Y si un día para mi mal
viene a buscarme la parca,
empujad al mar mi barca
con un levante otoñal
y dejad que el temporal
desguace sus alas blancas.
Y a mi enterradme sin duelo
entre la playa y el cielo
--Serrat--
Los españoles, por muchas razones, pero también por orillar el Mediterráneo, somos gente con suerte. Precisamente en las riberas de éste mar nacieron todas las culturas y religiones importantes que en el mundo han sido.
El mar Mediterráneo, al que los romanos pusieron por razones obvias Mare Nostrum (Mar Nuestro) es un pequeño mar interior con un único contacto con el océano; el estrecho de Gibraltar. Es éste un angosto canal de quince kilómetros de anchura y gracias a él sus aguas se renuevan, aunque no tanto como sería necesario por lo que acumula un alto grado de salinidad.
Éste Mar Nuestro, ahora tan saturadas sus costas, tiene una extensión de unos tres millones de kilómetros cuadrados (seis veces más que España). Es de escasa envergadura si lo comparamos, por ejemplo, con el Atlántico (ciento seis millones), o con el Pacifico (el más grande), que posee nada menos que ciento ochenta millones de kilómetros cuadrados.
Pero si geográficamente son menudas sus proporciones no lo es en la historia que ha nacido y desarrollado en sus contornos.
No hay religión importante en el mundo, salvo las orientales, (y estas están circunscritas allí) que no hayan visto la luz cerquita del Mediterráneo. La primera de ellas, la judía, nació en Palestina, en el mismo sitio, por cierto, que sus primos hermanos los cristianos. Ya sabéis que Jesús anduvo toda su vida a unos pocos kilómetros de su orilla. La otra gran religión, la musulmana, tampoco se alejó demasiado de éste mar, pues si bien Arabia Saudita y la Meca (donde nació Mahoma) no tiene fronteras directas con él, toda la cultura y civilización de la que procede tiene su origen en el Mediterráneo.
Y en el Mediterráneo estaban los egipcios que llevaron su civilización a lo más alto nunca visto hasta entonces.
¡Y qué me decís de los griegos! Estos en la otra orilla, en la de enfrente. Gran parte de sus conocimientos lo adquirieron de los egipcios y cretenses. Sí, Creta, ésa isla en mitad del mar y hoy perteneciente a Grecia, desarrolló a la par que los egipcios una cultura espectacular.
Los Griegos concibieron (si exceptuamos la actual) la mayor cultura que el hombre haya engendrado jamás. La hicieron al borde de éste mar, y muy relacionada con él pues sus grandes viajes marinos y la colonización de nuevas tierras tuvo mucho que ver con su desarrollo y esplendor. Ellos pusieron la primera piedra de nuestra civilización occidental.
Pero sin duda fueron los Romanos los verdaderos dueños del Mediterráneo, por algo fue, su Mar. Y además ellos se encargaron de expandir toda la sabiduría acumulada por todo el orbe conocido hasta entonces.
Más tarde surgió otro tipo de cultura, la Otomana (turca) de religión musulmana pero con sus propias peculiaridades. Los otomanos, procedentes de las estepas asiáticas, arrebataron a los bizantinos ortodoxos toda la actual Turquía y fundaron un reino (sultanato) con capital en la deslumbrante Estambul (antigua Constantinopla).
A partir del siglo XVI los españoles tomamos las riendas del poder en el mundo. Pero la zona de influencia de éste al descubrirse el nuevo continente americano se trasladó hacia el Atlántico. Y el Mediterráneo comenzó su declive. ¡Y los extremeños entramos en acción, en América!..
Hoy en día el mar Mediterráneo mantiene cierta importancia en el planeta, pero no ya como epicentro de ninguna civilización importante, ni como eje comercial y de prosperidad, sino como centro de graves problemas, tanto religiosos, de inmigración o de pobreza.
¡Claro, que siempre nos quedará Benidorm!
Joaquín
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