vivió en un periodo previo a la conquista de Madrid por los cristianos.. Ante el fervor que le profesaba el pueblo llano musulmán, la tradición milagrera fue asumida por los nuevos conquistadores cristianos que la hicieron como suya propia, y así hasta ahora..
En fin, esto es lo que hay, pero como dijo aquél, "no dejemos que la verdad arruine una buena primicia". En realidad, aquí lo que importa es pasarlo bien y divertirse y el que le tenga cariño y fe que se lo tenga.. ¡qué más da que sea moro o cristiano!..
Joaquin Yerga
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