Felipe, ¡Oh, qué buen presidente para nuestra República!

                                                                                    

Porque es mucho dolor que siempre ignores

que yo te quiero ver, que yo te llamo,

sólo para decirte que te amo,

que eres siempre el amor de mis amores.

--Carolina Coronado--

Dice el viejo refrán castellano que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer. A ésta monarquía nuestra, por vieja, la conocemos de sobra.

Y es la nuestra una monarquía parlamentaria. Os aseguro que nada tiene que ver con las antiguas, ya sean éstas absolutas, ilustradas o de cualquier otra versión descafeinada. Aquí se cumple a rajatabla aquello de que: El rey reina, pero no gobierna, apenas tiene competencias, sólo protocolarias. De sobra sabéis que el que manda en España absolutamente, aunque con permiso del fugitivo Puigdemont, es Pedro Sánchez. 

Pero es verdad que al rey no lo elegimos cada cuatro años como al presidente de una república, sino que el cargo se hereda de padres a hijos, sin embargo teniendo en cuenta que la constitución le otorga poderes muy limitados y poco decisorios, ¡Qué más nos da!..

Ventajas de Felipe, el rey: Tiene una experiencia notable en relaciones internacionales, habla idiomas, domina la diplomacia, y sobre todo es respetado por los grandes mandatarios mundiales.

¿Los gastos que genera la familia real? ¡Buah, pecata minuta en comparación con el despilfarro del gobierno!. Siete millones de euros es su presupuesto, que en comparación con los trescientos o cuatrocientos millones gastados sólo en mascarillas defectuosas, ya me diréis. 

Y digo yo, ¿un hipotético presidente de la República Española, no tendría los mismos gastos? Necesitaría algún palacete con servidumbre, asesores etc. etc. igual que ocurre en la presidencia portuguesa o italiana, que son países con sistemas electorales parecidos al nuestro y que, por cierto, tienen mayor presupuesto que nosotros para este tema...

No me asusta la idea de que algún día tengamos una República Federal Española, pero tendremos que hacerlo con tiempo, con mesura y una vez hayamos alcanzado el grado necesario de responsabilidad. 

Hacedme caso, con una República, ni seremos más ricos, ni mas demócratas, ni reduciremos el paro, tal vez empeoraríamos todo.

Joaquín