Entre placeres y amores
fueron pasando mis años
sin recelos ni temores,
mi corazón sin engaños
y mi alma sin dolores.
Mas hoy ya mi corazón
por su bien ha conocido
de los hombres la traición,
y mi alma ha descorrido
el velo de la ilusión.
Ayer vi el mundo risueño
y hoy triste lo miro ya;
para mi no es halagüeño;
mis años han sido un sueño
que disipándose va.
--Espronceda--
Decían antiguamente que la esclavitud era el monstruo que acechaba bajo la cama. Nadie podía vivir totalmente seguro de que nunca sería esclavizado, sin importar lo rico y aristocrático de su linaje.
Si tu ciudad o país entraba en guerra, (cosa muy habitual entonces) o viajabas en barco y éste era asaltado por piratas, tu suerte estaba echada, los vencedores te vendían al mejor postor. Llenas estaban las ciudades de mercaderes sin escrúpulos dispuestos a comprar y revender personas de toda condición..
Según la ley romana, los esclavos eran propiedad de sus amos y no tenían personalidad legal. Podían ser azotados por disciplina o por desahogo del dueño, podían separarlos de los hijos, acostarse con ellos, venderlos o apalearlos y matarlos..
Cuando las legiones romanas conquistaron Grecia, centenares de miles de griegos fueron esclavizados y llevados a Roma. Pero resultó que los griegos eran más cultos que sus dueños, los romanos, y la mayoría de ellos fueron utilizados como instructores, educadores y profesores de los jóvenes romanos.
Fijaos: era fácil para un romano más o menos pudiente, pasarse por el lugar de subasta de esclavos, comprar a un griego por dos perras y que le sirviera de profesor para su hijo, de filósofo para su casa o de administrador de sus bienes.
Pero no os escandalicéis, ya sabéis que Fuente de Cantos fue uno de los pueblos de Extremadura con más esclavos, llegamos a tener casi doscientos de una tacada.
Los esclavos eran comprados en Zafra, (el mercado más importante de la provincia) por fuentecanteños pudientes o por conventos. Allí los llevaban desde el puerto de Lisboa procedentes de África. Los vendían los tratantes que a su vez se los compraban a negreros. En fin..
Por cierto, la calle de la foto de portada es Almena.
Joaquín
Plaza de la Constitución
calle Gravina
calle Isabel la Católica, el domingo
calle Llerena, el domingo
una esquina del Altozano de los coches
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