Y es que, en estas tinieblas donde me pierdo
todo está confundido con tu recuerdo,
¡Sin él, todo es silencio, sombra y vacío
en la tierra y el viento y el mar bravío!.
--Federico Balart--
La familia de Cynthia Ann Parker, de origen inglés, acababa de instalarse en un pequeño rancho aislado en la zona occidental de Texas, es decir, donde los indios aún campaban a sus anchas.
Al poco de llegar los indios asaltan el rancho y casi liquidan a toda la familia. A todos les arrancaron las cabelleras; a los hombres además los testículos. Ése era su ceremonial de guerra.
A la abuela la empalaron con lanzas en el suelo y la violaron repetidas veces antes de asesinarla. Al menor, un bebé de apenas unos meses directamente lo degollaron. Era habitual en ellos deshacerse de los más pequeños. Tan solo y como mal menor a los adolescentes lo raptaban y los integraban posteriormente en su tribu. Por eso se libró Cynthia… tenía nueve años.
A Cynthia se la llevaron y la hicieron casar con uno de los jefes de la tribu. Pasado el tiempo olvidó su idioma y acabó siendo una mujer india más; tan solo la delataban sus hermosos ojos azules.
Un grupo de buhoneros que trapicheaban con los indios se fijó en sus bonitos ojos claros y difundió la noticia entre los colonos. Un tío de Cynthia, James Parker, se propuso rescatarla, y la buscó incansablemente durante diez largos años.
James Parker logró encontrarla y con ayuda de los soldados yanquis rescatarla. Pero, para desesperación de su tío, Cynthia no quiso nunca dejar de ser una india más.
Realizaron titánicos esfuerzos para que Cynthia volviera a la civilización de su infancia, pero puso tanto ardor en impedirlo que incluso se negó a comer. Éste fue el medio que utilizó para morir. Lo hizo de inanición a la edad de 42 años.
Por si no lo sabéis, es el guión de la película Centauros del desierto, dirigida por John Ford y protagonizada por John Wayne, basado, por supuesto, en esta historia real.
Por cierto, acaban de nombrarla como la mejor película del oeste jamás filmada.
Joaquín
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