sábado, 21 de mayo de 2022

La bola y la pluma..

                                                                                     



¿Sólo tú mi secreto no conoces,

por más que el alma con latido ardiente,

sin yo quererlo, te lo diga a voces?

Y acaso has de ignorarlo eternamente,

como las ondas de la mar veloces

la ofrenda ignoran que les da la fuente.

--Manuel del Palacio--


Un día, desde la torre inclinada de su ciudad, Pisa, dejó caer al vacío una bola de plomo y otra de madera, las dos a la par. Quiso demostrar que: “todo objeto, independientemente del tamaño y materia del que esté hecho, alcanzan la misma velocidad y deberían caer al mismo tiempo en el suelo. 

Acertó, y desmintió las teorías de Aristóteles que eran las que habían permanecido como aceptables hasta entonces. Con ésta increíble demostración llegaríamos a una desconcertante conclusión: que una pluma y una bola de plomo llegarían al suelo las dos a la vez si las arrojáramos desde algún lugar elevado. La única condición que necesitábamos para que esto ocurriera era que no hubiese aire que rozara los dos objetos. Para argumentarlo inventó la bomba de aire, con lo que demostró sin paliativos su asombrosa teoría.

El tipo se llamaba Galileo Galilei, y posiblemente sea el primer hombre de ciencias moderno de la historia. Y después de Newton el más importante, por lo menos hasta Einstein.

Siendo aun joven supo de la existencia de unos telescopios rudimentarios que habían inventado en Holanda y ni corto ni perezoso se dispuso a construir él mismo unos parecidos. Como era un “manitas” la cosa salió bien y oteando el firmamento con ellos se llevó la sorpresa de su vida, contempló un universo desconocido hasta entonces para el ojo humano.

Poco a poco, y perfeccionando sus instrumentos fue descubriendo estrellas nuevas y llegó a observar las lunas de Júpiter y los anillos de Saturno. Algo impensable y que nadie sabía que existían. Invitó a mucha gente a mirar por su tosco telescopio para que vieran lo que él, pero asustados pensaban que se trataba de cosas de magia negra o alucinaciones promovidas por el Diablo..

Galileo murió en Florencia a los 77 años. Para su desgracia, y por corroborar la teoría heliocéntrica, en la que el centro del universo es el Sol y no la tierra, lo pasó regular en sus últimos años de vida por culpa de la Inquisición.

Ahora la iglesia, quinientos años después, pidió perdón por el disparate. En fin, como dijo Einstein, “todos somos muy ignorantes, lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas”.

Joaquín



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