Estas pobres canciones que te consagro,
en mi mente han nacido por un milagro.
Desnudas de las galas que presta el arte,
mi voluntad en ellas no tiene parte,
yo no sé resistirlas ni suscitarlas;
yo ni aún sé comprenderlas al formularlas,
y es en mi su lamento, sentido y grave,
natural como el trino que lanza un ave,
sanas inspiraciones que tú me envías,
puedo decir, esposa, que no son mías:
pensamiento y palabra de ti recibo,
tú en silencia las dictas, yo las escribo.
--Federico Balart--
He oído decir un par de secretillos morbosos de Abraham Lincoln, el que fuera dos veces elegido presidente de los Estados Unidos, y os los voy a contar...
Como sabéis Lincoln, nació en el estado de Kentucky pero se trasladó muy joven con su familia a Illinois. Y allí precisamente, en su capital Springfield, está su venerada tumba.
De Abraham Lincoln habría que utilizar toneladas de papel para escribir sobre su vida o enumerar sus míticas frases. De él nos dice un escritor, cuyo libro acabo de leer, que era un racista, a pesar de haber pasado a la historia como el gran político que abolió la esclavitud. Y nos cuenta las causas reales que lo indujeron a acabar con esa ignominia, que no fueron otras, por cierto, que motivos estratégicos durante la guerra.
Además, según fuentes bien documentadas, parece ser que Abraham Lincoln era homosexual, o cuanto menos bisexual. Y son estos, por supuesto, secretillos no punibles, que cada cual haga de su capa un sayo. Lo cuento solo a modo de chismorreo para regusto de morbosos que haberlos haylos.
Lincoln se casó y tuvo hijos, pero se le cuentan al menos media docena de amantes... de pelo en pecho ¡claro!
Joaquín
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