Si ha de ser condición de mi dicha el olvido
de ti, quiero estar triste siempre, como he vivido.
Prefiero la existencia más árida y doliente
al innoble consuelo de olvidar a mi ausente.
Por lo demás, ¡qué tengo sin ti de cosa propia,
que me halague o sonría en esta clara inopia,
ni qué luz en mis noches me quedará si pierdo
también la lamparita cordial de tu recuerdo!
--Amado Nervo--
Juan Pablo I fue el último Papa sobre el que recae serias sospechas de que fuera asesinado; quizás algún día sepamos la verdad. Según la historia de la Iglesia, al menos quince o veinte Papas se han ido al otro barrio de manera violenta o envenenado, que ha sido siempre la manera más sibilina y fácil de deshacerse de alguien que molesta.
El Papa Esteban VI se llevó fatal con su antecesor, Formoso I. Tal es así que al ser nombrado pontífice lo primero que hizo fue hacerle un juicio postmorten a Formoso, del que salió, como era de esperar, culpable de usurpar el poder. Claro, que todos los que habían participado en el proceso eran cardenales amigos suyos. Fijaros la condena:
Desenterraron al pobre Formoso, le despojaron del ropaje papal y de los ornamentos sagrados, y le arrancaron los tres dedos de la mano derecha con los que los eclesiásticos suelen bendecir; después arrojaron lo que quedaba del cadáver al rio Tíber para que los peces hicieran buena cuenta de los restos..
El pueblo de Roma al enterarse de lo sucedido montó en cólera, la chusma invadió el Vaticano y al vengativo Papa Esteban directamente lo estrangularon ¡qué muerte más beatifica!.. Esto pasaba en el siglo IX.
En fin, menos mal que Francisco no es de esos; la prueba es está en que su antecesor, Benedicto XVI, aún sigue vivito y coleando a sus 95 años..
Joaquín
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