¿A mi me lo decís? Lo sé, es mudable,
es altanera y vana, y caprichosa;
antes que el sentimiento de su alma,
brotará el agua de la estéril roca
Sé que en su corazón, nido de sierpes,
no hay una fibra que al amor responda;
que es una estatua inanimada..., pero...
¡es tan hermosa!
--Bécquer--
Debió ser emocionante escuchar a aquellos viajeros que volvían de países remotos después de años ausentes. Sí, oírles hablar de costumbres extrañas, de gentes raras, de paisajes de ensueño, o de animales y plantas nunca vistas...
Tuvieron que ser verdaderos héroes; tipos valientes, osados, que se atrevieron a transitar por caminos infectados de malhechores, atravesar escarpadas montañas y vadear formidables ríos sufriendo mil calamidades. También se divirtieron, claro..
De los viajeros de antaño, tal vez los más importantes fueran: Herodoto (el padre de la Historia) que enrolado en los ejércitos griegos nos contó de primera mano todo lo que veía en aquella lejana época, Marco Polo y su fascinante viaje de veinte años a China, inaugurando la Ruta de la Seda, Ruy González de Clavijo, ese enviado el rey castellano Enrique III que en el siglo XIV llegó hasta Samarkanda, capital el Imperio Mongol con una embajada de amistad, o Cristóbal Colón y su hazaña americana.
¡Bien, todo estupendo!, pero si algunos deben sentirse orgullosos de haber cobijado en su seno patrio a más viajeros intrépidos y valientes de la historia, esos, sin duda, deberíamos ser nosotros, los extremeños..
Cada viajero que se internaba en lo desconocido, supongo, buscaría satisfacer algún instinto o apetencia. Unos lo harían por simple aventura, otros por descubrir cosas nuevas, y hasta por acumular riquezas los hubo. Pero daba igual el motivo, lo que cuenta es la aventura y el poso que dejaron en la historia. El afán de los extremeños fue variado, pero sus hazañas fabulosas. Mirad, sino:
¿Qué me decís del héroe de Medellín, Hernán Cortes?. Gallardo, apuesto, faldero, inteligente, atrevido; con apenas 500 hombres conquistó para España un país como México, tres veces más grande que el nuestro y poblado por casi 20 millones de feroces indígenas..
O de Francisco Pizarro, el trujillano, con 168 soldados y 37 caballos se hizo con un país, Perú; inmenso territorio defendido por un ejercito de 30.000 soldados incas dispuestos a todo. A base se sagacidad y sabiduría se impuso a las adversidades.
¿Y Pedro de Valdivia?.. De Villanueva, otro jabato, conquistó Chile, murió como un héroe a manos de los fieros araucanos.
Francisco de Orellana fue otro trujillano inmenso: Valiente, sagaz, recorrió en una barcaza el Amazonas de rabo a cabo; 5.000 kilómetros de aguas selváticas y peligrosas (el primer hombre blanco en hacerlo) y vivió inmensas aventuras. Él le puso el nombre al Amazonas y a casi todos los enormes ríos de la zona. Murió a causa de una flecha envenenada lanzada por los carnívoros indios caribes..
¡Y de Vasco Núñez de Balboa, qué..! Jerezano, exploró tupidas junglas, escaló volcanes y descubrió el océano Pacifico. A él se le debe este nombre..
O Hernando de Soto, de Barcarrota, que recorrió América de punta a punta y descubrió el Missisippi, Florida, Carolina de Norte, Tennessee... Estuvo preso por los indios y enamoró a la hija del jefe, precursora de Pocahontas..
Y Diego de Alvarado, y Pedro Cieza de León, y Pedro de Alvarado, y Diego García de Paredes, y Juan Ruiz de Arce, y Inés Suárez (amante de Valdivia, vivió sus mismas aventuras) y María Escobar, trujillana, introdujo el trigo y la cebada en América, y.... ¿Alguien da más? ¡No lo creo!.. Docenas y docenas más de tipos y tipas inolvidables y valientes, y extremeños para gloria eterna nuestra....
Pero, ¿Y los de Fuente de Cantos? ¿Qué vinculación teníamos nosotros con América? ¿Qué hicimos nosotros?. Para empezar os diré que bastante.
Fijaos: fuentecanteños antepasados nuestros a América se fueron muchos: hombres, mujeres y niños, y hasta matrimonios. Sólo en el siglo XVI, 291 paisanos y paisanas embarcaron para allá y ayudaron a engrandecer aquellas tierras y expandir nuestro idioma.
En fin, otro día os cuento más..
Joaquín
pequeño altar en la calle Llerena, tras los cristales
Pequeño altar dentro de un portal, en la calle Llerena
Altar al corpus en la calle Llerena
Pequeño altar en el exterior, calle Llerena
altar preparado para recibir al Corpus, en la Hermosa
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