lunes, 17 de mayo de 2021

Nadie le explicó a la niña qué hacer en su noche de boda, y así pasó

                                                                                  


Se casaba en segundas nupcias el bestia de Fernando VII (era ya viudo) con María Josefa de Sajonia, una niña de 15 años que se había criado en un convento; él tenía 36, y nadie le había explicado a la pobre niña cómo era eso de las relaciones sexuales; algo que solía hacer algún pariente femenino de la familia real. ¡¡Imaginaos entonces la situación!!.. 

María Josefa entra en la habitación la primera noche de boda asustada; aterrada diría yo. Ve llegar a ese animal gordo y grasiento que era ya Fernando, babeando de excitación, es decir, más salido que el mango de un paraguas (es público y notorio los desorbitados atributos sexuales de éste tontainas). 

La niña al verlo llegar así, con los ojos como platos, cachondo y fusta en mano, sale corriendo por los pasillos de palacio como alma que lleva el diablo..

El rey, disgustado por la acción de la chiquilla, convence a su cuñada y a la camarera mayor para que instruyan como es debido en los oficios del amor a la muchacha. Lo hacen, y a la noche siguiente la chica accede a sus libidinosos deseos. Pero está tan asustada todavía que al ser penetrada con semejante atributo por este bestia, la pobre niña se caga encima de él (con perdón).. Así, tal cual...

A pesar del cabreo el rey termina la faena, se limpia como puede de la porquería y no vuelve a ver a María Josefa hasta treinta días después.. Y mirad qué desgracia, la pobre reina muere diez años después sin haber tenido descendencia.. 

Por cierto, ahora decimos y despotricamos de la buena vida de los reyes, pero: ¡¡Pobres reinas de entonces, casi todas simples niñas de jugar a la comba que las casaban con memos como el tragaldabas este de Fernando VII por cuestiones de protocolo!!. En fin. 

Perdonadme el vocabulario tan soez

Joaquín


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